El beso - Mon Laferte
Omnisciente Pov
Los largos brazos de la morena se extendieron por su espalda y subieron hasta arriba el vestido color rojo carmín, cerrándolo con el cierre color dorado. Se colocó unos aros también dorados y unos tacones del mismo color que el vestido. Recogió su cabello en un moño desordenado que le daba volumen.
Caminó hasta el baño de su departamento y entre todo el desorden, delineó sus ojos, aplicó rimel y un labial que apenas destacaba sus finos labios. Observó sus curvas a travez del espejo. Su figura era envidiable, y ese vestido lo hacía notar, se sentía segura de sí misma. El largo; el contraste de la tela con su piel bronceada; el cómo marcaba sus mejores atribujos en la parte baja de su espalda; y cómo resaltaba sus pequeños pechos.
Tomó su celular y su bolso y salió de su apartamento. Se subió a su camioneta y condujo hasta la fiesta de la empresa. Ser la principal economista, de la empresa más exitosa hasta el momento, de celulares del momento no era poca cosa. Mucha gente creía que una camioneta tan monstruosa como la suya, era demasiado para la delicada Camila.
Ese era su nombre. La cubana no había sido la más privilegiada, pero sí había llegado a la cima. Camila estacionó frente a la sede de reuniones de socios de "Apple". El salón entero había sido modificado para la celebración de los cuarenta años de la empresa. Caminó hasta dentro encontrándose con la estridente música penetrando en sus oídos. A los segundos disminuyó, la fiesta había empezado antes, pero Camila no estaba tarde.
Darren obligaba a Lauren a permanecer callada. La pobre muñequita de porcela estaba convencida de que su palabra no valía, ni siquiera se había podido poner la ropa que ella quería. El azul le encantaba, le encantaba vestirlo, le apasionaba ese color, pero aparentemente no era lo mismo para su esposo. El castaño creyó que uno de los miles aburridos y monótonos vestidos negros de su esposa sería mejor.
No le gustaba sentirse un pedazo de carne, pero ¿Quién era ella para opinar? Si su marido tenía razón, el negro la quedaba mejor, pero no le causaba la misma felicidad. La ojiverde quería frenar a Darren, tomaba, y tomaba sin parar. Camila tomó una copa de champagne y la llevó a sus labios.
—Buenas noches, Darren.
—Buenas noches, Mila—Tomó su mano y la besó. La morena estaba acostumbrada a ser alagada de esa forma, ya no le molestaba. La ojiverde estaba confundida, más no celosa, el castaño no era así con ella, ¿Por qué lo sería con una compañera de trabajo? Tal vez ella no era tan bonita como la latina.
—Linda noche, hace calor.
—Es verdad. Veo que celebras acompañado.
—Sí.
—¿Cómo te llamas?—La bisexualidad de Camila estaba en su máxima expresión aquella noche.
—Es Lauren.
—Le pregunté a ella, Dar—Volvió a mirar a la ojiverde.
—¿Cómo te llamas, linda?
—Soy Lauren.
—Lindo nombre, Lauren.
Al cabo de unas horas, Darren ya había vuelto a tomar confianza con el alcohol. Fue la primera vez que Lauren se sintió realmente avergonzada de su esposo, pero jamás se lo diría. Ella lo estaba intentando ayudar a progresar, y abandonar su adicción al alcohol, pero eso se resolvería solamente con una rehabilitación completa y ayuda profesional.
Camila jamás creyó que su compañero de trabajo se pondría en ese deplorable estado. Sobre todo, estaba sorprendida, de que el idiota, luego de un par de copas, ignoró a su esposa, dejándola sola en un lugar en el que no conocía a nadie. Peor aun, después de que ella notara lo insegura que se sentía en ese lugar y con esa ropa. La ojiverde realmente parecía una muñeca de porcelana. No sólo por su belleza, sino por el silencio que guardó durante toda la noche al escoltar a su marido. Él claramente se avergonzaba de ella, y a la morena no le parecía para nada bien.
—Hola Laur,—Se acercó a la barra y se sentó en una de las banquetas altas de madera blanca—¿Te molesta que te diga así?
—No, así me dicen todos.
—Oh, pensé que sólo sería yo la que te dijera así—Sonrió.
—¿Cómo la estás pasando?
—Bien supongo.
—¿Quieres bailar?
—No, gracias, Mila. No sé bailar.
—¿Quién te dijo eso?
—Nadie, yo sólo... lo sé.
—Pues yo quiero ver cómo bailas.—Se paró de la silla y atrajó consigo a la ojiverde. El borracho de su marido estaba más concentrado mirándole el culo a otras, así que eso le daba vía libre para intentar que Lauren le mostrar una sonrisa. La ojiverde casi tropieza con sus tacones, pero la cubana rápidamente la sostuvo. Había llegado ese punto en la fiesta en el que la música tenía un estilo puramente latino. "El Beso" de Mon Laferte resonaba en todo el salón.
—"Cuando, cuando me despierto,
Solo quiero un beso".—Cantó Camila. Acercó a la ojiverde a su cuerpo para luego alejarla. Movía sus pies con un ritmo tranquilo para ella, no para Lauren, que había perdido la práctica. A Darren tampoco le gustaba que ella bailara—"Uno, uno de esos, uno mojado".—"Un beso lento, un beso tierno
Un beso violento en el pavimento".—Cantó la castaña.—"Uno en la costilla, uno enreda'o
Uno despacito, uno arrebata'o
Un beso mordido, uno chupeteado".—"Un beso encendido, un beso gasta'o
Uno que me ahogue, uno que me rompa
Un beso en la frente".—"Un beso en la boca".
—"Dame, dame un último beso
Uno que pueda estimularme y me haga bien
Dámelo como si aún me amaras
Dime pa' qué tanta pregunta
Mejor tu boca y la mía bien juntas
Aprovecha el vaivén
Solo bésame bien"—Lauren tropezó. Antes de que cayera, la cubana la atrapó en un movimiento rápido. Le agradeció internamente a su acompañante y a su suerte, ya que no sería la mejor opción caerse en frente de todos, con la posibilidad de hacerse daño además.—Gracias.
—No hay de qué—La levantó y la apegó contra ella—Avisame si te incomodo—La ojiverde asintió—"Quiero que sea un contacto a lo mafioso. Estoy planeando que tu lengua toque a fondo mis sentimientos
Nadie sabe lo que mi cara disfraza
Y este tonto corazón
Que llora".—"Que llora".
—"Que llora".
—"Que llora".
—"Que llora".
—"Que llora".
—"Que llora"—Lauren cantaba los coros y Camila la parte principal. Sin darse cuenta, congeniaban muy bien con la música de fondo.
—"Un beso lento, un beso tierno
Un beso violento en el pavimento
Uno en la costilla, uno enreda'o
Uno despacito, uno arrebata'o
Un beso mordido, uno chupeteado
Un beso encendido, un beso gasta'o
Uno que me ahogue, uno que me rompa
Un beso en la frente, un beso en la boca"—La ojiverde se soltó y cantó los seís años que se le habían negado de música. Los seís años que le habían obligado a ser lo que ella no era. Seís años que sólo le sirvieron para deprimirse sin demostrarlo.—"Dame, dame un último beso
Uno que pueda estimularme y me haga bien
Dámelo como si aún me amaras
Dime pa' qué tanta pregunta
Mejor tu boca y la mía bien juntas
Aprovecha el vaivén
Solo bésame bien"—Finalizó Camila. La ojiverde se sentía agitada, ya casi no estaba en buena forma. Es decir, iba caminando a todos lados, pero no es lo mismo que ir al gimnasio casi todos los días como Camila.—Me voy a casa.
—Déjame llevarte... y a tu marido borracho también.
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Secretos que no deben guardarse [CAMREN]
FanficLauren vivía una pesadilla con Darren, sólo que ella no lo sabía. Afortunadamente, conoce a Camila, quién le da el verdadero golpe que necesita: un golpe de realidad. •Historia finalizada •Esta historia es pura ficción y no pretende molestar a nadie...