Chiquito, pequeño, bonito | HyunIn.

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Imposible, terriblemente imposible. Su cabeza no podía procesar la noticia, le había caído de sorpresa ver que la prueba marcaba positivo. Estaba más que claro que se había metido en problemas, pues tan solo tenía diecisiete años para cuidar de un bebé cuando el seguía siendo uno.

Sus manos no pararon de temblar hasta que Jisung, su buen amigo de la infancia, tocó un par de veces la puerta del baño. Jeongin subió sus pantalones y salió del cubículo, abrazándose a Jisung cuando este le miró de manera comprensiva, entendiendo por completo lo que ocurría.

-Estoy aquí y no voy a dejarte solo, Jeongin.-suavizó su voz y se vieron obligados a separarse cuando más gente comenzó a entrar al baño.

Ambos chicos salieron de ahí, yéndose directamente a la parte trasera del colegio. Agradecían que estuviera lleno y que el ruido no tuviera escapatoria, pues así podían hablar del tema sin estar susurrando o preocupándose de que alguien los escuchara.

Jeongin cruzó sus brazos sobre la mesa en donde se encontraban sentados y apoyo su cabeza sobre estos. Jisung por su parte acarició su cabello y se dedicó a hablar sobre temas casuales para aligerar el ambiente, no logrando mucho cuando Jeongin volvió a tocar el tema, esta vez rompiéndose por completo.

-Hyunjin va a dejarme... él no va a quererme más así, Hyung.-la voz de Jeongin se quebró en el proceso, debido a los sollozos.

Jisung le reconforto con suaves caricias y susurros llenos de palabras motivadoras. Le dolía ver a su amigo de tal forma pero la idea de saberse futuro tío le llenaban de alegría el alma, pues Jisung sabía que una nueva y bonita vida, ajena a todo el caos que se estaba presenciado en esos momentos, nacía en su interior y eso era más que suficiente para apoyar a Jeongin y hacerle ver que todo saldría bien.

-¿Por qué te dejaría, cariño?

UPS.

[. . .]

Durante todo el camino, luego de salir de las clases, Hyunjin se ofreció a llevarlo a casa como solía hacerlo siempre. A Jeongin le gustaba su compañía y sujetar su mano mientras caminaban, pero justamente ese día estaba lejos de sentirse agusto junto a él. Llevaba alrededor de dos horas insistiendo con lo mismo y eso lo tenía insoportable. El pelinegro se negó rotundamente a confesarse, aún no estaba listo para aquello y quizá, jamás lo estaría.

Jeongin ya se veía siendo un papá soltero de por vida.

-¿Me quieres?-la voz apagada de Hyunjin le hizo detenerse cuando estaba por abrir la puerta de su casa, y se giró para verle.

-Más que a nadie en este mundo, Hyung.

El rubio vio la oportunidad de acercarse y sin titubeos se situó frente a él. Dejando reposar sus manos sobre la cintura de su pareja y apoyando su frente con la contraria.

-¿Entonces por qué me ocultas cosas?

-Y-yo...-susurró.-Por favor olvidemos eso, ¿de acuerdo? Sólo quiero que dejemos de hablar sobre ello.

No muy convencido, Hyunjin aceptó. Quizá sólo estaba llevando las cosas muy al extremo, así que por esta vez lo dejaría pasar.

-¿Te quedas conmigo hoy, bonito?-preguntó Jeongin con mejillas sonrojadas luego de dejar un beso sobre el labio inferior de Hyunjin.

-Hoy y siempre me quedo contigo.