(Prefacio)

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- ¡Corran, yo haré de carnada!

El sonido de una estruendosa alarma había alertado a todos los pueblerinos saiyajin que trabajaban y estaban bajo la protección del "Árbol torcido" de Sadala y el líder criminal más peligroso de todo el planeta, este se encontraba gravemente herido, sus huesos estaban rotos y sangraba por todas partes. Su séquito criminal cuyos miembros eran de todo tipo de razas y especies corría aprovechando el espeso humo que su líder había ocasionado para despistar al ejército y ellos pudiesen escapar, más la subalterna del chico se negaba a dejarlo a merced de los soldados.

- ¿¡Qué!? ¡Pero hermano-!

El de traje azul marino y vendas en las manos se soltó del fuerte agarre de la morena, sonriendo y con lágrimas escurriendo por sus mejillas.

- Necesito que tú cuides a los chicos... Tú eres más fuerte que yo y estoy seguro de que harás un mejor trabajo; aunque seas mi protegida nunca necesitaste que yo te cuidara, Kale. Prométeme que le darás la mano al resto como yo te la di a ti ¿Está bien?

La menor de ambos le dio una fuerte bofetada al que consideraba su hermano, comenzando a llorar.

- ¡CLARO QUE NO LO HARÉ! Yo puedo derrotarlos a todos y evitar que te capturen. Ellos no son nada en comparación a nosotros.

- No, pero el resto de pueblerinos van a ser los únicos perjudicados en esta guerra estúpida, esos idiotas del ejército me quieren a mí, así que a mí será al que tendrán, los chicos no deben ser capturados.

- Hermano...

- ¡VETE YA! ¡ELLOS VENDRÁN EN CUALQUIER MOMENTO!

Kale se tragó sus palabras con impotencia, huyendo del sitio y dejando a su compañero atrás. Unos minutos más tarde, varios soldados encabezados por una mujer de cabellos alborotados salieron de entre las sombras, todos apuntando al criminal con sus armas. La chica antes mencionada sacó una tableta holográfica y miró fijamente al joven, comenzando a leer todo lo allí escrito.

- Joven Kyabe, queda detenido por 537 cargos en su contra; entre ellos múltiples robos a vehículo, encubrimiento de inmigrantes ilegales de otros planetas y alta traición al rey de Sadala. Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga será usado en su contra en la corte, tiene derecho a un abogado, en el dado caso de que no disponga de ninguno la corona le asignará uno.

Kyabe sentía su vista nublarse, recordando justo en ese momento sus múltiples hemorragias externas, y esa sensación de debilidad se incrementó aún más cuando le colocaron las esposas; seguro eran del tipo que drenaban el ki porque ahora se sentía completamente vulnerable, no podría transformarse en super saiyajin incluso si estuviera ileso, esas esposas sí que eran efectivas.

- Caulifla...

Susurró el joven con la poca consciencia que le quedaba.

- ¡OIGAN! ¡Quitenle las esposas! Kyabe ¡Kyabe no te desmayes! ¡IDIOTA NO TE DESMA-!

Y todo se volvió negro.

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A cada bandido hay un soldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora