Capítulo 4

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•De aquí no sales (cap 4: disputa) - Rosalía
•Reniego (cap 5: lamento) - Rosalía
•Preso (cap 6: clausura) - Rosalía

Omnisciente Pov

Lauren había sido llevada a casa por Camila en su camioneta monstruosa. La ojiverde la invitó a quedarse. Eran casi las cuatro de la mañana y prefería no dejarla ir de noche, no quería sentirse responsable de algún accidente.

—Siéntate, Camila.—La morena obedeció.

No me digas así, tenme más confianza.

Perdón.—Se sentó a su lado en el sillón.

No me pidas perdón, Lern.—La miró con curiosidad—No me gusta "Laur", creo que "Lern" te queda mejor.

Me gusta.Sonrió—Camz.

Me gusta más que "Mila". Cuéntame algo de tí.

Pues no hay mucho que contar.

Quiero conocerte, bonita. ¿Trabajas?

No.

¿Estudiaste algo en la universidad?

Sí, soy maestra.

Que tierno, se te deben dar bien los niños.

Realmente sí, ¿Tú?

Gestión de empresas.

Debe ser interesante.

Creeme que no, ¿Por qué no ejerces tu profesión?

Darren dice que no es necesario.

¿Alguna vez tuviste la oportunidad de siquiera empezar?

No, ¿Tú tienes hermanos?Se quitó los tacones.

Una hermana, ocho años menor, ¿Tú?

Tengo un hermano y una hermana, yo soy la mayor, ¿Tienes algún hobby?

Nada muy específico, me gusta el ajedréz, pero no tengo mucho tiempo para ello.

¿En serio?

Sí, ¿Tú?

Yo no podría, no tengo pasatiempos.

¿Y que haces todo el día si no trabajas?Un ladrido las interrumpió. Cleo había despertado y buscaba a su dueña. Llegó hasta la castaña. Ella la levantó y Cleo comenzó a lamer su rostro cariñosamente.

Clee.—La alejó un poco.

Que linda que es.

Lo sé. Se llama Cleo.

—Un placer conocerte, Cleo.—La perrita caminó por el sillón hasta ella y olió su mano. Luego se retiró y se recostó sobre la parte baja del abdomen de Lauren, como solía hacer de costumbre. A Camila le resultó algo raro esto, pero no dijo nada. La ojiverde acarició el lomo de la cachorra con ternura.

Por otro lado, Darren luchaba por salir del auto de la cubana. Estaba dentro del garage de su casa, y lo sabía; no entendía cómo era que había llegado a un auto que no era el suyo. Las puertas de la camioneta estaban abiertas, pero la borrachera no le dejaba hacer mucho. Luego de unos minutos de intentar salir, lo consiguió.

Caminó hasta dentro de la casa. Escuchó algunas risas que le aturdieron, una de ellas era la de su esposa. Odiaba su risa, odiaba escucharla, aunque el resto del mundo la amara, él no. Camila acariciaba su muñeca mientras le contaba de aquella vez en la que hizo el ridículo en frente de toda la escuela, con el fin de sorprender a sus amigos. La rabia invadió a Darren.

Caminó a paso lento detrás de ellas. Camila desfiguró su sonrisa cuando vió al castaño con una cara seria. Tomó rápidamente el cabello de Lauren y lo enrredó en sus dedos en él. Tironeó de él y empujó al piso. Su brazo golpeó contra la mesita de café de madera.

¡Suéltala!Ni siquiera se inmutó y arrastró a la ojiverde del cabello hasta él. Cleo ladró. El castaño la miró y ella reprimió su ladrido, para luego esconderse detrás de la mesita. La castaña seguía luchando contra su esposo—¡Te dije que la sueltes!Darren soltó a Lauren para luego estampar su mano en su mejilla nuevamente. Ella gimió por el dolor. La cubana se acercó a él, pero antes de que pudiera alejar a su amiga de su vista fue abofeteada ella también. El castaño retomó su postura y tomó a la pobre muñequita de porcelana de la mandibula.

¡Zorra!La gritó. Las lagrimas comenzaron a rodar por sus mejillas—¡Además de ser una mierda, quieres engañarme!La impulsó contra el piso y su cabeza golpeó contra este.

¡Estás loco!—-Darren simplemente ignoraba a Camila. La ojiverde intentaba recuperar la compostura, sin éxito volvió a caer en el piso, gracias a la patada en el estómago que recibió. Un poco de sangre se derramó de sus labios antes de que sus parpados se dieran por vencidos. Un jarrón chocó contra su cabeza, dejándole a él también incosiente. Antes de que pudiera hacer algo, Camila notó que eso ya había ido muy lejos. Llamó al número de emergencia y pidió una ambulancia para ambos, pero sobre todo por Lauren.

Tenía que llegar al fondo de todo, no podía dejarla sola luego de ver todo el odio y violencia que había recicibido esa mujer en un par de minutos. Cleo salió de su escondite y comenzó a ladrarle a Lauren. La cachorra se asustó al no verla moverse, comenzó a lamer su rostro, para intentar despertarla, sin éxito. Se acomodó muy cerca de su cuerpo y comenzó a lloriquear por ella. Camila tenía que llegar al fondo de todo eso.

Secretos que no deben guardarse [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora