Capítulo 16

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Natti:

   Son las 11:13am, me despierto y me dispongo a tomar una ducha.

   Ya perdí mi clase online, espero poder repetirla en la tarde. Hoy me siento igual de inservible que siempre, sólo que con una pizca más de ánimo.

   Me coloco mi ropa habitual de estar en casa y me decido a arreglar mi habitación.

   De repente escucho ruidos en la cocina. Bajo las escaleras para ver qué pasa. Pero solo me encuentro con la loca de mi hermana y unos cuantos amigos de ella. En su mayoría hombres.

   No sé desde qué hora están aquí, quizás llevan tiempo y no los había notado, pero su aspecto no es el más agradable.

   Mi sala de estar y cocina están habitadas por más o menos 20 personas. De las cuales 18 están totalmente ebrias. Ninguna de esas personas o mejor dicho hombres (porque solo hay tres o cuatro mujeres) pueden sostenerse sobre si mismo. Incluso puedo pensar que están drogados.

    No veo a mi hermana por ningún lado, la busco con la mirada, necesito que me explique qué hacen estas personas aquí, y por qué razón están en ese estado de ebriedad. Por fin la localizo cuando la veo entrar por la puerta principal con unas cinco personas más, llevan en sus manos unas bolsas de compras transparentes, en las que solo se ven más botellas de licor.

   Termino de acercarme a Sol y le digo.

    -¿Qué pasa aquí? ¿Qué es toda esta gente?-

    -Yo no tengo porqué darte explicaciones a ti de nada, esta es mi casa, mi mamá no está, así que ahora son mis reglas. Ahora por favor lárgate, no vaya ser que asustes a mis invitados- me dijo Sol mientras con un empujón de alejaba de mi para reunirse con el resto de sus amigos.

   A penas son las 12:00pm, pleno mediodía y esta gente ya está borracha. Escucho sonar una música repugnante a todo volumen y es ahí cuando me doy cuenta que tengo que subir a mi habitación.

   Entro, pongo yo también música a todo volumen para tratar que los sonidos inaudibles de afuera entren a mi burbuja personal.

   Ahora sí, empiezo a limpiar mi cuarto,no está muy desordenado pero algo de pulcritud no le va nada mal. Recogiendo unos libros de mi estantería, uno se me cae al suelo. Al parecer tenía guardado en el algunas fotos, puesto que se salieron de su lugar. Las tomo con cuidado y recuerdos atraviesan mi mente. Es una foto con mi hermana Sol, yo tenía unos cinco o seis años para entonces. En la foto ella me abrazaba con amor, y en su cara se le veía feliz al igual que a mí.

   Lástima que ya no es lo mismo, ya ella no me quiere, ya no les importo. Rompo la foto llena de indignación, miles de pedacitos de papel caen al suelo. No soporto ver lo feliz de fui y lo infeliz que soy. ¿Qué hice para merecer tanto desprecio?.

   No voy a llorar, creo que ni lágrimas me quedan. Me es difícil entender como ni mis amigas me han llamado, tengo más de diez días sin hacer acto de presencia y ellas ni les importa. Ya tengo que dejar de estarle diciendo amigas a cualquier idiota que me dirija la palabra, porque eso hacían ellas, sólo me dirigían la palabra y para colmo sólo me decían cosas que me afectaban más de lo normal. Y aún así, siempre pensé que estarían ahí para mí. Veo que el verdadero dueño se le conoce cuando el perro tienes pulgas. Porque mientras estés bien, cualquiera está a tu lado.

   Termino de recoger mi habitación, y tomo mi celular, sólo escucho el retumbar de 24K de Bruno Mars. Justo en ese momento me llega un mensaje.

    "Hola Natti, ¿Estás ocupada?"

  Es Petter.

    "Hola, para tí, si lo estoy"

    "¿Enserio? No seas así, te invito a salir"

    "¿Salir? ¿Yo? Obvio no"

    "¿Por qué no? Por favor, salgamos, a caminar, al cine, lo que sea. Tienes que distraerte"

    "Ya dije que no quiero salir, sabes muy bien el porqué, así que no insistas"

    "Seguiré insistiendo así no quieras. Ya te dije que ese accidente no es sólo más que aprendizaje, esa cicatriz no es más que tú. Salgamos"

   Dios pero que fastidioso es, no entiende que no quiero salir, que no quiero que me vean así.

    "¿Qué me dices?"-. Me pregunta de nuevo.

   No le voy a responder, lo dejaré en azul. No voy a salir.

    "Ya que no me respondes, tomaré tu silencio como un Sí, en media hora paso por tu casa. Ponte ropa cómoda"

    "Noooo, Petter. Te dije que no voy a salir. No vengas por favor"

   Esta vez la que quedó sin respuesta fui yo. No me queda más remedio que bajar y explicarle que no quiero salir de mi casa. No puedo dejar si siquiera que toque la puerta, porque mi hermana se pondrá histérica... Espera, mi hermana tiene mucha gente allá abajo, todos incluyéndola a ella están súper borrachos. Con ese escándalo dudo que por lo menos pueda dormir. ¿Por qué no salir un ratito? Porque te da pena tú cicatriz. Pero ¿Y si se burlan de mi? Eso qué importa. A mi si me importa. Mentira, no te importa.

   Tengo que dejar de hablar con mi mente, ya me estoy volviendo loca. La verdad si quiero salir, me gustaría sentir el sol otra vez sobre mi piel. ¿Sabes qué? Yo puedo, yo sé, yo soy capaz. Voy a salir, voy a mostrarle al mundo que a pesar de mis defectos que son muchos puedo salir adelante.

    "No te tardes,te espero en la puerta"

   Como ya me duché hace ratito, sólo me coloco un jeans negro y una camisa de mangas cortas de color blanco. Con unos zapatos deportivos de caminar bajo las escaleras y me dispongo a esperar a que Petter llegue.

  
  Petter:

  Voy llegando a su casa después de leer su repentina respuesta. Veo que sale de su casa y se posa sobre la puerta cerrada de espalda para esperarme. No tarda ni tres segundos en darse cuenta de mi presencia.

   -Hola Natti ¿Cómo estás?-

   -Yo bien ¿y tú?-

   -Muy feliz de que hayas aceptado salir-

   -¿A dónde vamos?-

   -A donde los sueños se hacen realidad-

   -¿Dónde queda eso?-

   -No muy lejos, tranquila. Vamos-

   Caminamos lentamente mientras hablábamos a gusto, acera tras acera. Cuando la gente pasaba, no podía evitar darme cuenta que Natti sentía cierta incomodidad, ella disimuladamente se escondía tras de mí para que la gente no notara su rostro. Me sentía algo culpable por eso, porque yo la invité a salir, pero también me da gusto que a pesar de la incomodidad que siente se haya atrevido a salir.

   -Llegamos-

   -¿Y dónde estamos?-

   - No preguntes tanto. Entremos-

  
 

  

Conexión InquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora