Losing to You (MITZU)

5: The day we meet.

7 meses atrás.

Era catorce de febrero, por supuesto que Tzuyu había recibido muchos regalos y flores. Mismos que fueron arrojados a la basura. Después de todo la joven, era una pesada, engreída, hija de mamis, o al menos era lo que se rumoreaba de ella en esos tiempos. Poco le importaban esos regalos que no eran nada para ella, a excepción de una pequeña carta escrita a mano, con bonita letra y perfecta ortografía. Era acompañada de una rosa, una sola rosa que Tzuyu decidió conservar en un viejo libro de poemas que le había regalado su madre Sandara. Metió la rosa entre las páginas del libro y guardó la carta en su casillero. No venía con algún nombre o firma. Solo un Q. N. como firma. 

Pero la menor no conocía a nadie con esas iniciales, solo una chica de tercero de nombre Nayeon (demasiado hermosa por cierto), pero por lo poco que sabía de la mayor era que se apellidaba Im, de nacionalidad coreana, que tenía 19 años, iba en tercer grado y además que, estudiaría artes escénicas en la universidad de artes nacional de Seúl. También que era amiga de JiHyo y eso era todo lo que sabía de ella. Y no. Tzuyu no la miraba de lejos y mucho menos le gustaba en secreto.

Tzuyu se encontraba en el estacionamiento, escondida detrás de un árbol frondoso, para no ser vista por las personas que le habían llevado regalos, no quería hablar con nadie. Dispuesta a ignorar todo se colocó sus audífonos y puso una de sus canciones favoritas del momento; "Dumdi Dumdi"  de la agrupación femenina (G)I-dle. No es como si la canción tuviese algún tipo de significado profundo para la joven, si no, que le gustaba el ritmo y tararear la canción.

La menor disfrutaba un buen momento a solas, disfrutando su canción favorita del momento, cuando sintió una mano tocar su brazo. Frente a ella se encontraba nada más y nada menos que Im Nayeon, no soportaba la presencia de la mayor (aunque, más que odio quizá era algo aún más profundo), después de que ella la arrebatase un dibujo de las manos que había sido hecho por su amiga Chaeyoung, fue una grosería para la joven. Y era por esto que su sola existencia le causaba un severo malestar. (O solo fingía).

—Hola Tzuyu.— Nayeon se miraba apenada con la joven, Tzuyu pudo percibir un ligero sonrojo en el rostro de la coreana. Y su corazón no dejaba de latir al mil por hora.

—¿Qué desea de mi, eonnie? — A pesar de que Tzuyu toleraba muy poco (o nada) a la mayor, no le iba a hacer un desplante. Puesto que, le agradaba escuchar su " irritante" voz.

—¿Recibiste mi flor?— Preguntó en un tono tímido, el sol reflejaban las mejillas sonrosadas de la mayor, cosa que descolocó a Tzuyu. Ya que, a pesar de que Nayeon era una grosera, a Tzuyu le parecía bastante linda. Por no decir hermosa.

No seas ridícula. Pensó la menor tratando de disipar sus pensamientos románticos de su mente, no hallaba una explicación para el extraño comportamiento de su sunbae, es decir, ya se conocían desde hace un año. Y esto gracias a que Nayeon se llevaba muy bien con JiHyo.

—¿De qué habla eonnie?, recibí muchas cosas hoy. Sin afán de presumir.— Contestó Tzuyu con la mirada fija en Nayeon. 

—"Q. N". Fui yo, dejé la nota pegada a tu casillero, junto con la rosa. ¿Te gustó?— Dijo la mayor, que tampoco quitaba la mirada de la menor, una sonrisa traviesa y coqueta adornando su pálido rostro.

Tzuyu agrandó los ojos después de recibir tal confesión, no sabía como reaccionar a eso. Inmediatamente bajó la mirada, pero la manos de Nayeon fueron hasta el rostro de la pequeña para tomarlo con fuerza obligándola a mirarla a los ojos.

—Me gustas Tzuyu, quiero que seamos novias, esposas, amantes. Lo que quieras.— La sonrisa decidida de Nayeon y el tono de voz que empleó demostraban que era verdad. Nayeon estaba ahí, frente a ella, con su sonrisa de conejo, pero la cara de Tzuyu no reflejaba nada, simplemente la miraba sin alguna expresión. Aunque sentía sus piernas las sentía de gelatina, y su corazón, oh. El pobre corazón de Tzuyu estallaría de emoción en cualquier momento. Pero, su semblante serio daba mucho a desear.

Tzuyu tembló al escuchar semejante discurso barato, aunque siendo honestos fue de lo más lindo para la menor. —Nayeon eonnie, no creo que pueda salir con usted. Es muy grosera, narcisista y me da miedo. No quiero tener una relación con alguien que arrebata las cosas de mis manos.— Respondió la menor con total honestidad y seriedad. Después de todo era una confesión, tenía que dejar las cosas en claro para no causar malas interpretaciones.

Nayeon soltó una risa, causando indignación en Tzuyu. —Hablas como si te hubiera quitado un collar valioso de tú bonito cuello. Ese día estabamos jugando, era un dibujo mío. Eras tú, viene en la carta que dejé en tu mochila, si no la has visto... por favor te pido que la leas ahora y me des una respuesta. No podría vivir si no sé tu respuesta ahora mismo.— 

Tzuyu se soltó del agarre de la mayor para revisar su mochila y encontrar la carta, que bien decía:

"Hola. Quizá sea raro para ti, pero esta es una confesión que me ha costado mucho sacar. Eres hermosa, tienes una mente brillante y lamento lo del  dibujo. Quiero aclarar que he sido yo la autora de tal horrible dibujo y esa es razón suficiente para no dejarte verlo, nunca quise ofenderte, solo no quería que sospecharas mis profundos sentimientos hacía a ti, después de todo la musa que inspiró ese dibujo fuiste tú. Lo he perfeccionado con ayuda de Chaeyoung y lo puedes ver ahora. Escribo todo esto para que puedas disculparme por lo grosera que fui, me gustas mucho, estoy enamorada de ti. No puedo dejar de pensar en ti todo el tiempo, tu olor y tu risa son algo que me fascinan de ti. Te pido puedas aceptar mis más sinceras disculpas y por favor, puedas aceptar mis sentimientos. De no ser así, me tiraré de un puente, creo que si no tengo tu amor no podré seguir respirando"

Una perfecta caligrafía, junto a una buena ortografía robaron a Tzuyu un pequeño suspiro. Una de sus pasiones secretas era la escritura, empezaba a sentirse mareada ante tal perfecta letra.

—¿Tzuyu?, ¿qué dices?— Preguntó Nayeon, quien se empezaba a desesperar, la veía con sus ojitos brillantes, en espera de la menor.

—¿Dónde hay un puente cercano?— Fue todo lo que Tzuyu preguntó, causando en Nayeon una risa nerviosa. —¿Por qué?— Cuestiona la mayor con nerviosismo.

—Escribiste que si te rechazo te tirarías de un puente, por supuesto que es algo que no puedo perderme, quizá te ayude y te empujo. ¿Te parece?— Una sonrisa maliciosa se posó en los labios de la mayor. Su tono de voz macabro caló los huesos de Nayeon.

—¿Qué?— La mayor se alejó de Tzuyu con temor. Tzuyu se permitió reír. 

—Es una broma, eonnie. Vamos por un helado, yo invito.—

Sin temor a nada Tzuyu tomó la mano de Nayeon  y la llevó hasta una heladería que conocía gracias a su hermana mayor.

Hablaron de tantas cosas esa tarde, que al final del día terminó accediendo a salir con su mayor.