Capítulo 22

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El dios esperó paciente a que el otro subiera el auto.

- Hola – saludó entusiasmado.

- Hola – respondió apenas audible.

Donghyuck frunció el ceño.

- ¿Estás bien? –

- Sí – mintió.

- Jeno... -

- ¿Por qué te toca? – rió sin ganas - ¿siempre lo hace? –

- ¿De qué hablas? –

- Yukhei, ¿siempre te toca de esa forma? –

- ¿Me tocó? –

- Así – dijo acariciado superficialmente su rodilla – no sé hoy día, pero hace tiempo eso se condenaba –

El menor lo miró incrédulo, sin saber qué decir.

- Ya sé – suspiró – sé que no tengo ningún derecho, pero... -

No era que no lo pudiera asimilar, simplemente no quería.

No quería otra cosa que probar más de los dulces labios de Donghyuck.

El moreno se había abalanzado sobre él, acomodándose lentamente sobre su regazo, sintiendo como el otro rodeaba su cintura con fuerza.

- Hipócrita – susurró sobre sus labios.

- Nunca dije que tuviera moral – rió - ¿bebé? –

- Tengo condiciones – se apresuró a decir – no más engaños –

- Eso lleva tiempo siendo un hecho –

- Deja de ahuyentar a las personas que me rodean – hizo un puchero – me gustan mis amigos –

- Bien – apretó los labios - ¿algo más? –

- Creo que es todo – se encogió de hombros - ¿tú en serio me quieres? –

- Con todo mi corazón –

- No es cierto –

- Por favor – acarició su mejilla – no pongas esa cara –

- ¿Qué cara? –

- Esa – besó sus labios superficialmente – no me gusta verte triste. Yo no quiero seguir siendo responsable de tus lágrimas –

- ¿Cómo sé que dices la verdad? –

- No me siento capaz de mentirte, incluso si lo intento –

- Tengo miedo, Jeno –

- Yo también – admitió – por extraño que parezca, yo no puedo obligarte a que te quedes, y temo que me abandones –

- Pero tienes ventajas. Puedes alejar mis prospectos y eso – lloriqueó.

- ¿Crees que no lo hubiera hecho ya? – gruñó – nada me habría gustado más que aplastar al idiota que te pidió tantas copias de su llave solo por charlar contigo –

- ¿Tú lo viste? –

- Yo siempre te observo –

- Qué creepy

- Me hace sentir tranquilo verte existir. Tu sonrisa, tu voz, la forma en que tus ojos brillan para cada persona que se acerca a ti en ese hotel, y mierda, ese uniforme te hace ver tan... -

- ¿Sexy? –

- Bonito – sonrió – tú te ves tan malditamente bonito – dijo besándolo nuevamente.

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