¿Me amas o no ?

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La miró como si estuviera a punto de romperse y le tembló la voz cuando le dijo.

–No me pude negar, es la madre de mis hijos, está embarazada y lo creas o no, es mi sobrino –Greace lo miró con rabia, no le molestaba solamente que Erika se quedara, le dolía el hecho de que él no había contado con ella para tomar esa decisión que tanto le afectaba.

–¿Por cuanto tiempo se quedará? –tuvo incluso miedo de preguntar, si su respuesta era definitiva, ella sabía perfectamente lo que debía hacer.

–No lo sé, hasta que acabemos con Castro. –No la miró a los ojos, solo se pasaba la su mano por su cabeza y trataba de asimilar la situación.

–Ahora explícame una cosa ¿que pinto yo en todo esto? Ya estás feliz, ella volvió ¿qué pasa conmigo, Chris? –Greace lo miró segura, esperaba que fuera sincero, que le dijera como se sentía.

–Tú eres la reina de Austroa y mi esposa, no dudes de mis sentimientos por ti. Greace, ella volvió pero todo lo que estoy haciendo es por mis hijos, solo que esto es demasiado. No esperaba que apareciera así de la nada –esta vez si buscó sus ojos y se acercó a ella para abrazarla. Necesitaba tenerla entre sus brazos y hacerla saber que la ama, que todo lo que le había confesado la noche anterior era cierto, que nada había cambiado.

–¿Por qué volvió ? –preguntó ella apoyándose sobre su pecho.

–Mi hermano la echó del castillo, dice que él la manipuló para que me dejara y así hacerme sufrir, al enterarse de que me casé contigo, hizo todo lo posible por estropear nuestro matrimonio. Mandó a matarte, por eso el ataque en el pueblo y lo del duque de Boldenmorten no fue algo que él haya planeado solo. Lo mandaron a que te asesinara, pero el muy cabrón quería aprovecharse de ti primero.–La voz de Chris era ronca y a Greace le recorrió un escalofrío por el cuerpo de pensar de que alguien le quería hacer daño, pero igual la parte de la historia que no le convencía era que Castro había echado del castillo a su reina embarazada, por muy cruel que pueda llegar a ser el rey de Claw, en la monarquía los herederos eran importantes y él, que Greace supiera no tenía hijos. Algo había raro en esa historia.

–¿Puedo hacerte una pregunta? –siguió sintiéndose molesta y necesitaba saber las intenciones de Erika.

–Las que quieras, mi reina –Greace tomó una bocanada de aire y preguntó con las mejillas rojas de vergüenza.

–Ella quiere volver a ser la reina, ¿verdad? –Erika había mostrado su interés con tanto descaro que aunque quisiera negarselo a Greace no podía. Chris sabía perfectamente que la madre de sus hijos jugaría sucio para conseguir lo que quería y utilizaría cualquier oportunidad para molestar a su esposa, así que trató de dejarle las cosas lo más claras posibles.

–Greace, yo estoy seguro de lo que quiero en mi vida, no me gustaría que dudaras de mí, te amo y eso Erika no lo va a poder cambiar, no llenes tu cabeza de pensamientos sin sentido, y no caigas en su juego, solo busca molestarte.

Greace se quedó un poco más tranquila con sus palabras, colocó sus manos alrededor del cuello de Chris y se animó a besarlo, él la levantó con delicadeza para que sus piernas abrazasen su cintura y así juntos fundirse en un mar de deseo que era lo que ambos querían, pero fueron interrumpidos cuando alguien tocó a la puerta.

–¿Chris, podemos hablar? –Se escuchó la voz de Erika del otro lado.

Greace miró a su esposo enojada y se apartó de él de inmediato. Chris estaba algo abrumado –¿no acababan de hablar ?¿ahora que quería?– Muchas preguntas recorrieron su cabeza y ya estaba empezando a arrepentirse de haberla dejado quedarse –Espero que no sea siempre así –pensó para si mismo y trató de pedirle a Greace que se calmase, aunque sabía que era casi imposible.

–¿Qué pasa Erika? –Chris abrió la puerta de golpe y preguntó molesto.

–¿Estabas ocupado? –La gracia con que le hizo la pregunta convenció a Greace de que estaba allí solo para molestar.

–¿Qué quieres? –Chris ignoró totalmente su pregunta y Erika no se atrevió a reprocharle.

–Quiero salir esta tarde con los niños. –Erika pasó con tranquilidad su mano por su vientre y miró a Chris con dulzura, este evaluó cada uno de sus movimientos, observó a la mujer que hacía menos de 6 meses amaba con locura y recordó todos los momentos que pasaron juntos, por un segundo sintió nostalgia de no tenerla, pero inmediatamente Greace llenó sus pensamientos.

–¿Quieres sentirlo? –Erika le tomó de la mano y la guió hasta su barriga, Chris sintió una patadita por parte del bebé y miró a Greace tras de él, que estaba pálida y con los ojos cristalizados.

Greace se asustó cuando vio como su esposo miraba a Erika, si antes le había dicho que la amaba, ahora sus palabras no le transmitían tanta seguridad, había mucha historia entre ellos y se podía notar a mil leguas que tenían mucha complicidad –la única razón por la que no están juntos soy yo –pensó Greace en su mente y las ganas de salir corriendo la invadieron.

–Los dejo solos, necesito mandar a comprar unas cosas –Salió de la habitación pasando por el lado de los dos y sin mirarlos a ninguno caminó por los pasillos buscando la biblioteca, debía escribirle a su padre.

–No, los niños no pueden salir solos contigo. –Contestó Chris sin dejar de mirar a Greace alejarse por el pasillo –¿Ahora que hice?–no entendía porque su esposa estaba molesta.

–¿Por qué no? Yo no me los voy a robar. –Erika volvió a captar su atención y lo obligó a mirarla a los ojos.

–Porque no quiero y es una orden.–Cerró la puerta de la habitación y salió en busca de Greace, dejando a Erika sola en el pasillo ...Una vez más había metido la pata y ni siquiera se había dado cuenta esta vez.

Que me ames (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora