15: Susurros.

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Después de tal confesión Mina se quedó sin decir nada. Tzuyu parecía muy feliz, pero para la japonesa era un remolino de emociones que jamás se esperó. Para empezar fue demasiado repentino y un arrebato demasiado fuera de lugar.

—¿Por qué no dices nada? No quiero presionarte Minari... Solo tenía que decírtelo.—

Una pequeña chispa de esperanza crecía en Tzuyu, sin importarle que su actual novia estaba afuera, sin sospechar nada.

—Estoy saliendo con alguien. Y me gusta. Lo siento, Tzuyu. No puedo corresponderte y menos sabiendo que eres menor que yo, además de ser mi paciente. A partir de ahora me limitaré a hacer tus revisiones de rutina, solo vendré para respetar el horario establecido.—  Mina salió de la habitación sin esperar la respuesta de Tzuyu. No quería escucharla.

Tzuyu en cambio se encontraba seria, pensando en todo lo que pudo prevenir si no se hubiese dejado llevar por sus impulsos.  Nuevamente Sana entró a la habitación, por alguna razón la presencia de Sana era incómoda para la joven modelo. Recordaba sus momentos en la preparatoria, los sentía como si fuesen de un día anterior, recordaba especialmente  cuando Dahyun lloraba por la japonesa, haciendo que Tzuyu se sienta terriblemente mal de solo pensar el cómo Sana ahora era su novia. 

Sana se acercó a ella, para acariciarle la espalda, siempre había sido cariñosa y más con su pareja. Pero esto a Tzuyu realmente le afectaba, sabiendo que momentos atrás gozaba de un beso con Mina. La persona que para ella es su ángel. La mano de Sana fue quitada de manera brusca por Tzuyu. Le incómodaba su tacto. Sana la miró un tanto devastada y triste, Tzuyu solo quería su espacio personal.

— Sana... no creo que sea bueno que vengas a verme, no te recuerdo. El beso que nos dimos no debió pasar, solo quería recordar, pero me siento tan tonta. Porque esta es la vida real y no una estúpida película, es mejor que te vayas. No quiero verte, ni hoy, ni nunca.— El lado Lee que había dejado años atrás apareció, golpeando a Sana de manera abrupta. Tzuyu había cambiado por Sana, pero ahora que no la recordaba era fría como un hielo. Tal como lo era al principio con la misma. 

— Tzuyu... no puedes, realmente no puedes hacerme esto. LLevamos años siendo novias, estuve contigo incluso antes del divorcio de tus madres, hasta inclusive antes de la muerte de Ahin...—  Sana nuevamente había revelado información en un momento inoportuno. 

Tzuyu la miró con los ojos completamente abiertos, había quedado en una especie de trance. Los golpes de sus recuerdos le dolían en el pecho. Recordando esa horrible escena, una y otra vez. Tzuyu empezó a tambalearse sosteniendo sus manos en su cabeza. Sana se asustó, pues sus palabras nuevamente le habían causado un daño perjudicial a su recuperación.

— ¡Cállate!, ¡No saltes!, por favor... Ahin.—  Tzuyu gritaba con desesperación, pero Sana no hacía nada, solo estaba parada junto a la puerta. Fue hasta que la doctora Bae escuchó los gritos y entró a la habitación.

— ¿Qué ha pasado?—  Preguntó a la japonesa, Tzuyu seguía repitiendo que se callara.

— Le dije lo de su hermana...—  Dijo con la voz baja. 

— Pobre chica. Apenas despierta y tu ya le dijiste todo, ve a la sala de espera.— Sana asintió y salió de la habitación.

La doctora pidió ayuda a los enfermeros para aplicarle un calmante, porque vaya que la menor estaba fuera de si. Fue solo así que la menor cayó en un sueño profundo.

La doctora pidió ayuda a los enfermeros para aplicarle un calmante. Fue solo así que la menor cayó en un sueño profundo. 

l despertar lo primero que vio fue a Mina hablando con una chica de cabellos castaños, de tez pálida y una pequeña  sonrisa.

— Mina.—  Fue lo primero que pronuncio. LLamando así la atención de las dos mujeres en la habitación. 

—Tzuyu, me alegra que estés mejor.— Dijo la chica desconocida. Le resultaba familiar, pero no podía recordarla.

—¿Es de mañana?— Preguntó, pues los rayos del sol se podían ver detrás de la cortina. Mina la miró nuevamente y asintió con la cabeza. Se acercó a ella para tomar su mano con delicadeza. 

—Si, tu amiga vino a verte. Pronto te traerán el desayuno, espera por ello.— Soltó la mano de la joven y salió de la habitación. Dejando a Tzuyu a merced de la joven que esperaba por ella. Por supuesto que Tzuyu sabía quien era esa joven pálida. Su mejor amiga de la infacia estaba frente a ella; Elkie.

—Tzuyu... ¿cómo has estado?, me enteré de lo que ha sucedido. Y quise venir a verte, estuve contigo el día del accidente, lo lamento en verdad.— Elkie se acercó a Tzuyu  para abrazarla. 

—Lo sé, fuiste lo primero que vi cuando abri los ojos ese día, eres mi ángel, de no ser por ti hubiera muerto en ese oscuro lugar.—  Tzuyu se sentía protegida a su lado, se sentía cómoda y segura. Sin saber nada, confiando plenamente en la joven de origen chino.

—No hables de eso Tzuyu, tranquila que no soy nadie, solo hice lo que hice para que estuvieras bien.—  Las dos jóvenes estaban abrazadas cómodamente.  Hasta que Elkie fue jalada por alguien más. Los ojos de Tzuyu se centraron en Sana, la joven que veía a Elkie con furia.

— ¡Te advertí que te alejes de ella, estúpida!—  Tzuyu veía como Elkie era acorralada por Sana, con molestia miró a la japonesa que no le miraba, solo estaba concentrada gritándole a la amiga de la modelo.

— ¡Sana!, ¡¿qué te pasa?!, la lastimas. ¡Suelta a mi amiga!—  Sana miró a Tzuyu con los ojos bien abiertos y soltó a la joven, que vaya que parecía la víctima. 

— Tzuyu, no defiendas a esta perr...—  No pudo continuar porque Tzuyu estaba frente a ella, sin siquiera esperarlo la mano de la joven alta se estrelló en la mejilla derecha de la japonesa. —Te dije que no te metas con ella, Sana. Estás loca, Elkie me dijo que eras una celopata, pero no pensé que estuvieras tan mal.— Sana nunca se esperó que Elkie le llenara el cerebro a Tzuyu con ideas falsas, empezando porque Elkie era el verdadero monstruo.

— Tzuyu... se que no confías en mi, pero no le creas a ella. Fue la última que estuvo contigo, junto al escenario. Estoy segura de que ella lo planeó. Por favor... créeme.— Sana sostenía a Tzuyu de las muñecas, pues esta no tenía la fuerza suficiente para mantenerse de pie. La japonesa la amaba, y quería lo mejor para ella, aunque no fuese con ella. Pero no quería que Elkie le fuera a hacer algún otro daño.

Sana estaba al borde del llanto. Algunas lágrimas de dolor se escapaban de sus ojitos al ver  como Tzuyu no podía caminar muy bien, y ver la sonrisa de Elkie en su rostro cínico le causaba tanta frustración. Pero Tzuyu ya tenía una mala impresión sobre ella. La nueva Sana que conocía no le gustaba ni un poco. 

— Váyanse las dos. Tengo que pensar las cosas.—  Dijo cuando por fin pudo estar en su cama.

Horas más tarde Tzuyu estaba leyendo uno de los libros que le había dejado su tía Harin. Se encontraba tranquila. Hasta que la puerta de su habitación fue abierta, era su doctora. Pensaba que Mina le seguiría atendiendo, pero no fue así.

Tzuyu se sintió un poco triste, pues no se imaginaba a Mina en una relación, ella la quería y quería que ambas estuvieran juntas. 

Después de esa revisión Tzuyu se sentía cansada, pues había tenido terapias en sus piernas. No se sentía con energía y de a poco se fue quedando dormida.

— Te veré mañana Tzuyu, descansa.— Sintió un beso en su frente y esa vocecita susurrando en su oído la hicieron muy feliz. Una sonrisa se formó en su rostro y se durmió luego de escuchar su puerta cerrarse.

Losing to You (MITZU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora