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Jisung se acomodó mejor en la cama y acarició el cabello de Jeongin, metiendo entre sus dedos las hebras color negro y rascando suavemente su cuero cabelludo, pasándole cada tanto un par de toallitas para limpiarse las lágrimas. Esa noche con la autorización de sus padres y los de Jeongin, se quedó a pasar la noche en su casa, aunque más allá de dormir estaba velando por el bienestar de su amigo, pues este no había dejado de llorar durante dos días y tampoco quería ingerir bocado, cosa que estaba terriblemente mal para su bebé.

-Ya no me quiere, Jisung...-susurró con voz rota, sorbiendo al instante su nariz.-¿Qué hago ahora?-apretó con fuerza sus ojos antes de abrirlos y pasar sus manos sobre estos para retirar las gotas de agua.

-Decirle la verdad.-obvió Jisung.

-No sé la razón por la cual terminó conmigo, y sí le digo la verdad él no querrá saber más de mi y nuestro bebé.

-¡Tienes que intentarlo!-alzó la voz y se sentó sobre la cama.-Tú no sabes lo que él piensa y él tampoco sabe todo el lío que traes en tu cabeza, así que deberías ir y decirle que estás esperando un hijo de él antes de que sea demasiado tarde.-concluyó el castaño con voz agitada.

Jeongin le observó con los ojos bien abiertos -casi asustado-, antes de echarse a llorar y negar una y otra vez como si de un niño pequeño al que están apunto de darle medicamento, se tratara.

-¡N-no me digas lo que tengo que hacer!

-¡Entonces voy a hacerlo yo!

La habitación se quedó en silencio por unos segundos, seguido de ello Jeongin volvió a romper en llanto, esta vez soltando palabras sin sentido al aire logrando que Jisung se desesperara y colocará su mano sobre su boca para callarlo.

-Te doy una semana para que se lo digas, sino me veré en la obligación de hacerlo yo.-finalizó Jisung con seriedad.

[. . .]

Una mañana fría, un cielo gris, un día lluvioso, parecia indicar que el clima comprendía a Jeongin y se ponía en sus zapatos.

Esa mañana sus ánimos decayeron cuando por pura curiosidad revisó el buzón de mensajes de su celular, encontrándose únicamente con los de Jisung y de su nuevo amigo y compañero de trabajo, quien había estado preocupado por haber faltado a trabajar. Sus manos se deslizaron sobre la pantalla hasta encontrar el número de Hyunjin, estaba por apretar la opción "llamar", de no ser por la llamada entrante de Jaemin.

-¿Puedo ir por ti e ir juntos al trabajo?-hablaron desde la otra línea con suavidad. Jeongin podía notar incluso cierta emoción en su tono de voz.

-Yo no...

-Por favor.-Jaemin lo interrumpió.-¡Paso por ti en una hora!-se despidió con una risilla y sin más, finalizó la llamada.

Jeongin no quería ser grosero y mucho menos maleducado con él, sabiendo que Jaemin le había dado la mano desde sus inicios en el trabajo, lo había apoyado, animado e incluso aconsejado luego de enterarse de la razón por la cual Jeongin tenía que trabajar. Así que sin atormentarse más de lo que ya estaba, se preparó para ir a trabajar.

Chiquito, pequeño, bonito | HyunIn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora