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Respira profundamente, tiene los ojos cerrados y las uñas de sus manos se clavan en las palmas con bastante fuerza. Todo su cuerpo está tenso, retiene las lagrimas en sus ojos pero son traicioneros porque pronto comienzan a deslizarse, mira el enrojecimiento en su rostro y se odia por ser tan débil.

El día anterior fue sin duda realmente pesado, no pudo siquiera dormir bien por los recuerdos abrumándole, las palabras hirientes que le llenaron el corazón de piedras, las cuales seguían incrustándose unas entre otras sin permitirle picarlas y hacerlas polvo para que el tiempo se las llevara en brisas cálidas de murmullos amorosos. En su lugar le oprimían el pecho, impidiéndole respirar correctamente y cuando todo estaba silencioso, cuando cada par de ojos se encontraban cerrados, sus lamentos eran silenciosos y sentado sobre su cama estrujaba las sabanas intentando respirar con normalidad, sudaba, temblaba, creía morir.

Y su cabeza se llenó de pensamientos.

En ese momento por la mañana, al ver su reflejo, creía fielmente en que la palidez de su rostro iba perfectamente con una película de terror. Dibujaba en su rostro una expresión de enojo para las personas, aunque él sabía que era tristeza.

La ira lo llenó repentinamente y su mano se estampó contra el espejo del baño, el mismo rompiéndose en varios trozos pequeños y grandes, mostrando su figura deformada, miles de partes de su cara que le hicieron ver lo lastimado que estaba. El estruendo no le sorprendió en lo absoluto, pero si a su familia, comenzó a recoger los vidrios del mismo, reuniéndolos en el bote de basura y ocupándose de esconder su mano en la manga de su sudadera.

─¿Qué pasó? ─cuestionó su padre al verlo salir del baño, su mirada estaba fija en él y Jimin simplemente le resto importancia señalando el bote de basura con su barbilla.

─Estaba limpiando el espejo y se zafó.

─Eres un tonto, siempre tan distraído. ¿Por qué no te putas fijas cuando haces las cosas?

─Lo siento, papá. Compraré uno nuevo.

Su padre le ignora, decide volver a subir y el se apresura a tirar el mismo, yendo después hasta su habitación para encerrarse en la misma, su mochila colgó de la izquierda, su derecha se movió con dolor por los artículos escondidos en su cajón, los lanzó dentro de aquella y cerró la misma con la voz de su madrastra en el pasillo rumbo a la cochera.

─¡Vamos a llegar tarde!

Sabía que no se despediría su padre, el enojo por lo del espejo y lo del día anterior eran suficientes motivos para que su orgullo le ganara.

Y es que sabía perfectamente que si no ponía limites su familia seguiría siendo así con él, pero no era la primera vez que intentaba ignorarlos o regresarla, no era la primera vez en la que su corazón era estrujado de tal forma. No sería la primera vez que tenía algún confrontamiento con alguno.

"¿Y sabes por qué no lo vas a hacer?, porque tú si valoras lo que tus hermanos hacen. A ellos no les interesa, están como si nada después de todo."

"Mis hermanos son lo de menos, mis problemas no se basan solo en ellos."

Lo pensó, pero no lo dijo, no servía de nada decir ninguna palabra frente a su padre, quien hablaba sin escuchar. Siempre hablaba sin escuchar.

Durante la cena, Jimin se mantuvo cerca realizando alguna de las tareas que su padre le decía, su hermano menor picaba alguna verdura mientras que su hermana preparaba el agua. Su padre estaba frente a la estufa y todos hablaban de manera tranquila.

Go away, save me | editandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora