18: Especial noche buena.

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5 años atrás.

La joven aprendiz de modelaje se encontraba envolviendo regalos para su tía favorita y sus amigas. Ya habían pasado ocho meses desde la tragedia de su hermana mayor, a ella le encantaba envolver los regalos por su hermanita, pero ahora que no estaba, la menor tenía que asumir ese cargo. Tzuyu seguía con su vida aparentando su dolor, pretendiendo haber superado ese suceso tan trágico.

Su madre Chaerin había conseguido un trabajo lejos de su hija, todo para no ver a su ex esposa Sandara, porque le dolía recordar que fue una pésima madre y una horrible esposa. Decidió que lo mejor era irse y no volver a menos que sea necesario.

Tzuyu se la pasaba sola en la mansión de su madre actriz en Busan, Seúl, aunque su amiga Elkie siempre procuraba que no esté la mayor parte del tiempo sola. Sandara salía con su asistente y ella normalmente no hacía nada más que ver series o películas. Y si, tomaba sus clases de modelaje pero siempre acompañada de Elkie, su mejor amiga desde la niñez.

—¿Aprendiste cómo hacerlo o te lo enseño nuevamente?— Preguntó su amiga con amabilidad, la chica siempre fue amable y paciente con la futura modelo, pues le gustaba ver como Tzuyu se esforzaba tanto por ayudarle.

—Si, no te preocupes. ¿Crees que este regalo le guste a Sana?— Elkie miraba la colección de álbumes deluxe edition de la cantante americana Ariana Grande, junto a un suéter de color rosa chillón y cuatro velas arómaticas navideñas de diferentes aromas. Su corazón dio una pequeña punzada. Y asintió con una pequeña sonrisa. Que en cuanto Tzuyu miró a otro lado, la cambió por un gesto de desagrado.

—Es un poco excesivo... ¿no crees?— Tzuyu negó con una sonrisa tímida. —Nada que sea para mi japonesa favorita es excesivo. Ella lo merece. Me gusta mucho.— Dijo sin mirar a su amiga, pues le causaba vergüenza que su amiga la mirara así.

—Debe de hacerlo... Te esmeraste mucho preguntando a su ex por los gustos de Sana. Una niña bonita como tu no debería ser el plato de segunda mesa, Tzuyu. No es digno de una Lee. Tu madre...— Tzuyu no permitió que termine su frase, pues poco le importaba ser una Lee. Sus trámites para ser solo la hija de Sandara estaban en proceso.

—Cállate. Sabes que poco me importa ser hija de una asesina. Y no soy plato de segunda, sabes bien que lo que pasó entre Dahyun y Sana fue hace mucho. Ahora Dahyun tiene planes de boda con su novio Eunwoo y Sana me gusta.— Dijo la joven con su mirada fría hacia la otra joven y segura de sus palabras.

—Bueno... tienes otros regalos bonitos para envolver. ¿Para quién es este?— Señaló una mochila de pingüino de color azul y dentro de el venía un peluche en forma de envase de salsa de tomate.

Tzuyu inmediatamente lo tomó entre sus brazos y lo apartó de la joven. —Una amiga.— Elkie nuevamente se sintió ofendida, pues empezaba a descubrir que Tzuyu le ocultaba cosas.

—¿Amiga? No tienes a mas nadie que a la estúpida egocéntrica de Nayeon, Sana, Jihyo, Chaeyoung y yo. Y a todas las conozco.—

Tzuyu se sintió asustada ante la manera de referirse a sus amigas, pues era una joven educada y tranquila. Jamás escuchaba palabras así de su amiga.

—No sé que te ocurre, pero estás invadiendo demasiado mi espacio, Elkie. Cálmate.—Tzuyu pensaba que había cosas por las que Elkie no debía entrometerse. 

—Se todo de ti, Tzuyu. No quiero que nada malo te pase. Te estoy cuidando.—

Después de esa pequeña pelea Tzuyu no quiso comentar nada sobre el tema. Las horas pasaron rápido. Su madre había llegado junto a su asistente, que era Sana. Porque no confiaba en nadie mas que en esa chica.

Su madre había cocinado todos los platillos. Desde sushi, hasta el tiramisú de postre. Tzuyu se veía un poco ansiosa, tenía que huír para entregar el último regalo, pero no sabía como hacerlo. 

Las horas pasaban rápido entre las amigas, por un lado estaban las invitadas de su mamá, y por el otro las amigas de Tzuyu. Que bromeaban y ayudaban a Tzuyu a escapar de Elkie, que más que su amiga parecía su propia sasaeng. Chaeyoung retaba a la joven china a beber y ella feliz lo hacía. Llegó un momento en el que JiHyo salió acompañada por Nayeon, las más grandes. Y Tzuyu se quedó con Sana, Chaeyoung y Elkie.

—Creo que es hora.— Sana y Elkie miraron a la joven confundida, pues las dos estaban pasadas de tragos. Elkie se tambaleaba y balbuceaba cosas sin sentido, mientras que Sana se empezaba a quedar dormida en el sillón del comedor gigante.

Con la ayuda de Chaeyoung subieron a la joven china a la habitación de invitados para que durmiera cómoda. La pequeña coreana se quedó en la cocina con Sana, mientras que Tzuyu  salió de la casa en busca de Nayeon, quien la esperaba junto a Jihyo en el auto de su mamá.

—¿Trajiste tus regalos?—  Preguntó la coreana mayor. Tzuyu asintió y mostró la caja de regalo de tamaño grande. 

—Será un viaje largo. Prepárate, Chewy.— Dijo Jihyo, Nayeon arrancó el auto, las dos chicas que iban atrás estaban rezando para que nada les pasara, pues Nayeon amaba ir en alta velocidad.

Tzuyu sentía su corazón latir desenfrenado, eran las once con treinta minutos. Tenía miedo de no llegar a tiempo.

Eran cinco minutos antes de las doce de la noche. Al no encontrar a la mujer se sintió decepcionada. Caminó hasta las bancas y al ver que en una banca del parque en el que acordó verse con su amada secreta la esperaba con paciencia sonrió y corrió hasta ella.

—Hola Tzuyu.— Le dijo con una sonrisa que hizo el corazón de Tzuyu acelerarse. La joven se tiró a sus brazos para abrazarla con fuerza y desesperación, haciendo a la mujer morir de ternura por dentro.

—Sharon. Esperé tanto este momento.— Ambas amantes se abrazaban con fuerza. Tzuyu sabía que era la última vez que la vería, quería disfrutarlo tanto como pudiera.

—Yo también lo esperé. ¿No tienes frío?— Estaba nevando, pero a Tzuyu pocó le importó.

—No, tu me mantienes caliente.— Dijo sin pensar sus palabras, haciendo reír a la mayor.

Ambas se abrazaron por un rato más, hasta que fue el momento de despedirse.

—Esperaré por ti, Tzuyu.— Le dijo antes de soltar su mano. 

—Te amo, Mina.— Dijo en un susurró que el frío viento se llevó. Nayeon fue en busca de Tzuyu para darle su abrigo, pero fue en vano porque Tzuyu traía uno puesto, uno de color azul oscuro que antes le había visto a la mujer que se había ido.

Actualidad...

El reloj marcaba las once de la noche con cincuenta y nueve minutos, no había visto a su Mina en todo el día.

La puerta se abrió, pero al no ver a nadie pensó que solo fue el viento. Un ramo de rosas junto a un olor a  tonkatsu y kimbap inundó sus fosas nasales. Detrás de todo eso vio a la doctora con una enorme sonrisa.

—En noche buena, se pone complicado, por alguna extraña razón hay demasiados pacientes, perdón por llegar tan tarde. Feliz navidad Tzuyu. Cenemos juntas, por favor.—

Tzuyu sintió su corazón llenarse de felicidad, y lloró. Porque había pasado todo el día de noche buena sola. Pero ya no más, porque su doctora favorita había llegado para estar junto a ella.

Ambas comieron sus alimentos felices y de vez en cuando se daban pequeños besos en los labios.

—¿Cómo llegaste esa noche hasta Changwon? Queda un poco lejos de Busan, no creí que fueras.— Las novias estaban abrazadas, mientras Mina acariciaba el cabello sedoso de la joven.

Tzuyu sonrió al recordar a sus secuaces.

—Es un secreto, Minari.—

Se dieron un beso apasionado y se sonrieron para después cerrar los ojos y dormir un rato.

Losing to You (MITZU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora