En términos religiosos, Lucifer representa al ángel caído, ejemplo de belleza e inteligencia a quien la soberbia le hizo perder su posición en el cielo. Al caer repentinamente en la tierra, confundido y enojado, se enfrenta a una situación extraña con una peculiar mujer quién en vez de huir de él, le ofrece un trato. Deberá protegerla de todo un poderoso reino y de su prometido el príncipe, mientras ella se encarga de ayudarlo a volver al infierno. Ambos podrían obtener lo que desean, pero todo en la vida tanto en la tierra como en el infierno, tiene un alto precio a pagar. Para el diablo, su curiosidad y deseo son mayores como para contenerse, así que sella su contrato aceptando las condiciones. Tendrán que emprender un viaje hasta Acrocia, una ciudad antigua perteneciente a Oskolia, una tierra santa gobernada por un poderoso y peligroso Rey. Los peligros están latentes y se avecinan como olas violentas entre el mar, pero hay algo peor para este diablo a lo que tendrá que enfrentarse. El mal deberá luchar con sus propios sentimientos que amenazan con romper la barrera de su frío corazón, y todo por una bella mujer que irradia la luz que tanto llegó a anhelar. Una vez más desafiará todas las reglas y protegerá a toda costa lo único que le importa. Porque después de todo, no puede escapar de esos bellos ojos que lo incitan a pecar.