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La imagen que vio Louis al llegar hubiera sido demasiado aterradora para cualquier mortal, y sabía que probablemente Harry se desmayaría en cualquier momento si no hacía algo al respecto.

Una bestia con el cuerpo de un humano, pero tres veces más grande y fuerte, con enorme cabeza de toro tenía acorralado en una esquina a Harry quien no paraba de gritar por ayuda. Con un movimiento de muñeca llamo al agua, quien comenzó a salir por el grifo de la cocina convirtiéndose en un enorme tridente de agua de más de tres metros que se materializo a los segundos en uno de acero.

—¡Ey tú! —gritó.

El minotauro paro de mirar a Harry dejándolo escapar, quien no dudo en correr detrás de Louis, ocultándose debajo de la mesa del comedor. La bestia apunto con sus cuernos, mientras que con una de sus patas comenzó a escarbar el suelo dejando grandes marcas.

—Eso es, ven conmigo.

Cuando la bestia se impulsó hacia él, Louis tomo el tridente con su mano derecha, lanzándolo hacia el minotauro y atravesando su grueso cuello, se escuchó un gran gruñido de dolor venir de él para después convertirse en simple polvo gris.

Camino hasta Harry quien continuaba debajo de la mesa en una pequeña bola humana mientras se secaba las lágrimas que no paraban de salir, trato tomarlo de la mano, pero solo se negó.

El rizado continúo abrazando su cuerpo mientras no dejaba de llorar, preguntándose en qué momento esa bestia había aparecido de la nada en la sala de su casa. Solo habían pasado unas horas de la partida de Louis cuando escucho un bufido venir de la sala, así que confundido fue hasta ella, encontrándose a esa enorme fiera mitad humano y mitad toro.

Creyó que moriría cuando el toro lo había visto a los ojos, acorralándolo contra la pared y dándole un gran aliento en la cara, justo el momento en el que llego Louis, quien no pareció impresionarse de la presencia del animal, y lo enfrento con total naturalidad.

Después de unos segundos tratando de entender todo decidió salir de la mesa para ver a Louis quien lo miraba con el mismo semblante serio de siempre, pero con un pequeño rastro de preocupación.

—¿Que... que mierda era eso? —pregunto entre lágrimas.

El mayor lo miro aun confundido y agobiado por todo lo que acaba de pasar, camino hasta él y lo ayudo a ponerse de pie. Miro hacia donde se encontraba antes la bestia y negó.

—No sé de qué hablas.

—¿No sabes? —pregunto incrédulo—. ¿Me estás diciendo que no viste al enorme toro parado en dos jodidas patas? —su cuerpo temblaba y las lágrimas no paraban—. ¡Tú lo mataste!

—Tienes que calmarte Harry.

—¡No me pidas que me calme! ¡Casi me mata esa cosa! —gritó.

Todo el miedo que había sentido antes se había transformado en una sensación de enojo, y toda dirigida al ojiazul parado frente suyo, quien parecía negarse a lo que acaba de suceder.

—Pero no lo hizo, ¿bien? Y no lo hará mientras este yo cuidándote.

La confusión se apodero de su cuerpo al escucharlo decir eso. Limpio todas las lágrimas que seguía teniendo en la cara antes de pararse serio. Estaba cansado de sentir todo el tiempo que Louis le ocultaba cosas, quería saber la verdad y ahora mismo.

—¿Qué era eso?

Se mantuvo mirando a Harry esperando que la niebla comenzara a hacer efecto, pero sabía que una experiencia de ese tamaño sería muy difícil de manipular, así que miro al cielo rogando a los dioses que Harry no lo creyera loco después de todo lo que diría.

Άλυμπος (Olimpo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora