𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟰

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Oh viejo, eso es increíble. Después de todo un año desaparecido, no te culpo. ¿De verdad ya vienes en camino para acá?

―Si Nino. Justo estoy esperando a que el avión despegue.―Dijo el rubio de ojos esmeralda con una sonrisa mientras su vista miraba el paisaje de la ventana del avión, adiós Francia.

¡No lo puedo esperar!, ahora será más divertido ahora que estaremos juntos este año, ¡te encantará!

Adrien ensanchó más su sonrisa mostrando sus perfectos dientes. La azafata le pidió apagar su teléfono.―Yo sé que sí Nino. Tengo que colgar, ya el avión va a despegar, llegaré allí en unas cuantas horas.

¡Entendido! Llámame cuando ya estés en Inglaterra ¿Ok?

―¡Claro! Nos vemos...

Colgó su teléfono y lo guardó en su bolsillo, después dejó que su cabeza se acostara en la mini almohada, volver a Inglaterra..

Había evitado regresar después de la muerte de su padre y había perdido contacto con su madre hace tiempo pero ahora que volvería iba a tener que buscar lo que había perdido y hacerlo de frente a la familia que le dio la espalda.

Mientras tanto.

Bridgette no paraba de mirar a la ventana, observando el hermoso palacio en el que entraba, lo que casi la maravilló era el gran camino de rosas que mostraba un gran jardín de la misma y de cada color. La azabache en todo el viaje se encontraba inquieta y nerviosa, unas que otras veces veía a la secretaria real que se encontraba a su lado, sin emitir ninguna expresión más que seriedad. Comenzó a picarle el cuello, probablemente era por el forcejeo que hizo para que evitaran ahorcarla, se felicitó mentalmente cuando recordó cambiarse de camisa que pudiera tapar su cuello, era probable que le saldrían marcas al igual que sus muñecas, lo que menos quería es que la vieran lastimada.

Aunque tampoco se confiaba mucho de que nadie se daría de cuenta puesto que de seguro Natalie hablaría sobre el incidente y es probable de que aquellos hombres que casi los mataban lo pagarán muy caro y no quería eso en su consciencia.

Finalmente el auto se estaciona y Bridgette vuelve a asomar su cabeza, había dos filas en cada esquina, la derecha eran mujeres que vestían de un vestido negro sin mangas, con falda de tubo y cada una tenían en sus cuellos, donde se encontraban los botones, una rosa y en sus peinados cada una portaba una corona de flores diferentes, la izquierda de los caballeros tenían esmoquin y justo en sus corbatas también tenían una rosa, algo que dejó curiosa a Bridgette.

Natalie bajó primero, la azabache al darse cuenta que estaba sola en el auto quiso bajar abriendo la puerta pero al intentar abrirla el chófer ya se la había abierto permitiéndole el paso, de manera torpe se levantó de su asiento y paró en medio de los sirvientes, el chófer cerró el auto y la ojizarca notó que Natalie se había puesto a su izquierda, firme.

―Damos la bienvenida al palacio real de Inglaterra.―La mayor habló con voz monótona, todos se reverenciaban a ella, dándole la bienvenida y Bridgette se puso roja de la vergüenza, no le gustaba ese tipo de acciones hacia ella.

―Tikki, acompañe a la prometida a relajarse antes de que llegue su majestad.―Habló Natalie a la de cabello rojizo, la primera en la fila de la mujeres.

―Si señora. Sígame princesa...―Bridgette, dudosa, aceptó la invitación y lentamente siguió a la chica que extrañamente le resultaba joven y otras las siguieron detrás. A Bridgette le resultó sorprendente caminar dentro del palacio como si estuviera presenciando un tipo de atracción, entró hacia una puerta de vidrio con hermosos dibujos de flores detallados en el cristal y la guio hacia un gran balcón donde le otorgó una hermosa vista de lo que sería las afueras del castillo y sus ojos maravillaron a un pasto tan amplio, puros jardines de rosas y otras flores en particulares, en la lejanía podía ver invernaderos y cosas relevantes, siendo tan grande y amplio que se dio cuenta que no era en nada comparado a su casa.

𝗝𝗮𝗿𝗱𝗶́𝗻 𝗱𝗲 𝗿𝗼𝘀𝗮𝘀 |𝗙𝗲𝗹𝗶𝗚𝗲𝘁𝘁𝗲|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora