Se me quitó el sueño, eran más o menos las 2:30am, intenté dormir otra vez. Intento fallido. Me paré de la cama con cuidado me coloqué un suéter y decidí salir a dar un paseo solitario por las aceras de mi colonia. Era de madrugada pero la ciudad no era peligrosa, y la verdad no me importaba en lo más mínimo. Sería más fácil si al salir de mi casa me cayera un rayo encima.
Bajé las escaleras de mi casa, las cuales se encontraban en completa oscuridad. Fui a la cocina tomé una manzana y me salí de la casa. Las calles estaban silenciosas, oscuras, frías. Así como mi corazón y mi mente.
Mientras andaba por las misteriosas calles me sumergí en mis pensamientos interiores, recordé los viejos tiempos, cuando tenía tres años y vivía con mi padre, esos viernes llenos de alegría que luego como tormenta se oscurecieron hasta dejar solo tristeza y soledad.
El ruido de los grillos, la brisa tocando mi rostro. Esas cosas tan simples me hacían pensar por un segundo en la paz, en la tranquilidad, en mis ganas de vivir. Ganas que se desvanecían cuando regresaban los recuerdos grises de mi infancia y ahora adolescencia.
Mientras caminaba sentí un ruido raro detrás de mí, volteé pero no había nada. Seguí caminando, ya estaba a dos cuadras de mi casa, tenía más o menos diez minutos caminando lentamente. Volví a escuchar algo y está vez si me asusté, volví a voltear rápido y al igual que la vez anterior no vi nada.
Me di la vuelta, y decidí regresar a mi casa. Lástima que en pleno retroceso sentí unas manos alrededor de mi rostro, con fuerza apretando mi boca. Eran manos de hombre, de eso no había duda.
-Callate estúpida- me dijo aquel hombre de voz gruesa.
Con una mano aquel hombre me tapaba la boca con rudeza y con la otra buscaba en mis pantalones, probablemente mi celular o algo que robarme pero yo no me había llevado nada. Mientras me retorcía e intentaba escapar del agarre de aquel ladrón, sentí unos pasos agitados provenientes de atrás, pensé que eran también ladrones pero no.
-SUÉLTALA- dijo aquel desconocido recién llegado.
-Vete o la mato- dijo el ladrón.
-QUE LA SUELTES TE DIGO- repitió aquel joven.
Aquel hombre se resistía a soltarme, yo seguía retorciéndome tratando de soltarme de sus manos y volverme para verlos cara a cara, tanto al ladrón como al chico de voz dulce pero fuerte que estaban detrás de mí.
De repente el ladrón se distrajo y me dió chance para morder su mano, mordí con fuerza, tanta que pude ver sangre salir de su mano. El hombre se quejó retirando sus manos de mí, acto que le permitió al joven acercarse rápidamente y golpearlo.
El ladrón fue a parar al suelo, con un hijo bien colorido, el ladrón al parecer no estaba armado y tampoco sabía pelear, puesto que el joven de ojos claros (o eso veía yo entre tanta oscuridad) no dejaba de pegarle y gritarle cosas.
Yo estaba en shock, pero cuando me di cuenta que el joven iba a matar a ese hombre me le lancé encima la chico para detenerlo.
-YA, LO VAS A MATAR- le dije muy nerviosa.
-Disculpame- me dijo el chico dejando al ladrón tirado en el suelo.
El chico se acercó a mí lentamente y cuando entró en mi enfoque visual quedé aún más impactada, era el chico del supermercado.
-Gracias, pero casi lo matas- le dije cabizbaja, me daba vergüenza verlo. Tengo la mala costumbre de apenarme frente a la gente atractiva físicamente. En ese instante el hombre con la cara hinchada se para del suelo y sale corriendo, dejándome a solas en una total penumbra con el aquel chico raro.
-jajajajajaja,¿otra vez tú?. La chica del supermercado, la que me atropella y se larga sin más- me dice con cinismo.
-¿Perdón? Eso que sucedió fué accidental y te pedí disculpas, ¿Que más querías que hiciera?-
-Un beso como mínimo- me responde con una sonrisa pícara en su rostro.
-Estás loco, Gracias por defenderme, ahora si no te importa me voy a mi casa- intento volverme y seguir con mi camino pero aquel idiota con el ego enorme me toma del brazo haciéndome girar.
-¿Te vas así?, déjame que te acompañe por lo menos ese desgraciado puede volver-
- No necesito guardaespaldas, gracias, puedo regresar sola-
-Tienes razón no necesitas guardaespaldas, necesitas un tornillo, porque una persona con todas sus tuercas no sale a las dos de la madrugada a la calle a caminar como si nada-
-No tienes moral para decir nada, te recuerdo que tú también estabas fuera. Además yo salgo cuando quiera y a la hora que me de la gana-
-¿Por qué eres tan testaruda y odiosa? Sonríe-
-¿Sabes qué? No tengo nada que hablar contigo, te agradezco que me hayas ayudado con el desgraciado ese. Pero hasta ahí. Chao-
Empecé a caminar hacía mi casa, esta vez a un paso más acelerado. Pero no pude evitar darme cuenta que aquel chico me seguía.
-¿Tienes algún problema? ¿Por qué me sigues?- le dije.
-¿No has entendido que te voy acompañar hasta tu casa? Quieras o no-
Ignorando su comentario seguí caminando y el chico seguía detrás de mí. No me importó en lo más mínimo. Dos cuadras después llegué a mi casa. Pobre de él si pretendía que me iba a despedir o algo así, porque sin mirar atrás entré en mi casa, aunque si escuché al fondo, justo cuando cerraba la puerta...
-DE NADA- gritó él.
Estaba súper inquieta, no podía creer lo que acababa de pasarme. Subí a mi habitación y me acosté en mi cama. Preguntas deambulaban por mi mente ¿Quién era él? ¿Qué hacía a esas horas en la calle? ¿Le faltará el mismo tornillo que a mí? ¿Cómo se llamará?.
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Espero les esté gustando la historia, espero su voto❤️
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Conexión Inquebrantable
Genç KurguEste libro muestra la vida de Natti, una chica de quince años con un pasado turbio, un presente difícil y un futuro inefable. Ella conocerá el amor por primera vez, y éste amor la ayudará a combatir sus miedos interiores y exteriores. Él la salvará...