La fiesta, como se había prometido, era lujosa y escandalosa.
El lugar era llamativo pese a estar en la zona de los bares, pues tenía grandes luces anunciando la exclusiva inauguración.
La terna, impecables como solían, esperaban por Jungwoo fuera del bar, pues él era quien los haría entrar.
Llegó luego de un rato, luciendo tan maravillosamente que fue capaz de atraer montones de miradas hacia él, hasta que su territorial pareja lo abrazó por la cintura.
- Chicos – canturreó llegando hacia ellos – siento hacerlos esperar –
- No es problema – respondió Sicheng, extendiendo una mano a su acompañante – Eros, un gusto –
- John – se presentó.
- Soy Apolo, o Jeno, no importa – dijo esta vez Jeno, haciendo lo mismo.
- Yo... -
- Wow – interrumpió el alto, mirándolo impresionado.
- Es Afrodita – habló Jungwoo, rodando los ojos – no te dejes llevar por su belleza, vienes conmigo –
- Lo siento – se disculpó el mortal, bajando la mirada – no quise... -
- No es tu culpa – rió el otro, besando su mejilla – es el efecto que tiene. Es de lo más normal –
- ¿Vamos adentro? – pidió Sicheng, llamando su atención – hay barra libre –
Jungwoo se había perdido en la pista de baile desde que llegaron, siendo que no podía beber mucho frente a su acompañante.
Los tres restantes compartían mesa en un área privada, meciéndose al ritmo de la música.
- Nana – llamó Jeno, codeando su brazo – ese tipo te está viendo –
- Todos lo hacen – comentó desinteresadamente.
El azabache miró a su alrededor, notando el hambre en los ojos de todas las personas que miraban a su amigo.
- Cerdos – murmuró.
- No importa – dijo poniéndose de pie – es mi don – bromeó.
- ¿A dónde vas? –
- ¿A dónde crees? A menearle el trasero a alguien –
- Oh. Bien, diviértete –
- Los veré en un rato –
Bebió de un trago su bebida y se dirigió escaleras abajo.
Jeno deseó que su amigo no cometiera alguna estupidez por tener el corazón roto, pero sabía que él estaría bien sin importar nada.
Escuchar lo que el idiota mortal le había hecho solamente le hacía pensar cómo él había hecho sentir a Donghyuck y se lamentó internamente.
Lo había escuchado rezar hacía un par de días, sabía que el moreno estaba bien.
Había conseguido un mejor trabajo, menos demandante y con mejor paga.
Había hablado con la señora Jung, quien le llamó para hablarle de su nueva vida, y le prometió que le enviaría paquetes de comida seguido. Ella ya no estaba deprimida.
Y mierda, había conocido a alguien.
Comenzó a hiperventilar, sintiendo como su cuerpo se acaloraba y su estómago se cerraba.
- ¿Crees que lo jodimos? – preguntó cabizbajo.
- ¿De qué hablas? –
- Con los humanos – tragó duro – tal vez no debimos tratarlos como lo hicimos. Yo realmente no pensé que a Donghyuck le importara –
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The month
ФанфикEl amor de las flechas de Cupido (Eros, en los peores casos) duraba solamente un mes en el tiempo humano. Si te quieres deshacer de una persona, eso está perfecto. El problema es cuando no quieres hacerlo. A causa de la gracia accidental de Sichen...