-Va a quedar hermoso, confía- le dije despreocupada a la chica sentada al lado mío.
-Ésto no es buena idea, te van a matar cuando se den cuenta- me respondió ella.
-Ay Rachel deja el pesimismo, todo va a estar bien. Ya lo verás-
-Ya terminamos- dijo la chica que me hacía el tatuaje sentada a mi izquierda.
-Quedó hermoso. Míralo Rachel- Ella aún no aceptaba que con 15 años me estuviera haciendo un tatuaje y peor aún sin permiso de mi mamá.
Mi tatuaje había quedado hermoso "Natacha", un simple nombre, que para mí lo era todo. Así se llama mi hermana mayor, el pilar de mi formación.
Desde pequeña ella ha sido la todo en mi vida. Cuando tenía 5 años mi padre se fué de la casa, dejándome sola con mi mamá. Y desde ese entonces no se ha preocupado por mí en ningún sentido. Ya han pasado 10 años en los que solo lo he visto un par de veces y hemos hablado por teléfono unas cinco o seis veces. Él se fué a su estado natal, el cual queda bastante lejos de mi ciudad. No conozco a mi familia paterna (a nadie), mis abuelos murieron cuando estaba muy pequeña y nunca los conocí, tengo también varios tíos y tías, incluso dos hermanos mayores que yo, bastante mayores la verdad. Ellos deben de tener unos 44 años más o menos.
Mi mamá me tuvo a los 40 años de edad, su tercera y última hija. Mi padre por el contrario hizo a sus hijos a los quince años. Por esa razón mis hermanos son tan mayores.
Los pocos años que viví con mi padre y mi madre (mis hermanas vivían con su padre) fueron en un ambiente agradable, acogedor, no teníamos lujos, para ser exactos mi casa cuando llovía se mojaba más dentro que fuera, pero nunca faltó la comida y lo más importante el amor. Vivíamos los tres en un ranchito ubicado en un pueblito bastante apartado de la ciudad.
Lo poco que recuerdo de mis primeros 5 años de vida es muy emocionante, recuerdo que mi padre llegaba todos los viernes del trabajo a la seis de la tarde y siempre traía con él una bolsa con panes dulces y chucherías para mí. No puedo negar que Gabriel, mi padre, mientras vivió conmigo me dió de todo, me tenía muy consentida.
Pero mi país de las maravillas se fué desvaneciendo cuando cuando Gabriel, agarró el alcoholismo. De pronto los viernes se volvieron negros, llenos de miedo e inseguridades. Todos los viernes mi padre llegaba borracho, no podía ni sostenerse por si solo, llegaba molesto, tumbando todo a su alrededor, gritándole a mi madre Beatríz. Se convirtió en costumbre verlo todos los viernes en el mismo estado, y lo peor es que los problemas no acabaron ahí.
Una noche mi hermana Sol (la del medio), estaba de visita en mi casa, casualmente un viernes, ella estaba dormida y mamá estaba en la cocina ordenando los trastes, y yo estaba en casa de mi tía Marta (al lado de mi casa). Mi padre llegó en su estado de costumbre, borracho, y sin hacer ruido se fue directo a la habitación de mi hermana Sol, y sin previo aviso entró. Gracias a Dios no pasó nada de lo que están pensando, porque mi madre que siempre tenía las pilas bien puestas, se dió cuenta de lo que estaba sucediendo rápido e interrumpió las intenciones de Gabriel. Ese día todo fué un caos, problemas y más problemas, mi madre lo echó de la casa, yo con cinco años sin entender nada, sólo lloraba y lloraba.
Desde ese día no volví a ver a mi padre, hasta dentro de tres años más tarde, ya recién cumplidos mis ocho años, lo vi en un encuentro planeado por mi mamá y él, pasamos el día juntos no fué nada especial, la verdad después de tres años la conexión no era la misma, a demás fueron tres años en los que él no se comunicó conmigo en lo absoluto. Ese día el volvió a su estado natal, a siete horas de mí. Y ya han pasado siete años, siete años en los que no he sabido nada de él, sin contar las tres o cuatro veces que hemos hablado por teléfono. Siete años en los que me ha hecho falta.
Desde que tenía cinco años, desde ese feo día donde vi a mi padre marcharse de mi casa, Natacha mi hermana mayor, ha visto por mí. Ella ha echo el papel de padre, de hermana y de amiga a la perfección.
Mi madre Beatríz, es una persona sin estudios que quedó embarazada a los 25 años de edad de Natacha y dos años más tarde de Sol. Y yo nací 16 años después. Ella se separó del padre de mis hermanas Roberto y fué cuando conoció a mi padre. Luego de lo sucedido con Gabriel, se dedicó completamente a mí, y mi hermana Natacha a los 16 años de edad se empezó hacer cargo (por voluntad propia) de mí. Desde entonces ha pagado mis estudios, mi ropa, casa, y todo lo relacionado a mí. Por esa razón y por muchas más decidí tatuarme el nombre de mi hermana. Natacha.
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Conexión Inquebrantable
Teen FictionEste libro muestra la vida de Natti, una chica de quince años con un pasado turbio, un presente difícil y un futuro inefable. Ella conocerá el amor por primera vez, y éste amor la ayudará a combatir sus miedos interiores y exteriores. Él la salvará...