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Estaba nervioso.

Principalmente porque lo que dije que no haría, pasó, el acercarme demasiado físicamente a él y sentir su mirada sobre mi. Una mirada molesta a mi parecer, que me hizo temblar las piernas, por lo que caminaba nervioso sosteniendo mi mochila sobre mi estómago mientras caminaba varios pasos detrás de él.

Aunque me adelanté, él con voz fuerte dijo "¿por qué carajos vas delante de mí?" y deteniéndome unos segundos esperé a que me arrebasara para seguirle detrás. Hasta que llegamos a la cafetería de los últimos días, donde él entró y yo después para hacernos lugar, no en la misma mesa de siempre porque estaba ocupada y su cara de desagrado se presentó ante mi.

─Está ocupada la que usamos ─soltó, giró su cabeza hacia un lado, señalando una mesa desocupada ─, ahí hay una, aunque me gustaba la otra ─sinceró ─, era más amplia y tenía vista a la calle. Además de que la luz era mejor.

Después, simplemente se fue a sentar a la mesa que eligió, yo siguiéndole detrás me senté dándole su espacio y pensando la siguiente táctica para poder ser más cercano a él. Mi vista se perdió en lo que estaba usando el día de hoy, pero no pensé demasiado en ello cuando llegó la mesera y me animé a pedir lo mismo de los últimos días.

Sus ojos se perdieron en los paquetes de hojas de quejamos nuevamente sobre la mesa, releyendo nuestras notas mientras reuníamos la información, él la dictaba y yo la anotaba rápidamente presionando con agilidad las teclas. Mis ojos permanecían en la información, en terminar el trabajo aún cuando requería de hacerme más cercano a él, sabía de sobra que haberlo postergado tanto nos traería problemas y aunque yo seguía alargando el proceso al poner trabas para la continuidad del mismo, era cierto que no quería una mala calificación.

El café humeante dejó de serlo al estar casi solamente a tres cuartos de taza, no habían más galletas pero sí restos de migajas, no habían tantas personas como el principio y la música había pasado a ser algo más relajada que canciones populares; hecho que tal vez se debía al cambio de turno de quienes trabajaban en la cafetería. Sinceramente, la persona que llegó a cambiar la música podría ganarse mi amistoso saludo ante tal buen gusto musical.

Pero en algún momento de mi distracción por la buena música, empezó una canción conocida para mi que no dude en seguir en silencio, delineando las palabras con mis labios sin pronunciar voz, donde mi pie golpeaba el suelo sin mucho estruendo al ritmo de la música. I'm gonna be de post malone, me gustaba mucho esa canción por la letra.

Solamente giré un momento para volver repentinamente sin hacer mucho movimiento brusco, mis ojos se posaron sobre los labios de Vante, los cuales también cantaban la canción sin pronunciar palabra, iba totalmente al ritmo de los míos y cuando él decía "I'm gonna be what I want, what I want, what I want, yeah" yo lo recibía con el "yeah", también cuando él delineaba "Hey, why you so mad?" yo rápidamente seguía con "why you so mad?", "Never look back" y en mis labios se notaba "never look back". Sin embargo, lo mejor de todo, era que en nuestro pequeño concierto, pude ver por primera vez su rostro relajado, porque sus ojos se cerraron unos cuantos segundos y sus cejas se separaron para mover la cabeza al ritmo sin ser tan notorio.

Luego, sus ojos azulados se mostraron, su mirada se perdió directamente al frente de él, sin ver nada en particular y para cuando sintió mi mirada, yo intenté esquivarlo acercándole la laptop e inventando la duda sobre el programa aunque supiera usarlo perfectamente.

No le haría sentirse avergonzado.

Sobre todo después de haber presenciado cómo entraba a su propio mundo sin importarle cuanta gente estuviera.

Entonces, comencé a preguntarme qué tanto pensaba y porque es que su rostro se había ensombrecido de esa manera justo en el momento en que perdió dirección en sus pupilas.

Go away, save me | editandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora