Greace no estaba en sus mejores momentos para conocer al que en esos momentos era su nuevo reino. La aún princesa de Wajayland había sufrido un golpe de mar en los últimos días en el barco y se sentía sumamente debilitada. Los malestares no cesaban y Chris no dormía en su habitación para no causarle más molestias, prefirió incluso no visitarla. Las sirvientas se encargaban de ayudarla y proporcionarle todo lo necesario. Greace trataba de no salir de la habitación, los mareos eran muy fuertes y las piernas le temblaban cuando quería ponerse en pie.
Ya se sentía mejor cuando la embarcación tocó tierra. Según le había informado una de las sirvientas después de ayudarla a preparase, Chris pasaría a recogerla para juntos abandonar el barco, y así fue. La puerta se abrió cuando el carruaje que los escoltaría hacia el castillo esperaba en el puerto.
Chris entró con cierta indiferencia, casi pareció obligado a hacerlo. Greace notó su incomodidad y supuso que su corta discusión durante el desayuno del otro día aún lo seguía molestando.
–Hola –saludó a la princesa mirándola fijamente a los ojos. –Creo que tenemos que volver a nuestra rutina de fingir que somos felices ¿estás lista? – trató de forzar una sonrisa pero casi resultó ser una mueca.
Greace asintió encogiéndose de hombros, no tenía otra opción. Aunque le regaló una mirada de reproche, estaba molesta porque su falso marido ni siquiera se había preocupado por visitarla mientras se encontraba indispuesta, no era algo importante, pero preguntar cómo se sentía hubiera sido una muestra por lo menos de empatía, cosa que al parecer Chris no conocía, a su opinión.
Él esquivó su mirada y la tomó de la mano para así salir juntos. Ninguno dijo nada hasta que se encontraron con los niños que corrieron a los brazos de su padre y saludaron cariñosamente a Greace.
–¿Qué pasó contigo?¿por qué no has venido a jugar con nosotros? –preguntó Antoine y los otros niños la miraron atentos para escuchar su respuesta.
–No me sentía bien, me mareé por el movimiento del barco –respondió regalándoles una sonrisa.
Bajaron por una escalera de madrera plegable que era de uso solamente de la realeza, y se acomodaron en el hermoso carruaje blanco con las siglas del Rey Christopher II talladas en la parte central de la estructura. Un cochero los guiaba a toda prisa hacia el palacio y Greace podía sentir el viento entrar por la ventanilla. No se pudo resistir a mirar a través de ella y se entretuvo observando los rostros de las personas que estaban apiladas en el borde del camino para darles la bienvenida. Más de una vez se le erizó la piel al escuchar:
–¡QUE VIVA EL REY!
–¡QUE VIVA NUESTRA NUEVA REINA!
–¡QUE VIVA LA PRINCESA!
–¡QUE VIVAN LOS PRÍNCIPES !
Le pareció que Chris debía de estar haciendo un buen trabajo porque las personas se veían felices.
Llegaron al gran palacio de mármol después de más de treinta minutos de viaje a caballo. Greace quedó muy impresionada, era enorme, mucho más grande que en el que había vivido antes. Sutiles detalles dorados que daban la impresión de estar hechos de oro adornaban la entrada principal y delgadas columnas con dibujos florales sostenían la puerta que atravesaron para encontrarse con el recibimiento de varias filas de caballeros inclinados en señal de respeto por su rey. El palacio sin duda, era una obra arquitectónica de las más bonitas que se habían construido. Salieron juntos del carruaje y Chris saludó a todos los presentes alzando su mano, Greace con timidez también lo hizo, lo que provocó que sus nuevos súbditos comenzaran a gritar y a aplaudir de emoción, eso la hizo sentir querida y poderosa...
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Que me ames (Terminada)
Fiksi SejarahGreace es la princesa del reino de Wajayland, tiene 20 años y sueña con tener múltiples aventuras a lo largo de su vida. Su sorpresa llega cuando su padre le informa que debe casarse con el rey de Austroa. Christopher es un hombre de 35 años padre d...