¡Hacia Edimburgh!

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La situación con Derieri no era de las mejores pero tampoco era de lo peor, apenas comenzaba a despertar, al abrir por completo los ojos vió que se encontraba en una celda con sus manos encadenadas a la pared mientras estaba sentada en el suelo. El lugar estaba vacío a excepción de una mesa que estaba en una posición contraria a donde estaba ella y una pequeña ventana donde entraba poca luz; ella trató de romper las cadenas pero estaban protegidas con magia por lo que la fuerza no serviría de nada

— Veo que por fin despiertas — dijo Deathpierce entrando al lugar

— ¿Qué quieres?

— Seguramente recordarás que tú mataste a Sir Denzel en la batalla por Liones, es hora de pagar las consecuencias de tus actos

— Eres muy rencoroso... De todas maneras, tambien trataste de vengar la muerte de ese viejo cuando llegué con Elizabeth aquella vez y simplemente acabaste humillandote

— ¡No se te ocurra faltarle el respeto a Sir Denzel!. Esta vez será diferente, ya que humana o demonio espadas bendecidas por los druidas te dañaran, solo es cuestión de esperar a que las traigan y será tu fin

Derieri se puso nerviosa ante esa confesion, pero trató de no mostrar expresión alguna

— Sabes algo, lo mejor de todo es que nadie va a venir por ti. Según el plan que ideamos no notarán tu ausencia y pasaras desapercibida... Pero en fin, tengo que hacer otras cosas así que nos vemos en un rato — Deathpierce salió y cerró la puerta y también dejó a dos personas custodiando la puerta

— Esto es excesivo — dijo la rubia en voz baja — Supongo que si muero y logro llegar a la necropolis podré estar con Rajine, y decirle que lo intenté y que estuve cerca de que él recordará todo... — pensó ella viendo por la ventana como el sol empezaba a ocultarse — ¡Hermana en verdad lo intenté!, pero... No contaba con este obstáculo. ¿Me estas viendo... Acaso podrías decirme si lograré salir de esta?

Luego la rubia sintió como su cuerpo pedía comida y recordó que no había probado bocado en todo el día

— ¡Oigan ustedes!
Los guardias que estaban afuera escucharon con claridad a la rubia pero no hicieron caso alguno

— ¡Hey idiotas muero de hambre! ¿Acaso no pueden ser amables con alguien que esta a punto de morir a manos de un estúpido rencoroso?

— Oye no seas grosera con el señor Deathpierce — dijo un humano asomándose por la pequeña ventanilla de la puerta

— ¡Estaría de mejor humor si me dieran algo de comer! — reclamó la rubia alzando la voz

— No tenemos autorización para eso, además tú misma lo dijiste, estas a unos pasos de morir si comes o no algo no hará la diferencia

Derieri frunció el ceño pero después pudo ver que alguien apareció frente a ella de la nada

— Ustedes dos, no deberían de ser tan irrespetuosos con una mujer

— Señorita Eliana pero por qué... — dijo uno de los guardias al notar que la hechicera se había teletransportado dentro de la celda

— Estorbo, vete de aquí

— Calmate, dijiste que tenías hambre, además estás haciendo un escándalo juto a esos dos. ¿Qué te gustaría comer? — preguntó la hechicera con una sonrisa

— ¿Por qué harías algo así? Los sujetos de afuera no se ven muy de acuerdo

— No es relevante lo que piensen ellos, después de Sir Deathpierce yo soy la siguiente al mando así que lo que yo haga no debe de importarles. Además yo fui quien te trajo sin previo aviso así que es lo menos que puedo hacer...

LO QUE TANTO ANHELAMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora