Bagdad (cap 7: Liturgia) - Rosalía
Omnisciente Pov
Las cosas entre ambas estaban algo tensas. Luego de aquel beso nada era igual, aunque ellas pretendieran que sí. Seguían teniendo esa amistad tan cercana como antes, pero al mismo tiempo la morena sentía que le estaba evitando. Era lógico, nadie quiere estar afectivo con alguien a quién le gustas, no quieres ilusionarlo. Camila no quería ponerla incomoda.
—¿Lista para tu primer día, señorita Lauren?—La ojiverde sonrió y asintió. Hoy sería su primer trabajo en la historia como maestra, ¿A quién iba a engañar? Realmente estaba emocionada.
—Lo estoy.
—Los niños serán encantadores contigo, ya verás. Por suerte te tocó el año más fácil, aunque yo creo que lo harás genial.
—¿Tú crees?
—He visto tu instinto "materno" con tu sobrina. Podrás con esto.—Eso le había tocado el corazón. No sabía expresar bien cómo. Por un lado le alegraba el saber que era buena con los niños desde el punto de vista de alguien más, y por el otro pensaba en todos los años que había intentando llevar un embarazo sin tener exito—Además, recortaste tantas cositas lindas para decorar el salón que no habrá chances de que alguno quiera escapar, Lern.—Pararon en un semaforo y la mayor le dedicó una mirada.
—Gracias por llevarme, y por confiar en mí.
—De nada.—Camila habría puesto su mano sobre su rodilla, de forma cariñosa, pero sabía que ese gesto normalmente era interpretado por la mayoría de adultos como una conducta algo sexual, así que evitó hacerlo. Incluso si Lauren era muy inocente y no entendía muchas cosas, o no quería entender—Te paso a buscar ni bien pueda salir del trabajo, sino me mandas un mensaje y te vuelves en bus, como tú quieras.
—Está bien, cualquier cambio de planes, te avisaré—La ojiverde dejó un beso en su mejilla, inconscientemente muy cerca de la comisura de sus labios, acción que activó todos los sentidos de su amiga. Sin más se adentró dentro del jardín de infantes. Comenzó a acomodar todo, estaba algo nerviosa. Luego de una hora los niños comenzaron a llegar.
Tanto niños como niñas quedaban maravillados con su belleza. No era para menos, además de sus característicos y hermosos ojos verdes, ella vestía un vestido con un estampado de rosas en él. Cualquier diría que era un mantel hecho una prenda de vestir, pero en el cuerpo de Lauren todo quedaba bien, incluso si se pusiera una bolsa de basura encima, la haría verse preciosa. Los zapatos bajos también le daban su toque. Su bondad con sólo su voz dejaba impactado a cada infante que cruzaba la puerta.
Se veía reflejada en cada niño que cruzaba la puerta. Cada uno tenía alguna especie de similitud que veía a simple vista con ella, con su hermano, su hermana, sus sobrinos. No sabía explicarlo a ciencia cierta. Llamó a cada niño particularmente y les pidió que se sentaran en forma de ronda para que ella pudiera verlos a todos. Ninguno de ellos protestó.
—Hola, soy Lauren, su maestra.
—Hola.—Dijo un niño castaño.
—Hola.—Dijo otra niña y así sucesivamente.
—Ustedes deben ser los niños más grandes, y por lo que veo se portan bien, ¿Podemos conocernos? Yo no sé sus nombres...
Así transcurió su día. A través de niños revoltosos, algunos tímidos, otros extrovertidos, algunos callados, algunos un tanto problemáticos, pero nada que no pudiera resolver. Realmente estaba feliz, el trabajo que ella realmente había soñado se estaba cumpliendo. Disfrutaba de enseñarles a los niños cosas tan simples como los números hasta el cincuenta. O enseñarles a pintar por dentro de las líneas. A socializar. A compartir. A hacer manualidades. Esa era la parte que ella realmente más disfrutaba.
Pensaba en Camila. Ella le había dado la oportunidad de ser feliz en el área laboral, le había permitido ser feliz en tantas cosas que ni siquiera podía entender cómo era que ella se había dejado enjaular. Ahora entendía que amar a una persona no debía limitarla a ser feliz independientemente de ella, sino que esa persona debía abrirle puertas y apoyarla.
—¿Cómo te fue?
—Bien.
—¿Te divertiste? ¿Era lo que tú esperabas?—La menor asintió.
—Estoy feliz, porque son encantadores. Es mi trabajo de ensueño realmente. No sé por qué dejé que me lo quitasen.
—A veces, uno es demasiada buena persona con el resto, y termina dañandose por eso.
—Lo hice por amor.
—Te creo. Tu corazón es de oro, Lern. Jamás lo olvides.
La desición estaba tomada, esa misma tarde firmaría el contrato del divorcio. En un principio estaba en duda, ese tiempo le había ayudado a reflexionar sobre tantos años de relación con la cabeza algo más oxigenada. Al mismo tiempo, comprendió que Darren sólo quería tenerla atada a él. Ella misma lo había comprobado, ni siquiera la buscó para pedirle perdón o algo cuando tuvo la oportunidad. En cambio, se encargó de agredirla nuevamente.
Ganaría el juicio, se dejaría de rodeos. Presentaría cada situación que ella podría recordar en la cual había sido maltratada. Metería en la carcel a su marido, y se daría la libertad que tan merecida tenía desde el día en el que dió el "sí" en la iglesia frente a todos sus familiares, por alguien que no valió nunca la pena. Aprendería a conducir, sería independiente, dejaría a Camila en paz y le agradecería por todo.
Ahora tenía un nuevo objetivo en la cabeza. Aunque el corazón quisiera seguir otro camino del cual ella aun no estaba enterada.
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Secretos que no deben guardarse [CAMREN]
FanfictionLauren vivía una pesadilla con Darren, sólo que ella no lo sabía. Afortunadamente, conoce a Camila, quién le da el verdadero golpe que necesita: un golpe de realidad. •Historia finalizada •Esta historia es pura ficción y no pretende molestar a nadie...