Capítulo 13

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Sigilosamente, intenté escabullirme por la estrecha, al menos para mi cuerpo, ventana del baño.  Quería  y necesitaba saber sobre cómo rayos había llegado a casa de mi tía. Alguien, seguramente mi tía, tocó la puerta. No quise abrirla, pero me vi obligado a hacerlo cuando escuche su voz. En sus brazos cargaba ropa de mi primo. Me la tendió.

­-Toma, póntelo.

Le agradecí pero no me dejó cerrar la puerta sin antes decirme:

-Deja de acortejar1 a mis trabajadoras- le sonreí de medio lado y le guiñé un ojo, riendo. Rodó los ojos y cerró la puerta. Cuando terminé de cambiarme me senté en la tapa del inodoro. Mierda, ¿cómo había llegado aquí?

Desesperado comencé a caminar de un lado a otro, esperando que la respuesta viniera rápido a mí. La puerta volvió a sonar pero los golpes eran más leves que los que solía dar mi tía. Abrí la puerta y detrás de ella estaba esa pequeña chica de trenzas, tenía la cabeza baja y jugueteaba con sus dedos.

-El desayuno está listo- balbuceó e intentó dar la vuelta pero yo fui más rápido que ella y logré tomarla del brazo. Me metí de nuevo al baño con ella detrás. Cerré con llave y tapé su boca con mi mano.  

-Escucha, pequeña- murmuré pegándola a la pared-, necesito salir de aquí sin que mi tía se dé cuenta, y tú vas a ayudarme; ¿entendido?

Ella asintió con miedo, temblaba y sollozaba. La solté.

-Ahora, saldrás tú primero y no le dirás a nadie sobre esto, ¿ok?

Asintió de nuevo, lo que me comenzaba a desesperar.

-Habla- le ordené.

-Sí.

-Así me gusta, bonita- me acerqué a ella y lo caliente de mi aliento en su cuello la hizo estremecer. Me reí y caminé a la cocina. Olía delicioso, tenía hambre y mucha.  Me senté en un banco y comí. Era la mejor comida que había comido en semanas ya que Chris no sabe cocinar y lo único que comemos es comida preparada o congelada. 

Mi tía no volvió a aparecer por un buen rato por lo que aproveché para mirar la casa y ver si algún recuerdo de la noche anterior volvía. Esta casa era todo un laberinto.

Di vuelta en uno de los pasillos y me topé con una pequeña puerta medio abierta. Me asomé en ese pequeño orificio, la chica de trenzas estaba frente a un espejo cantando y bailando sensualmente. No pude resistir más y entré en silencio, ella tenía los ojos cerrados. Me senté y la observé durante un rato hasta que me aburrí. Comencé a recorrer el cuartito con la mirada hasta que encontré una ventana. Me encaminé a ella y salté. Caí de pie, corrí hasta perderme. No conocía este lado de la ciudad.  Pregunté en varios locales en que parte de la ciudad me encontraba, pero ninguno me dio respuestas. Iba a ser una larga tarde.

Creepylove 2. <<Una nueva vida lejos de casa>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora