-Adrien, perdóname. -¿Por qué? -Le pregunte con el ceño fruncido. -Por... todo lo que ha pasado, me he comportado como una niña tonta e inmadura -Escuchar eso me hizo sonreír, aunque la verdad es que aquí el que debe disculparse soy yo, y creo que es momento de dejar todo claro y hablar con la verdad. -Yo no tengo nada que perdonarte. Al contrario, Marinette perdóname tu a mi princesa, me comporte como un patán contigo, y no sabes cómo me odio a mí mismo por cómo te trate, aquí el único tonto e inmaduro soy yo, si tan solo pudiera... -Me interrumpió. Solo sentí sus labios sobre los míos y sus pequeñas manos en mis mejillas. Comenzó a mover sus labios entre los míos lentamente como si me pidiera permiso para besarme. Así que sin dudarlo le respondí tomando su labio inferior entre los míos y tirando del suavemente. Solo sentí como sonreía feliz de que yo le correspondiera, es el momento perfecto de hacerle sentir lo que yo siento, quiero que sepa lo importante que es ella para mí...