▪︎ Nuestro final feliz... ▪︎

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Capítulo 25:

Aledis:

Puedo decir que me tomo por sorpresa, puedo, porque no lo haré.

Estaba de camino al chico departamento que con los años se volvió parte de mi refugio.

Parte, porque mi refugio eres vos. El tenerte cerca y sentir tu respiración mover los mechones de mi nuca, la sensación de una brisa de una noche nevada, la más fría del año, erizar mi piel al estar a tu lado, separadas solo por unos pocos centímetros. Eso...aquello...es mi refugio...mi hogar.

Fue en ese momento donde ella se cruzó en mi camino. La madre que hace tanto dejo de actuar como tal. Tal vez -no, tal vez no, lo se- desde que dije que aún mantenía contacto con vos. Que aún te veía y nuestras charlas hasta la madrugada seguían. No porque no me creyó. Después de todo también eras su hija.

Mi vista de pronto se puso borrosa, y toda mi energía fue para controlar las lagrimas que cual río trataban de descender por mi rostro hasta desvanecerse en el suelo. No podía llorar frente a ella, frente a nadie.

Te lo prometi.

- Hija...- Por algún motivo el escucharla me producio rechazo, hacia ella, hacia mi. - Te...te ruego que me escuches...-'Lo estoy haciendo' hubiera sido una buena respuesta, pero no te tengo a mi lado. No te tengo cerca para darme tu autorización, y la valentía que solo encuentro a tu lado se esfuma como la última brisa de la estación. En vez de eso, con las manos en los bolsillos de aquella fina chaqueta roja que me llega hasta las rodillas que llevaba, preferí guardar silencio. Con los labios en una línea recta, y los ojos reflejando una y mil emociones. Tan contradictorias, pero iguales a la vez. Emociones que por ahí, y solo vos, logres decifrar todas. - Yo...te quiero...eres mi hija...y...y eso no va a cambiar por nada del mundo... - Me mordi el labio inferior con fuerza, pero afloje cuando un leve dolor en la zona surgió. Fue un exitoso intento de frenar todos aquellos pensamientos hacia ella que en ese momento deseaba exteriorizar. -

Ella también era tu hija, y aún así, pareciera que su recuerdo fue escondido tras puertas en tu mente, tras candados y cofres llenos de dudas mal guardadas, mentiras que tratas de hacer verdades y inseguridades que refugias con negación. Ella también era tu hija, pero solo parece que tratas de olvidarla, rechazar su existencia, hacer como si de un mal sueño se tratara. Pero, todos esos intentos parecen en vano, cuando días antes de partir de casa entre sueños y pesadillas te oí pronunciar su nombre con pesar, un suave susurro que demostraba tanta tristeza, miedo, desolación y arrepentimiento, removiendo te en las suaves sábanas como un inútil intento de alejar aquellos fantasmas que te persiguen aunque trates de fingir que no. Ella también era tu hija, y hace tanto dejaste de demostrarle tu amor, que me duele, me lastima...me quema. Mis ojos siguen fijos en su persona, en ningún momento se apartan.

Y pienso.

'Nada en el mundo'

La nada abarca poco, pero cuando se la compara...llega a ser tan grande que asusta. Hay tanto en este mundo, que decir: nada, es mentira.

Porque te puedes referir a nada en el término de lo que coneses. ¿Pero lo que sabemos es tanto como para compararlo con lo que no sabemos? Decimos 'nada en el mundo' pero, hay tantas cosas acá, que posiblemente afirmamos algo por sobre lo que desconocemos, sin tener en cuenta que luego podemos conocer algo que cambie nuestro pensamiento, y le saque validez a la afirmación.

- Te prometo que te escucharé...que te creeré, pero vos,...vos jurame que intentaras avanzar...olvidarla. - Se notaba desesperada, triste, aún así eso no me importó cuando insinuó el hecho de que debía olvidarte, de que eso era lo mejor, y solo tú recuerdo me hacia daño. No me importó cuando quien nunca me abandonó, y siempre me creyó fuiste vos, no me importo ni siquiera al ver el azul de sus ojos más intenso, y las lágrimas brotar de ellos en un llanto desgarrador y silencioso. Sos todo lo que siempre tuve. La mire. Y seguí de largo. Segui con mi camino, uno en donde ella ni nadie salvo tu puede acompañarme. A donde las hipocresía y malos recuerdos quedaron atrás. Sos mi futuro...sos todo lo que necesito. Me has entendido y apoyado. -

Adiós mamá, hace tanto debí despedirme, perdon por hacerte esperar. Es hora de avanzar, vos sos junto a todos lo que debo olvidar.

-Adiós. - Y exteriorise mi despedida. Exteriorise el adiós que por mucho me guarde, sin tener el valor de despedirme de quien me dio la vida, de cortar aquellos lazos que nos unen. Solo la sangre que compartimos quedo como lo que nos vincula, pero eso solo lo sabremos nosotros. Porque ahora solo necesito a una persona, solo alguien es mi familia, la que necesito y quiero. Solo eres tú y nadie más. -

▪︎Por Siempre Juntas ▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora