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La siguiente expedición recuerdo haber pensado lo que había dicho con Levi. Nosotros éramos como los roedores, y los titanes las águilas o halcones que nos comían. Pero ahí entraba mi duda.
¿Por qué peleábamos contra la naturaleza? Éramos presa de titanes, ellos son nuestro depredador. Aunque nunca se había encontrado eses de titanes ni nada por el estilo, lo que me llevaba a varias preguntas. ¿Que pasaba con todos aquellos comidos?
—Hange, ¿Sabes qué pasa con los humanos que son ingeridos por titanes?— pregunté mientras alimentábamos a los caballos. —Varias veces me he preguntado eso...— comenzó. —Lo más probable es que los titanes no tengan sistema digestivo, nunca se han encontrado eses— siguió. —Lo que sí se ha encontrado, es vomito, el cual son personas que comieron previamente— Hange explicó.
Ganas de vomitar me llegaron al tan solo imaginar aquello. Esa respuesta me llevó a mi siguiente pregunta. —Si nos vomitan, ¿Entonces crees que nos necesiten para sobrevivir?— le pregunté. —Hmm... si me he preguntado lo mismo, lo más probable es que si, una vez ingeridos, los nutrientes han de llegar al titán de alguna forma— Hange contestó.
Esa misma noche Hange me volvió a arrastrar hasta Erwin Smith. —Rose tiene preguntas bastante interesantes sobre los titanes— Hange comenzó. Erwin suspiro, sabía lo que venía. Le explicó todo lo que habíamos hablado esa tarde. Erwin pareció interesado en esas preguntas, pero su respuesta fue la de siempre.
—No Hange, no podemos capturar a un titan, mi respuesta sigue siendo la misma— Erwin dijo agitando la cabeza levemente de un lado a otro. Hange suspiró derrotada y yo le di unas pequeñas palmaditas en la espalda.
—Todas las respuestas que podríamos conseguir— Suspiró mientras entrábamos al comedor. —Tenemos que probar que en serio vale la pena capturar uno— comencé. —Parece que las preguntas no son suficientes— razoné mientras me sentaba en mi lugar usual alado de Levi, mientras Hange se sentaba enfrente de mi.
—Levi, ¿nos ayudas a atrapar un titán?— preguntó Hange. —No— esté respondió seco. —Tus habilidades nos ayudarían mucho— Hange rogó. —No, pondríamos en peligro a muchos— respondió con su usual tono monótono. Hange volvió a suspirar y dejó el tema ir.
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