Capítulo 18

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Natti:

   No sabía exactamente qué pensar. Estaba muy confundida ¿Por qué acepté salir esa tarde? ¿Por qué con él?.

   Llegué a mi casa, y como era de esperarse todos los borrachos amigos de mi hermana, estaban dormidos dispersos por toda la casa, muebles, mesas, escalera principal, en fin. Todo hecho un desastre.

    Sin pensarlo ni una vez, fui a mi habitación, en la que gracias a Dios no había ningún intruso. Me eché una ducha, me puse ropa cómoda y me acosté en mi cama a ver el techo. Tengo la rara costumbre de meditar mi día durante la noche, así viendo al techo y observando las estrellas que yo misma pinté en el.

   Fue un día divertido, si que lo fué. Aunque pasé toda la tarde tropezando con el suelo plano. Petter es un buen chico, es alegre, optimista, simpático, tolerante, y sobre todo muy educado. Pero muy en el fondo siento que él busca algo más allá de mí amistad. Cosa que no puedo darle, no quiero confiar en nadie más.

   No me considero capaz de tener una relación, además dudo que él me quiera para algo serio. ¿Quién querría algo serio conmigo? Nadie.

    Sé que solo me coquetea por pasar el rato y como método de distracción. Y simplemente no quiero nada con nadie, todos los hombres son iguales, se rigen bajo el mismo ciclo. Te conocen>te conquistan>te disfrutan>te desechan. Fácil.

    Son las ocho de la noche, y tengo hambre.  Pero sigo pensando demasiado las cosas, y rápidamente desaparece mi apetito.

    Sin saber porqué me acuerdo de mi mamá. ¿Dónde estará Beatríz?. Ya tenemos muchos días sin saber de ella. Aunque ella sea la principal causante de mis desgracias me sigue preocupando.

    Es una verdad que nací para ser despreciada, nada me llena, nada me hace sentir completamente bien. Nadie me acepta, nadie me quiere. Qué difícil es vivir.

    Mis dedos recorren de manera involuntaria la cicatriz. Gruesa, notable, horrible, áspera y significativa. Odio cada maldito punto de esa cicatriz. Cada maldita parte de ella me recuerda lo dañada que estoy, lo estúpida que soy, y lo poco que valgo.

    Entre la furia, la vergüenza, la desesperación, frustración me empiezo a quedar dormida...¿Qué fué eso?. Escucho el abrir de mi puerta, la luz está apagada así que no veo nada.

  - ¿Qué quieres Sol?, Ya estaba casi dormida-

  -¿Sol?, Jajajaj yo no soy sol. Pero prometo darte Luz- me responde de inmediato una voz de hombre. Mis sentidos se activan, los nervios me atacan, entro en desesperación.

  -¿Quién eres?. Sal de mi habitación ahora-

    Escucho pasos acercándose a mi cama, cada vez más fuertes. Lentos pero precisos.

   - Claro que me iré, pero primero te haré mía-

    Me levanté rápido de la cama, y encendí la luz de la mesita de noche, no alumbraba mucho pero si lo suficiente para verle la cara a aquel hombre que sin duda alguna venía a hacerme daño.

    -Vete de aquí, déjame en paz- hablé en el tono más brusco que conseguí en mi archivo de voces. El hombre era sin duda un amigo de mi hermana, lo había visto en dos ocasiones, alto, ojos claros, espalda ancha y sin duda muy capaz de hacerme daño.

    Aquel hombre del cual no me recordaba su nombre sin previo aviso se lanzó hacia mí. Me pegó contra la pared detrás de mí. Tapó mi boca con sus frías manos.

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2021 ⏰

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