οκτώ

1.1K 151 207
                                    

❈

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

AUNQUE NADIE FUERA CONSCIENTE, en Roswald había más magia de la que hacíamos creer al resto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

AUNQUE NADIE FUERA CONSCIENTE, en Roswald había más magia de la que hacíamos creer al resto.

     Estaba prohibida, por supuesto, pero había excepciones como las espadas de las Guardianas —forjadas hace cientos de generaciones y hechizadas por los magos más poderosos del reino. Otro buen ejemplo era el deseo que tenía cualquier Guardiana. Fuera lo que fuere, una Guardiana podía pedir cualquier clase de deseo, ya que la magia ancestral se encargaría de cumplirlo.

     Una vida de servicio a cambio de un deseo. Durante siglos, los eruditos no han dejado de discutir sobre si es un precio justo o no. Los que afirman que sí, rebaten sobre todas las riquezas, tierras y lujos que podríamos adquirir con sólo unas palabras. Los que están en contra, en cambio, siempre tienen en cuenta el deseo Prohibido. «El único que realmente importa», dirían muchos.

     Tú pensaste lo mismo, kabiba.

     Continuamos en la isla. Algunos hombres de la tripulación lograron encontrar más alimentos y por el momento parecen dar abasto para todos. Sin embargo, nadie ha tenido alguna brillante idea para ver qué hacemos con Eustace en forma de dragón. Pero estábamos bien, dentro de lo que cabía. El tiempo no estaba de nuestra parte, pero todos necesitábamos este pequeño descanso.

     Volví a centrarme cuando el metal de la espada de June y mía se encontraron. No podíamos dejar de estar en forma y hacer duelos amistosos entre nosotras pareció levantar el ánimo de la tripulación, que miraban entretenidos el espectáculo.

     En dos movimientos más, mi espada acabó en manos de June y ella me apuntaba el cuello con ambas. Levanté los dos brazos en señal de rendición. June enterró mi espada en la arena y luejo se dejó caer en el suelo.

     —Pierde la gracia si no estás concentrada.

     —No me digas. —June se rió desde el suelo—. ¿Revancha?

     —No, creo que ya es suficiente por hoy.

     Justo en eso, la espada de Saphira voló por los aires. Pero cuando parecía que Aeryn la había ganado, Saphira enrolló sus piernas en las de Aeryn, hizo una acrobacia muy ceremoniosa y acabó de pie apuntando a Aeryn con la espada que le había arrebatado.

CROWN ➳ Caspian XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora