𝗝𝗮𝗿𝗱𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗿𝗼𝘀𝗮𝘀 |𝗙𝗲𝗹𝗶𝗚𝗲𝘁𝘁𝗲|

𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟵

Lila contaba los segundos como si estuviera tarareando el tiempo en que estuvo en ese salón, sus pies golpeteaban el suelo y sus dedos jugaban con la tela de su camisa.

En su experiencia supo que había perdido demasiado tiempo mientras boxeaba pero tampoco se preocupaba por ello pues necesitaba descargar toda su ira en los golpes después de que su situación con Felix decayera hasta tal punto de que ya no se comunicaban como antes.

Y no era por horarios o por la ignorancia de los dos, Felix ya era un hombre casado que siempre estaba ocupado y ella luchaba a flote para conseguir sus sueños en la nacionales, ninguno de los dos tenían tiempo para hablar y aquella pequeña reunión que había pasado hace unos días fue cuestión de milagro pero tampoco se disgustaba demasiado pues fue el mejor momento de ese día en el que pudo estar con él.

Pero le resultaba asfixiante la situación con respecto a que Felix ya no era del todo suyo y aunque Felix no sintiera nada por la chica que no le agradaba, estar unido a ella era la mitad de su problema y desconocía la intimidad entre ellos dos pero supo que no había nada bueno si los reyes le piden muy pronto a la pareja que les de un heredero, sería el colmo.   

Mientras Lila pensaba y al mismo tiempo se comía las uñas al estudiar su situación, una hermosa mujer alta de pelo rubio y ojos verde oscuros se acercó a ella, vistiendo ropa para hacer yoga.

—Lamento la demora, el tráfico amaneció terrible. 

Lila volteó a ver a la hermosa mujer quien sería su entrenadora, la había conocido hace unos días y se llevo la tremenda sorpresa de que se parecía demasiado a la madre de Felix.

—Señora Graham de Vanily...

Saludó Lila, levantándose de su asiento.

—Señorita Rossi, ya le expresé de que me llamara por mi nombre.

Alegó la mujer y Lila sonrió, a la final, resultó ser que Amelie era la hermana gemela de la reina y la esposa viuda del difunto príncipe heredero.

Se despidió de su título de princesa hace un año, después del accidente. Lleva una semana en Londres y abrió un local de yoga, ahora era como su tutora ya que Amelie fue alguna vez deportista igual que ella y ahora le enseña en su local.

Con las mantas puestas en el suelo más el estiramiento de sus extremidades, Amelie y Lila respiraban profundamente.

—Deshazte de las presiones, deposita todas tus angustias fuera de ti en estos momentos. Estas muy tensa.

Añade Amelie sin abrir sus ojos y Lila lo intenta severamente, después lo intenta sin presionarse pero sus tensiones siguen allí.

—Lila ¿Tienes algo que decirme?

Cuestionó la mujer sin voltear a verla, ella sabía muy bien que tipos de problemas tenía la joven Rossi.

Ella tembló.—¿Alguna vez le ha pasado que la situación se le está yendo de las manos?

—Cariño, estas al lado de una ex heredera.—Inquirió Amelie neutral.—La vida a la que por derecho me pertenecía se fue sin ni siquiera dejar reponerme.

Lila no quiso abrir sus ojos puesto que se suponía que estaban meditando y canalizando la calma pero al escuchar las palabras de su entrenadora se encogió.—Lo siento.

 Amelie hizo un ademán de poca importancia pero por supuesto Lila no lo iba a poder ver.

—Te pareces mucho a mí cuando era más joven, solo que no pude terminar mis sueños como quise pero no quiere decir que termines igual...