Capítulo 14

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   Petter:

  Justo en el momento en el que iba a gritar por segunda vez se abrió la puerta... No podía creer lo que estaba viendo, la vida me llegó de nuevo. Después de varios días, volví a ver esos ojos almendrados que tanto me atraen, sus ojos definitivamente son hermosos, me recuerdan a las estrellas fugaces. Aún así no la podía ver bien, estaba detrás de la puerta medio escondida entre las sombras.

   -Buenos noches señorita- le dije con mi tono galán.

   -Serían mejores si te largas de mi casa-

   -Uy, pero que odiosa, te recuerdo que tú querías hablar conmigo-

   -Sí, pero no en persona- dijo retrocediendo más hacia la oscuridad. Quería verle el rostro completo, quería admirarla totalmente.

   -Ay Natti por Dios, yo sé que si me ves mi encanto no te va a dejar dormir, pero tranquila no me veas mucho y listo-

   -Quisieras tú qué soñara contigo, ahora si me disculpas debo ir a dormir. Adiós- dijo ella, girando para cerrar la puerta y dejarme allí parado. Cosa que no voy a permitir, con un movimiento rápido utilizé mi pie como bloqueo para la puerta, y fué tan rápido mi acción que la jalé por el brazo suavemente para que saliera. Justo en ese momento una pequeña  luz que había en el interior de su casa, le iluminó el rostro por completo ¡OMG! ¿Eso es lo que creo que es? Natti tiene una cicatriz en su rostro.

   -Natti, por favor hablemos. ¿Qué te pasó?- le pregunté mientras ella se veía dispuesta a mostrarse completamente. Salió de las sombras y se acercó a mí.

   -No me veas por favor, soy horrible ya lo sé. Por eso no quería que me vieras en persona- fué imposible no notar que ella estaba destrozada por dentro, me fijé bien y pude notar que sus ojos no tenían aquel brillo hermoso que me cautivó, tenía la mirada perdida y gris.

   -Natti eres hermosa así como eres, ahora por favor ven- dije señalando la acera de su casa- siéntate y hablemos, por favor-

  Ella por fin salió de su casa, tenía un suéter amarillo que le llegaba por las rodillas, el suéter era como ocho tallas más que ella, no se le veía ningún tipo de short aunque no niego que me gustaría ver lo que hay debajo de ese gran suéter. Estaba despeinada, llevaba dos intentos de trenzas a los lados de sus orejas, con hebras sueltas por todos lados, sus ojeras estaban más presentes que las estrellas en el cielo, se notaba mucho que la chica había estado llorando. Aún así me parecía tan linda, sus ojos aunque están apagados para mí seguían siendo los más lindos que he visto. Ella es una combinación entre lo sencillo y lo cautivador.

   -Toma asiento- le dije señalando unas sillitas de niña chiquita que habían en la entrada de su casa.

  Nos sentamos en esas pequeñas sillas donde la mitad de la retaguardia nos quedaba fuera de ella, eran incómodas la verdad.

   -Cuéntame, ¿Por qué lloras tanto? ¿Por qué la cicatriz?. Confía en mí-

   -Es una historia muy larga, y si te cuento me voy a ir en llanto-

   -A penas son las 4:15 de la mañana, es temprano, hay tiempo. Y por las lágrimas no te preocupes, tengo experiencia como pañito-

  -Mira Petter, soy una persona con todos los problemas emocionales posibles. Diariamente me hundo en pozos de lastima, de rencor, de ira, de desprecio, de falta de atención, de una cantidad innumerable de sensaciones. Por una razón extraña algo en mi cabeza me dice que te hable, que me destape contigo. Y lo voy hacer, porque ya estoy harta de que no me escuchen, ya estoy harta de que me juzguen, ya estoy harta de que me ignoren. Pero prométeme una cosa-

   -Natti, puedes confiar en mí, aunque no me conozcas mucho ni yo a ti. Tienes que saber que nunca te dejaré sola, y no por lástima, si no por afecto, porque desde el primer día que te vi en el supermercado, algo me dijo que tú eras esa chica que cambiaría mi vida. Hazme prometer cualquier cosa, por ver esos ojos brillantes soy capaz de bailar con un tigre-

   -¿Bailar con un tigre?- Me dijo ella entre risas penosas y disimuladas. -Bueno, prométeme qué después de escuchar todo el tormento que tengo por vida, no te irás como todos. Dime qué te quedarás a escucharme así no me prestes atención, dime qué te podré llamar cuando mis ojos no puedan votar más lágrimas, así no salga de tu corazón dímelo-.

   -Natti, lo siento pero no te puedo prometer eso- le dije y ella miró con decepción- mejor te voy a prometer estar allí para despejar tu mente, estar para hacerte reír, estar para hacer brillar tus lindos ojos, te prometo hacer que salgas cada día de ese hoyo en el que te encuentras, prometo iluminar tus días, prometo que cuando estés conmigo no serás infeliz. Y si después de eso quieres seguir llorando, que lo dudo mucho. Prometo estar allí para secar tus lágrimas, pero ¿Sabes qué? Serán de felicidad. Te lo prometo-

   Después de eso, lo siguiente fué observar a ese par de estrellas fugaces llenarse de lágrimas, ella no pudo reprimir más sus sentimientos y empezó a llorar desconsoladamente. Me acerqué a ella, tratando de abrazarla para calmar su llanto.

   -No me abraces, no me gusta que me toquen- me dijo ella previniendo el abrazo que le iba a dar. Ella de verdad es una cajita de sorpresas, primero se abre conmigo y ahora me dice que no la toque. En fin...mujeres.

   -Tranquila, solo te iba a dar un abrazo-

  -Sí me quieres ayudar, hazlo a la distancia, ni se te ocurra abrazarme. Yo no soy un peluche, y estoy muy lejos de serlo. Así que échate para allá por favor- me dijo con su tono odioso habitual.

  Es sorprendente como hasta en su momento más débil, no deja de lado su carácter terco y odioso. Definitivamente ella me gusta mucho.

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  Holaa, gracias por llegar hasta esta parte de la historia. Espero y les guste. Recuerden votar y dejar sus comentarios.

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