Capítulo 7

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-Mamá te lo puedo explicar todo, cálmate- le traté de explicar a Beatríz dándole paso a mi habitación. Mala idea. Con un solo paso entró de golpe a mi habitación. Con el peso de su cuerpo me empujó hacia atrás y lo siguiente fué una fuerte cachetada que recibí de su parte.

Me podrán decir llorona, dramática o sentimental, pero a pesar de lo cruel que es mi madre conmigo, me duele saber que sus golpes no me duelen como me duele el alma de escuchar sus dolorosos insultos.

-Eres un pedazo de mierda, ¿Cómo te atreviste a hacerte un tatuaje sin mi permiso? ESTÁS LOCA- me dijo la mujer en frente mío, visualizando como mis ojos goteaban.

-Lo hice porque le quería demostrar a mi hermana que es lo único bueno que tengo en mi vida y...- no me dejó terminar salió de la habitación corriendo y hecha una furia.

No entendí su repentino acto, pero me alegró que por fin me dejara en paz, tal vez mi palabras le habían causado algo de sentimiento. Lo que es bastante raro. Escurriendo mis lágrimas, pocas pero presentes, me voy a mi cuarto de baño para lavarme la cara y relajarme un poco. No pasan ni tres minutos desde que mi madre hecha un energúmeno salió de mi habitación cuando vuelve a entrar sin previo aviso.

Al no verme cerca se va directo al baño. La noto más enloquecida que hace unos minutos, bajo la vista hasta sus manos y me doy cuenta que algo le brilla, un cúter de papelería.

-Mamá tranquilízate ¿Qué vas hacer?- le pregunto a Beatríz mientras trato de controlarme y controlarla a ella. Estoy muerta de nervios, mi mamá me está viendo con una cara paranormal, parece un personaje de "The purge". Me quiere matar sin duda alguna.

Mientras camina hacía mí de forma muy lenta aquella psicópata me dice:

-Mira maldita escoria, a tí nadie te dio permiso de hacerte ese tatuaje, aquí los permisos los doy yo. Vas a aprender de una vez por todas que tú aquí eres una basura que creó el mundo para servir y callar ante los demás- sin previo aviso corrió hacía mí, arma en mano.

-Te voy a quitar ese tatuaje, quieras o no- Beatriz me apuntó con el cuchillo, yo traté de detenerla pero su fuerza fué más grande que la mía. Entre forcejeos con el cúter, no pude evitar que la parte filosa del mismo se encontrara con la piel de mi rostro...

Sangre mucha sangre corría de mi cara, mi mamá me había cortado el rostro.

No lo podía creer, mi propia madre capaz de hacerme daño de esa forma. Mi sangre no dejaba de derramarse sobre la cerámica blanca del baño. Mi mamá estaba en estado de shock, no se movía, sólo me veía mientras yo me retorcía de dolor en el piso.

-Hija, disculpa, no era mi intención- me dijo ella tratando de ayudarme a parar el sangrado. Sangre mucha sangre, era lo único que podía ver.

Mis llantos hicieron que mi hermana llegara a mi cuarto de baño.

-¿QUE PASÓ AQUÍ?- Dijo Sol ayudándome a pararme del suelo muy alterada. Al levantarme del suelo y ver mis manos repletas de aquel fluido rojo, todo se volvió negro...

Llamaron a una ambulancia, en menos de treinta minutos ya estaba en un cuarto blanco de hospital.

-¿Qué me pasó?- pregunté al vacío, mientras abría los ojos, con la esperanza de que alguien estuviera a mi lado para responderme. No. Estaba sola, completamente sola en aquella habitación de hospital, me encontraba acostada y con el cuerpo dormido. Mi rostro estaba cubierto por vendas blancas, que tenían pequeñas manchas color carmesí.

Quería saber cuánto tiempo tengo aquí ¿Dónde está mi madre? ¿Qué le dijeron a los médicos? ¿Natacha estará al tanto de ésto?.

Trato de cerrar los ojos para ver si se va el dolor de cabeza tan fuerte que tengo. Justo en ese momento se abre la puerta de mi habitación en aquel hospital y veo pasar a la luz de mis ojos.

-Mi amor, ya despertaste. Me tenías preocupada, ¿Cómo te sientes?- me dijo Natacha, mi hermana.

-Hola hermana, bien, aunque me duele mucho la cabeza, ¿Qué hora es?-

-Ya es de noche, son las 10:34 más o menos, relájate, esa caída que sufriste no es para menos-

-¿Caída? ¿Cuál caída?- le dije a mi hermana sin tener ni un pelo de idea de lo que me estaba hablando.

-¿Cómo que cuál caída?, a caso te están fallando los cables. Mi mamá me contó que estabas haciendo una maqueta para el colegio y tenías el cúter en las manos mientras bajabas las escaleras y te caíste por accidente y bla bla bla-

Ya entiendo, mi mamá inventó todo eso para no quedar mal, sabe perfectamente que puede quedar detenida por maltrato. No quiero empeorar las cosas y decido seguirle el juego, reafirmando lo que ya se sabe.

-Ahhh, sí. Es que no te escuché bien. Si, me tropecé con un peldaño y me caí, y entre vuelta y vuelta el cúter fué a parar a mi cara.

Hablamos más o menos por media hora mi hermana y yo. Nada específico, los acontecimientos recientes en su trabajo, en mi colegio.

Seguía sin poder entender como una madre es capaz de hacer tal acto de frialdad a su hija, ¿Tanto así me odia? ¿Por qué me odia? ¿Yo qué le hice?.

Según mi hermana, Sol y Beatríz se fueron a la casa a buscarme ropa limpia y algunas de mis cosas, porque voy a pasar la noche aquí, deben de tener mi sangrado al pendiente. No comprendo para qué tanto protocolo para un simple rasguño, yo sé que la sangre es escandalosa pero nada que no se calme con unas vendas y listo.

Mi hermana salió de mi habitación hace diez minutos, prometió no tardarse mucho, fué a comprarme algo de comida. En esos minutos que ella está en ausencia entra un médico (bien lindo por cierto).

-Hola Natti, buenas noches. Vine a quitarte el vendaje, tú cicatriz necesita respirar un rato-

¿Cicatriz? ¿Cómo que cicatriz? ¿Cuál cicatriz?

Los médicos exageran todo, asiento y dejo que el doctor haga su trabajo. Poco a poco va retirando el vendaje, me duele pero poco,sigo con la cara dormida.

-Listo...no te preocupes, eso se borrará un 30%- me dice con un tono nervioso el médico. Él me tiende un espejo y yo lo tomo. Me reflejo en el...

-NOOOOOOOOOO- Grito, grito y sigo gritando. Mi rostro, está desfigurado, una cicatriz de 16 puntos recorre mi cara desde el nacimiento del cabello hasta mis labios. Una Cicatriz gruesa y que jamás se borrará.

Mi madre me ha marcado, yo estoy marcada, no seré feliz jamás. Lo decreto.

Conexión InquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora