Cada que lo veía su corazón daba piruetas de alegría, su respiración se entrecortaba y necesitaba hacer uso de todo su auto control para que él no se enterara.
Era la perfecta actriz, siempre lo fue... O al menos lo fue desde los quince años, edad en la que esos ojos ambarinos se clavaron en su corazón de una manera que jamás esperó.
Pero él era despistado, demasiado... Y un eterno caballero que jamás notó sus intentos de seducción.
Dios, llegó a usar un microshort en una pijamada para que su idiota mejor amigo se dejara llevar por las hormonas y el muy solo le ofreció un pants, ni siquiera la miró con algo de deseo... ¡Nada!
Era hermosa, lo sabía, todos sus conocidos le decían que tenía cuerpo de modelo y cara de ángel. Incluso él le llegó a decir que era preciosa... Pero al parecer no era ni jamás sería su tipo.
Y entonces lo tuvo que ver caer ante Akiho, doña perfección con caireles que quería incendiar solo por celos, porque la chica no era mala. Esperó por años que en algún momento se volviera una perra despiadada, pero todo en ella era... Amabilidad. Incluso cuando empezó a dar señas de que no quería seguir con Syaoran, mantuvo su actitud amable y cariñosa.
Así que hizo lo que toda buena amiga y se convirtió en consejera doctora corazón.
Mudarse de Hong Kong fue un cambio drástico, pero entre que en Tomoeda necesitaban de su experiencia, y entre que extrañaba horrores a su idiota mejor amigo, no le quedó de otra más que tomar sus maletas e irse del lugar que la vio crecer, enamorarse y decepcionarse.
Y ahora estaba ahí, con miles de preguntas mientras uno de sus colegas le ponía una férula a la joven novia que Syaoran le pidió revisar con toda la discreción del planeta.
¡Las cosas que hacía por un amor no correspondido!
—Esto es lo más extraño que me has pedido y lo pagarás caro; lo sabes, ¿verdad?
El castaño se encogió de hombros, estaba apoyado sobre uno de los muros con los brazos cruzados esperando a que terminaran con Sakura para llevarla al departamento de su hermano.
—Sin mencionar que esa gasa en tu mejilla está por caerse... ¿Peleaste con alguien? —continuó la chica arrugando el entrecejo—. Nunca te he visto hacer eso, pero en definitiva eso que se asoma es un golpe.
Syaoran suspiró llevando la mirada al techo.
—Larga historia —masculló pasando una mano por su cabello color chocolate.
—¿Perfecta para una noche de Netflix? —cuestionó ella ladeando la cabeza—. O Akiho te va a atar a la cama...
Su amigo se encogió un poco con un gesto de dolor, como si lo hubiera pellizcado.
—No... Nada de eso... ¿Sabes? Debo llamar a mi madre, prometí... —balbuceó él sacando su celular para fingir una llamada que no pensaba hacer.
Tomoyo abrió los ojos con sorpresa empezando a notar los nervios del que llamaba amigo. Siempre que evitaba una pelea balbuceaba pretextos tontos para desviar la atención. Eso solo significaba...
—¡Lo hiciste! —acusó señalándolo—. Lanzaste la pregunta cuando te dije específicamente que ella no estaba lista y...
Orbes color ámbar la vieron con cansancio.
—Sí, bueno, ya no me saltaré las noches de Netflix —recriminó él con ojos llenos de enojo—. ¿No era eso lo que querías? Que todo fuera como antes —concluyó entornando los ojos habiendo medio imitado la voz de la chica.
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Casualidad O Destino
Fiksi PenggemarCuando la vida no es como la planeas, y la desilusión toca a tu puerta, las decisiones que se toman no llegan a ser las mejores... Ni las más elocuentes. Un clavo saca a otro clavo, ese era su lema y pensaron aplicarlo hasta las últimas consecuencia...