8: Time.

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El tiempo había pasado. Tzuyu a su corta edad había terminado siendo una modelo prestigiada, la favorita de varias marcas locales. Sus madres llevaban separadas seis años y su hermana mayor había tomado una terrible decisión cinco años atrás.
Tzuyu se encontraba en Corea del Sur junto a su madre Sandara. Ya que, odiaba aún más a Chaerin después de la perdida de Ahin.

Tzuyu decidió cambiarse de apellido a "Park", su madre estaba orgullosa de sus logros. Aunque, también no estaba recuperada del todo. Perdió su matrimonio, con ello a su hija.  La actriz dejó proyectos, simplemente decicidipo que  ya no quería estar a la expectativa del ojo público. Por eso decidió dejar Japón e irse a Corea nuevamente, donde al menos podía descansar tranquilamente.

—Cariño, ¿podrías dejar de dar tantas vueltas?, me mareas.— Dijo la japonesa entre risas, pues, amaba ver a Tzuyu tan nerviosa y ansiosa.
Sana, la novia de Tzuyu, estaba a su lado la mayoría del tiempo.  Después de dejar Japón, la mayoría de sus amigas se mudó a Corea para sus diferentes estudios. Sana, se dedicaba a la psicología y con el paso del tiempo logró ganarse el corazón de la joven. Se volvió una psicóloga especializada en sexología, bastante reconocida en Seúl.
— No puedo, sabes que me pone nerviosa estar en las galas.—
Sana soltó una pequeña risita, acercándose a ella para calmarla. Abrazó su cintura, y se acomodó en su espalda, para luego con su dulce voz susurrarle palabras de aliento.
—Todo estará bien, luces hermosa. Eres la mejor. Sal al escenario y cautivalos con tu belleza.—
Dejó un beso en su frente y ambas se miraron unos segundos a los ojos. Hasta que su mánager las interrumpió.
—Tzuyu, sales en 3...2...1.—
Su mánager salió junto a ella y fue así como Tzuyu nuevamente dejó a los espectadores maravillados con su particular belleza.

Al terminar la presentación, fue escoltada hasta su casa. Junto a su novia. Sandara las esperaba con una bandeja de sushi y una botella de champán para celebrar una nueva gala exitosa de su princesa.
—Ahin estaría orgullosa de ti, hija.—
Sana y Tzuyu se miraron un poco incomodas. Pues, Sandara solía ponerse melancólico para luego tener ataques de nervios y estrés.
—No hablemos de personas que no están, Dara. Mejor celebremos que ahora Ahin está en un lugar mejor y que Tzuyu aquí, es una modelo increíble.— Comentó la japonesa para tratar de evitar temas sensibles como el divorcio o la muerte de Ahin.
Dara asintió, mientras bebía de su copa y veía con tremenda tristeza el cuadro de sus dos hijas junto a ella.
Rápidamente cambiaron de tema y siguieron disfrutando juntas. Sana se había vuelto parte de la familia Park, desde el divorcio. Pues fue un fuerte apoyo para la menor, ya que siendo tan joven tenía que pasar por dos duelos. Ver a sus madres separadas y el fallecimiento repentino de su hermana, que a pesar de todo, era su única compañía.
Sana jamás la dejó sola, al igual que Nayeon, JiHyo y Chaeyoung. Y si, Chaerin cumplió la promesa de pagar los estudios de la coreana mayor. Nayeon y Tzuyu solían verse a menudo. Ya que, aparte del modelaje Tzuyu se había vuelto una peculiar actriz. Había participado en varios dramas.

Sana y Tzuyu dormían juntas. A Sandara no le importaba, después de todo la joven ya era una adulta y era responsable de sus acciones.

A sus 22 años, no había vuelto a intimar con nadie. Tenía miedo de herir a su pareja o que no le gustara. Sana y la menor se encontraban a oscuras en su habitación, besos calientes y jadeos reinaban en su fría habitación, mientras que en la de su madre reinaba la paz y el silencio.

—Sana... no.— Dijo Tzuyu entre jadeos, pues sintió los dedos de Sana tentar su intimidad.
—Amor, por favor... Estás muy húmeda, déjame ayudarte...— Sana al ser una experta, sabía como llevar al borde a su novia. Llevaban 3 años como novias, y en esos tres años solo habían besos y caricias que no dejaban a Sana conforme.
—Sana... se gentil.— Fue todo lo que bastó para que Sana dejara a un lado su poca cordura y proclamará a la menor como suya.
Cabe mencionar que fue una noche bastante intensa para ambas. Tzuyu no dejaba de jadear y gritar el nombre de Sana. Poco le importaba que la habitación de su madre esté al lado. Sana era salvaje, pero trataba de frenar sus impulsos para no lastimar a su "bebé".

A la mañana siguiente Sandara y Sana se levantaron temprano, una sonrisa radiante acompañaba a la japonesa. Pues después de muchos años de abstinencia por fin tuvo un poco de lo que tanto deseaba.
Sana ayudaba a Dara a preparar el desayuno. Entre ambas había una conexión imperdible. Sana confiaba tanto en ella, al igual que la mujer.

—¿Mi hija es una pasiva entonces?—
Sana era tan explícita y abierta con Dara, de haber sido Chaerin a la que le contaba semejantes intimidades la hubiera matado.
—Demasiado. Me encanta tu hija, la amo.— 
Soltó con una risita encantadora que sacó un ligero suspiro a Sandara.
—Me alegra, espero no la hayas lastimado, ni dejado moretes. Tiene ensayo hoy, creo Nayeon pasará por ella.— Sandara se encontraba tan entretenida revolviendo los huevos para el desayuno, que no pudo ver la cara de Sana al momento de escuchar el nombre de la coreana.
—Nayeon...— Murmuró entre dientes. Pues, a pesar de no demostrarlo Sana era posesiva con Tzuyu. Pero fingía bastante bien.
—Esa chica es encantadora, pero no más que tú, Sanita.—
Sana tomó aire para mantenerse al margen.
—Ya lo creo. Si tanto te gusta ¿por qué no sales con ella, Dara? No tendría nada de malo...—
Dijo Sana en un tono bastante sugerente.
—¿No lo tiene? Ella es joven. Yo soy una anciana, a su lado nos veríamos como Barbie y la abuela de Barbie. Una total ridiculez.— Respondió entre risas para amenizar el ambiente. Pues de antemano sabía que Chaerin si salía con ella.
—Es verdad, tu ex te la quitó.—
Tzuyu quien apenas entraba a la cocina alcanzó a escuchar de lo que hablaban.
—¿Qué dices, Sana?— Su ceño fruncido, delataban que las había escuchado.
—Nada, ven a desayunar.— Dijo Sandara.
—Tienes que decirle, tiene que saber que su mamá está saliendo con su ex.— dijo en su tono inocente y esa mirada tan usual en ella.  Como si de algo sin importancia se tratase, Sandara posó una mirada incrédula en ella, había confiado en ella y por un "accidente" lo soltó, y justo antes del desayuno.
—¿Qué?— Sandara se hablaba con Chaerin y se contaban todo, esto era algo de lo que Tzuyu tenía entendido. Sandara le había prometido no decir nada a su hija.
—Nayeon es tan... imbécil.— Sana había logrado su objetivo, sin importarle como había quedado Nayeon y Sandara. Ella solo quería que SU Tzuyu odiara a esa chica "cara de rata".

Losing to You (MITZU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora