-¡Rubius! ¿Qué te pasó, tío?- su amigo llamó su atención haciendo que girara mostrando su ojo morado. -Oh nada, me golpeé contra la puerta.- el tintado se encogió de hombros mientras tomaba las bolsas con comida. -Fue Vegetta, ¿Cierto?- Mangel lo tomo de la muñeca evitando que saliera corriendo como siempre. -Se ve mal, pero estoy bien.- Rubius sonrió mostrando su blanca dentadura. -Nuestro amor es puro, Mangel. Nos amamos.