Sungchan salió luego de unos minutos, corriendo hacia él desde la puerta trasera.
- Creí que te habías ido – confesó sin aliento.
- ¿Por qué lo haría? –
- Eres demasiado bonito para mí. Temo que te alejes –
El peli rosa mordió su lengua.
- ¿Dónde desayunaremos? – preguntó, cambiando el tema.
- Ven conmigo – invitó tomando su mano – va a encantarte el lugar –
- Si no te molesta – aclaró su garganta – preferiría pedirlo para llevar –
- Entiendo – asintió – te da vergüenza que te vean conmigo –
- Por motivos diferentes a los que te imaginas –
- Claro – se encogió de hombros – no importa nada mientras me ames como yo te amo –
El mayor jadeó indignado.
- ¿Cómo puedes jurarme amor cuando es obvio que ni siquiera te amas a ti mismo? ¿Siquiera sabes cómo me llamo? –
- No – admitió - ¿cómo te llamas? –
El otro entronó los ojos.
- Na Jaemin –
- Jung Sungchan – sonrió – tienes un nombre bonito –
- ¿Más bonito que "Lee Jeno"? –
- Mucho mejor – aseguró.
Caminaron el par de calles conversando sobre la noche de ambos, claramente el peli rosa mintió sobre la suya.
El menor se detuvo y abrió para él la puerta de un pequeño local.
– Llegamos –
El dios entró examinando el lugar con cuidado y, la verdad sea dicha, era bastante lujoso.
Se dirigió a la caja, ignorando a la chica que lo estaba recibiendo y leyó el menú con cuidado.
- Quiero un muffin de moras y un chocolate caliente – ordenó, llamando la atención del cajero.
El chico lo miró embelesado
Jaemin le sonrió coqueto, pues era muy, muy guapo.
De pronto alguien carraspeó a su lado.
- Yo pagaré su cuenta – espetó Sungchan al empleado, quien asintió torpemente y se alejó del mostrador.
- ¿Qué haces? –
- Ese chico descarado debe saber que vienes con alguien –
El peli rosa asintió, molesto. Sabía que no había caso en discutir con alguien hechizado.
- ¿No vas a comer nada? –
- Estoy bien – negó.
Luego, se quedaron en un tenso silencio por un par de minutos.
- No quiero que te molestes – dijo Sungchan, llamando su atención – lo siento mucho –
- Está bien –
- No lo está – rodeó su cintura con ambos brazos - ¿puedes perdonarme por ser un chico celoso? –
Jaemin giró su rostro para ocultar su bochorno antes de mirarlo nuevamente.
- Sí – rodó los ojos – sólo porque pagarás mi comida –
- Genial – besó su mejilla.
- ¿Estás seguro de que no vas a pedir nada? –
- Estoy seguro –
- La orden está lista – anunció el joven.
Sungchan se acercó a la caja y tomó su billetera para pagar.
Al mayor le dolió el estómago al notar que el chico estaba gastando sus únicas monedas para pagar la comida de alguien que ni siquiera lo necesitaba.
Suspiró pesado.
Tenía mucho que aprender.
- Y ¿dónde está tu chico? –
- Dormido – observó al moreno que descansaba plácidamente en su cama sin soltar su mano – recién terminó de trabajar –
- Que suerte, yo tuve que fingir que estaba enfermo para poder enviar a este idiota a la farmacia y que me dejara solo por un segundo –
Jeno hizo una mueca.
- Tal vez deberías hablar con él –
- ¿Con qué fin? Él no va a entender que está bajo los efectos de la flecha –
- No, hablo de conversar con él – explicó – tal vez no es tan malo –
- Paso. De todos modos el efecto se acabará y, antes de que nos demos cuenta, nos estarán odiando –
- ¿A qué te refieres? –
- Bueno, son humanos, Apolo. A la larga no podrán seguir soportando la indiferencia y los malos tratos –
- Creí que era amor incondicional –
- Yo no fuerzo a nadie ¿sí? Sólo hago la primera parte, la del enamoramiento. Eventualmente, durante el lapso de un mes, ellos comienzan a notar que tenemos defectos, que no somos perfectos como pensaban, y entonces... -
- Ya no están enamorados –
- Algunas veces lo están, son los finales felices. Algunas veces no –
- Ya veo – se apoyó en la silla con cuidado de no despertar al otro – bien, dile eso a Jaemin. Te llamaré luego –
- Claro, adiós – dijo colgando la llamada.
No debía ser tan complicado, pero no quería cuidar de un humano por un mes completo.
Quería ir esa misma noche donde Hades para convencerlo de ayudarlos, por más que le pesara exponer a su mejor amigo a tener que soportar ver a su ex con uno de sus muchos amantes.
Pero el riesgo valía la pena.
Comenzaba a entusiasmarse por la idea de acabar con su carga, cuando el chico comenzó a removerse y a abrir los ojos.
Lo miró confundido por un momento, y luego sonrió.
- Te quedaste –
- Dije que iba a cuidarte, niño – alejó su mano – tengo que hacerlo –
- Por eso te amo –
- Corta eso, por favor – se levantó de la silla – arréglate, te llevaré a comer algo –
- ¿Cómo a una cita? –
- No –
- No importa – se levantó emocionado – de todos modos haré mi mejor esfuerzo para verme lindo para ti –
Se acercó al mayor y besó su mejilla.
- Tienes diez minutos – dijo alejando su rostro de los labios del moreno.
- Estaré listo antes de eso – prometió corriendo hacia su baño.
Jeno negó, incrédulo de que alguien pudiese soportar tanto desprecio con la firme creencia de que se trataba de amor.
Los humanos eran tan... humanos.
Invocó mentalmente a Zeus, rogando por que su castigo se acabara pronto, y se sentó a esperar al chico que cantaba animadamente desde el pequeño cubículo.
Un mes.
ESTÁS LEYENDO
The month
FanfictionEl amor de las flechas de Cupido (Eros, en los peores casos) duraba solamente un mes en el tiempo humano. Si te quieres deshacer de una persona, eso está perfecto. El problema es cuando no quieres hacerlo. A causa de la gracia accidental de Sichen...