Capítulo 06

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Tal vez el chico era divertido.

Después de llevarlo a comer a un bonito restaurante, el muchacho lo convenció de ir de paseo al lago artificial que estaba en el parque del centro.

Hizo que el mayor le comparara algunas golosinas y compartiera un helado con él.

Honestamente, le parecía un humano sumamente agradable.

Normalmente no le hubiera dado siquiera una segunda mirada pero, dadas las circunstancias, le pareció que los chistes del joven sí eran graciosos y que no era tan pesado pasar tiempo junto a él, siempre y cuando dejaran de lado el asunto del amor.

- Me divertí mucho contigo – dijo cuando regresaron a su apartamento – eres un encanto –

- Literalmente, sí – respondió seco.

- Eres muy gracioso, Jeno –

Estaba empezando a acostumbrarse al nombre.

- Como digas – se sentó en el sucio sofá y miró a su alrededor.

- Voy a cocinar un poco de estofado, ¿quieres algo? –

- Acabamos de comer –

- Lo sé – lo miró desde la cocina - ¿entonces? –

- Estoy bien – negó - ¿vives solo aquí? –

- ¿Te parece que cabe alguien más? – interrogó divertido.

- Tal vez no –

- Podría, si quisiera compartir los gastos, pero en realidad es cómodo cuando te adaptas –

- ¿Y tú te adaptaste? –

- Es sencillo cuando no tienes otra opción – asintió, aún concentrado en su tarea - ¿tú vives solo? –

- En las colinas –

- Estás jugando – retó, mirándolo por un segundo – eres impresionante, amor –

- Sólo dime Jeno – pidió con una mueca.

- Jeno – sonrió - ¿a qué te dedicas? –

- Bolsa de valores – mintió.

- ¿Eres economista o algo así? –

- Algo así –

- Vaya – tomó la cuchara y probó el contenido – debe ser divertido – comentó añadiendo sal.

- Supongo –

Donghyuck rió quedito.

- No hablas mucho ¿verdad? –

- Sólo quiero acabar con esto –

- A veces no te entiendo – se encogió de hombros - ¿me puedes hacer un favor? –

- Creo que ya hice demasiado –

- Jeno – canturreó.

- ¿Qué quieres? –

- ¿Puedes probar esto y decirme si está bueno? –

El azabache se levantó de mala gana, caminó el par de pasos restantes hacia él y le arrebató la cuchara.

- Déjame ver – olió superficialmente la mezcla y la probó – sí – la mejor comida humana que había probado en su vida – está bueno –

- ¿Puedes por favor empacarla mientras me arreglo para ir a trabajar? – pidió con ojos brillantes.

- Como sea –

El moreno lo abrazó con fuerza y corrió hacia su diminuta habitación para comenzar a vestirse.

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