Un trabajo de ensueño

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-¿Cuándo se supone que ocurrirá?- dice Luther sin creérselo todavía- Este... Apocalipsis.

-No puedo darte una hora exacta, pero... Por lo que sé nos quedan cuatro días.

Los dos, Luther y cinco hablaban sentados frente a frente como si estuvieran compartiendo el mayor secreto de la historia.

Yo caminaba de un lado a otro escuchando a cinco, mordiendo mi uña del dedo pulgar por los nervios. Oliver me seguía en los pasos que daba como si fuera su mamá pato.

-¿Porqué no dijiste algo antes?

-No hubiese importado- dice cinco con la cabeza agachada.

-Claro que sí, podíamos ayudarte a detenerlo juntos.

-Para que conste, ya lo intentaron.

Me detengo al escuchar eso último que dijo cinco, pongo mis manos en mi cintura sorprendida.

-¿Cono es eso que ya lo hicimos, no lo entiendo?

Cinco sube su cabeza y me contempla unos segundos sin decir nada, solo me mirá con tristeza, vi dolor en sus ojos por lo que esquiva mi mirada.

Oliver tuvo que percatarse de la tristeza de cinco porque pasa sigilosamente por las piernas de chico con un suave ronroneo, cinco le devuelve la caricia por su lomo.

-Los encontré a todos ustedes, sus cuerpos.

-¿Morimos?- pregunta Luther.

Podía sentir mi corazón latir rápido, en unos días íbamos a morir. Pongo mi mano en mi pecho para calmar el bombeo del corazón, pero cuanto más lo presionaba más fuerte latía.

-Horriblemente, estaban juntos intentando detener al que acaba con el mundo.

-¿Cómo sabes eso?- dice Luther mientras se inclinaba hacia delante al ver a cinco sacar algo de su bolsillo.

-Tenias esto aferrado a tu mano cuando te encontré- cinco se lo extiende a Luther para que la observé.

Abro bien los ojos al notarlo.

-El ojo de vidrio- digo voz baja.

cinco aciente confirmando con lo dicho.

-Debiste haberlo arrancado de su cabeza antes de morir- dice cinco.

Hago un mueca de asco al imaginarme tal escena.

-Tiene un número de serie atrás, podriamos encontrar a la persona con esto- dice Luther.

Muevo la cabeza cabeza de un lado a otro negando.

-Es un caso perdido, ya lo intentamos, es solo un pedazo de vidrio.

Luther le devuelve el ojo a cinco mientras me mira con una ceja levantada.

-Intentamos- repite lo que recién he dicho- ¿Tú también sabías de esto y no dijiste nada?

Veo como lentamente se levanta de su silla y camina de la misma forma hacia mí.

Retrocedo despacio hacia atrás, levantando las manos hacia él, el vello de mis brazos se erizan anunciando que hay peligro.

-Sssí- tartamudeo- pero no sabía la otra parte de la historia- le confieso con nerviosismo en mi voz.

Siempre le he tenido miedo a Luther cuando su cuerpo entra en defensa, en cualquier momento podía tener su puño en mi cara, aunque sé que eso no pasaría, es solo un trauma de los antiguos entrenamientos que nos hacía papá.

Luther y yo éramos los más fuertes en fuerza física pero eso pasaba cuando me encontraba transformaba en un animal y no en mi estado humano, era débil al lado de él.

Un Futuro Contigo (Cinco Y Ocho) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora