Άλυμπος (Olimpo)

ΙΓ

POV. Harry

Desperté completamente desorientado. El último recuerdo que tenía era yo estando en mi cuarto y después, nada. Tenía el cuerpo completamente adolorido, y cuando quise llevar una de mis manos hasta mi abdomen noté que estaba encadenado, ambas manos estaban siendo agarradas por esposas que venían de la pared. Mire mis pies y estos estaban libres.

El lugar era un cuarto con paredes rugosas. En lugar de techo había un enorme cono de piedra que me dejaba ver un poco el cielo, parecía que era tarde. El olor a humedad llegaba a mi haciendo que mi nariz picara pero no podía hacer nada al respecto.

Cuando mis sentidos comenzaron a despertar, el miedo me invadió. No sabía lo que había pasado o quien era la persona que me había llevado a este lugar, también dudaba que Louis supiera sobre mi paradero.

El pánico inundo mi cuerpo, viendo como única opción empezar a forcejear contra las esposas. Jale de mis manos pero lo único que logré fue irritarme las muñecas. Seguí peleando pero al final lo sentí inútil así que mejor grite:

—¡Ayuda! ¡Estoy aquí!

Pero nadie me escucho, o si lo hicieron, me ignoraron.

Creí que se podía tratar de un sueño muy realista porque al cabo de unos minutos me di cuenta que era el mismo lugar que mi último sueño, solo que esta vez no había voces.

La sangre de mis brazos comenzaban a descender provocándome dolor en ellos. Una vez más trate de forcejear pero no logre más que cortadas en las muñecas, aún así no pare.

...

En algún momento de mi intento de liberación debí de haber caído dormido, porque ahora el cielo sobre mi era estrellado y el viento frío ya se hacia presencia haciendo que mis piernas temblaran.

Sentí mi garganta totalmente seca, mientras que en mi estomago podía escuchar ruidos distintos venir de el y la sensación de un gran hueco. Tenía todo el día sin probar alimento, siendo los ricos hot cakes de mi madre lo último que comí.

El hambre y sed me hacían sentir más cansado, pero una voz fue la que evitó que volviera a dormir.

—Lo he traído.

Era el mismo que me había capturado antes, estaba seguro. Trate de controlar mi respiración y calmarme, no quería alertarlos sobre qué estaba escuchándolos.

—¿Y bien? Tráelo a mi.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Era la misma voz que parecía estar en todos lados, como si su dueño no fuera una persona. Tan profunda y áspera que entraba por cada rincón de mi cuerpo.

—No puedo, esta débil —respondió—. Si lo hacemos ahora morirá.

Agradecía que el primero le preocupara mi vida. No sabía cuánto tiempo más esperarían para ocuparme en lo que fuera que tenía planeado, pero necesitaba escapar ya.

Concentre todos mis pensamientos en tratar de provocar algo de fuego, jamás lo había intentado voluntariamente. La primera vez que lo hice fue gracias al temor que me hizo sentir Zayn, y la segunda por mi desacuerdo con Bebe. Pero ahora que era yo quien quería hacerlo mi cuerpo solo me desobedecía.