"Nadie es perfecto"
Eso habían dicho.
"Nadie es perfecto"
Pese a lo enorme que era el asunto, ambos humanos lo habían tomado increíblemente bien.
Ya había pasado una semana desde el traumático evento, semana en la que Xiaojun pasaba constantemente a visitarlos para comprobar su estado de salud, y en que comenzaban a sentir cierto desagrado ante el querubín que algunas veces acompañaba a sus amigos.
El efecto estaba pasando.
Jeno lo supo cuando, durante una mañana, llegó a casa de Donghyuck con la misma ropa del día anterior, esperando encontrar al menor dormido.
Él no lo hacía.
Lo miró molesto cuando entró por la puerta del departamento.
- Hola – saludó caminando hacia la cocina.
- ¿Qué haces? –
- ¿No preparaste nada para la señora Jung? –
El moreno lo miró en silencio y negó.
- Ella se fue esta mañana con sus hijos – suspiró – supongo que es bueno que los chicos encontraran un mejor trabajo. Les está yendo mucho mejor –
El dios asintió de acuerdo.
- Supongo –
Donghyuck lo miró fijamente.
- ¿Qué? – preguntó a la defensiva.
- ¿Dónde estabas? –
- Trabajando – abrió el refrigerador.
- ¿Toda la noche? –
- Toda la noche – repitió, sacando el cartón de leche - ¿por qué te importa? –
- No lo hace – se encogió de hombros.
- Entonces no lo menciones –
El moreno dejó caer su taza sobre la mesa, derramando un poco del líquido.
- Mira, sé que no tienes ninguna responsabilidad conmigo ¿bien? Lo que no entiendo es por qué piensas que puedes llegar a mi casa, tan descaradamente como lo haces, y pensar que tengo que simplemente dejarlo pasar como si nada –
- Estaba trabajando –
- Tienes un mordisco en el cuello – señaló, poniéndose de pie.
Jeno quedó en silencio.
- No me acosté con ella – dijo luego de un rato.
- No me importa – murmuró el mortal, caminando a su habitación.
- Sólo nos divertíamos – aclaró, siguiendo sus pasos – Donghyuck –
- Vete a casa, Apolo – pidió, deteniéndose en el marco de la puerta, girándose hacia él – déjame descansar en mi día libre –
El azabache suspiró cansado y lo atrajo en un abrazo.
- No llores – pidió con voz suave.
- ¿Cómo puedes pedirme eso? – sorbió su nariz – sé que no me amas, pero yo te amo a ti, y lo haré hasta quién sabe cuándo ¿realmente es tan difícil para ti dejar tus manos quietas hasta entonces? –
El mayor se separó y lo tomó por la barbilla.
- No fue mi intención lastimarte, lo siento –
- Ya está bien – negó – no es como que vaya a dejarte, no puedo hacerlo – rió amargamente.
El dios se tensó.
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The month
FanfictionEl amor de las flechas de Cupido (Eros, en los peores casos) duraba solamente un mes en el tiempo humano. Si te quieres deshacer de una persona, eso está perfecto. El problema es cuando no quieres hacerlo. A causa de la gracia accidental de Sichen...