《𝑱𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒔𝒖𝒄𝒊𝒐》 [Hawks x Perla(Oc) x Dabi] FINALIZADA

𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 11

꧁___ ✞ ___꧂

Palabras: 6470

°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

Arrojó sus prendas al primer contenedor que divisó.

Los pantalones que Dabi le prestó eran demasiado anchos para ella, jamás había vestido con tales ropas, digamos que Perla había sido siempre una persona elegante, eso de la ropa ancha y rota no iba mucho con ella, se sentía diferente y fuera de lugar, aunque...lo que llevaba encima era el último y el mínimo de sus problemas, pues en su mente había una vocecilla que no dejaba de comeré el cerebro con la culpa.

Caminaba apresuradamente por las calles abrazandose a sí misma a causa del frío, la ropa era demasiado ancha de modo que el aire gélido se colaba con mayor facilidad por los orificios de la prenda dando de lleno contra su piel.
No quería regresar a su casa y sumirse en la soledad de su piso carente de vida, con una vecina un tanto extraña que se levantaba a altas horas de la madrugada para aspirar el suelo, su mente daba muchas vueltas, lo único que quería era dejar de respirar y sumirse en los brazos de la muerte donde se desquitaría de todo tipo de problemas y se largaría de esa realidad para trasladarse al vacío tan ansiado.

Los recuerdos de la sangre y los gritos de su padre envenenaban su alma y su conciencia. Sentía remordimiento y a la vez satisfacción porque le había arrebatado la vida al hombre que una vez la hizo sumirse en la más profunda de las miserias.
Estaba tan ensimismada en sus pensamientos que ni siquiera era consciente de lo rápido que caminaba y esquivaba a la gente, como si estuviera tratando de huir de todo. Pero por muy rápido que caminase ella sabía que no podía deshacerse de sus pensamientos que permanecían como parásitos en su cerebro acompañándola a donde quiera que fuera.

-¿Perla?- La nombrada frenó en seco.

Reconocería aquella voz suave y femenina en cualquier parte.
Volteó su cuerpo rápidamente para cerciorarse de que Sarah estaba ahí realmente y no era producto de un principio de locura.
Allí estaba la muchacha, tan delgadita y menuda como de costumbre, sus ojos morados la escrutaban con sorpresa y curiosidad, recorriendola de arriba a abajo, quizás extrañada de ver a Perla vestida con algo que no fuese un vestido.

Pero a Perla no le preocupó lo que pudiera estar pensando ella sobre eso, sus impulsos la llevaron a encontrarse con el cuerpo de Sarah, quien se sobresaltó ante el inesperado abrazo dejando caer al suelo una bolsa llena de ropa que quizás se habría comprado con el dinero ganado por sus bailes.
Perla ocultó su rostro en el pecho de la muchacha liberando lastimeramente el llanto que había estado reteniendo durante su caminata sin rumbo fijo.
Era difícil ver a Perla derrumbarse de esa manera, no solía ser una mujer que exteriorizase sus sentimientos, tenía que estar realmente mal para llegar al punto de liberarlos ante alguien, incluso Sarah siendo una de sus amigas más cercanas era la segunda vez que presenciaba aquello.
Perla sentía como el cuerpo de Sarah se relajaba poco a poco y sus brazos la envolvían con fuerza, como si temiera que se le escurriese y desapareciese de nuevo.
Sarah tardaba en asimilar que realmente su amiga estaba ahí de nuevo, con ella, sus lágrimas tardaron poco en aflorar de sus orbes morados que estaban cristalizados desde hace rato.