II: un dia como cualquiera.

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Al estar suficientemente cerca saque mis garras y se las clavé a la mujer que estaba enfrente, los gritos no tardaron en llegar, la mujer murió rápidamente.

Fui hacia el hombre que tenía un cuchillo, corrió hacia mí apuñalando me, lo tomé del cuello y lo tire al suelo escuchando como se quejaba, me saque el cuchillo y se lo clavé en el estómago.

Mire hacia los niños, estos se estaban abrazando mientras lloraban, me acerqué a ellos y puse mi mano en la mejilla del más pequeño.

─ no se preocupen, estarán con ellos pronto...─ dije sonriéndole, tome al mayor y lo mordí en el cuello, este grito e intento safarse de mi.

Lo tire y tome al más pequeño, este no se movía, solo lloraba y temblaba, lo abracé y poco a poco le enterré mis garras en su espalda, se comenzó a quejar hasta ya no hacerlo.

Mire alrededor, todo estaba manchado, decidí quedarme ahí hasta que anocheciaera, tenía que tener cuidado de los cazadores ya que no sabría si vendrían o no.

Me quedé sentada mientras comía a uno de ellos, estaba aburrida, una imagen llegó a mi cabeza, era ese niño que había chocado conmigo, era muy tierno y tenía algo que llamaba mi atención.

Mire por encima de una ventana, aún estaba el sol, suspire y me tire al suelo, me había olvidado que tenía la ropa nueva, rápidamente me levanté y la mire, por suerte la sangre no se notaba mucho a no ser por las pequeñas flores.

Camine por la casa mirando las cosas que había, vi que tenía un wagasa muy lindo, lo tomé y lo abrí, era de color negro con dibujos de otros colores, era muy hermoso.

Comencé a jugar con el como si estuviera caminando entre la gente, al poco tiempo después volví a mirar la ventana habían pasado unas horas, supuse que pronto anocheceria.

Pensé en salir y taparme con el wagasa, quizás así podría soportar un poco el sol, sali con algo de miedo, me lo puse encima y salí, no pasaba nada, me sorprendí y comencé a caminar un poco alrededor para que me diera el sol.

Aún así no me quemaba, me emocione y comencé a caminar por todo el bosque con el wagasa, estaba feliz almenos así podría soportar el sol, aunque tenía que tener cuidado de no romperlo.

Fui por un camino donde daba el mismo pueblo, los puestos estaban abiertos y varias personas pasaban por ahí, de pronto unas esperanzas a que aquel niño volviera vinieron a mi, pensaba que estaba loca.

Mire a mi alrededor como si lo estuviera buscando, obviamente no lo encontré, supuse que no vendría al pueblo, volví al bosque pero por otra dirección.

Todo estaba muy tranquilo, había una pequeña brisa que acariciaba tu piel junto con tu cabello, era relajante, ya comenzaba anochecer, seguí caminando hasta escuchar unos quejidos.

Fui hacia donde los escuché, un fuerte olor a sangre llego a mi nariz, era un olor dulce que te hacía babear, seguí caminando hasta encontrarme con un niño, era aquel niño en el que pensaba.

Lo mire sorprendida, no se había dado cuenta de mi presencia, vi que se había lastimado la rodilla, esta estaba sangrando, camine hacia el y se sorprendió.

𝑷𝒓𝒆𝒇𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒎𝒐𝒓𝒊𝒓 𝒆𝒏 𝒕𝒖𝒔 𝒃𝒓𝒂𝒛𝒐𝒔 ×Rengoku Kyoujurou & Tu×  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora