Capítulo 16

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Sungchan bebía vaso tras vaso.

Aún se sentía lo suficientemente sobrio, aún dolía.

Pidió al barman que le sirviera otra ronda, lo que hizo que el hombre lo mirara preocupado, pero accedió.

- Conozco un corazón roto cuando lo veo – dijeron a su lado.

El menor giró a verle y rodó los ojos.

- Por supuesto que lo haces – bufó - ¿qué haces aquí? –

- Vine a reunir una pareja –

- ¿No te cansas de arruinar vidas? –

- No estoy arruinando – bramó – ambos habían estado orando porque el día llegara, sólo hice mi trabajo –

- ¿Ahora eres responsable? – bebió un sorbo del vaso que le entregaban.

- Ver los efectos de mis errores en primera persona da una nueva perspectiva – sonrió – cuido más de mis acciones –

- Ya veo – asintió - el japonés te mandó a la mierda y tú estabas enamorado –

- No diría enamorado. Más bien como... acostumbrado –

- Como digas –

El mayor rodó los ojos.

- ¿Y bien? –

- ¿Qué? –

- ¿Quién rompió tu corazón? – hizo una seña al barman para pedirle un trago – supe que veías a un chico, ¿no funcionó? –

- ¿Te importa? –

- Literalmente, soy el único que puede ayudarte –

- Escucha, Cupido... -

- Eros – corrigió el dios, con sus ojos brillando en un intenso color dorado.

- Eros – aclaró su garganta – ya hiciste suficiente con enamorarme de Jaemin –

- ¿Todavía no lo superas? – rió – se supone que ya pasó el efecto –

- ¿De qué hablas? – preguntó irritado.

Sicheng lo miró extrañado y bebió su trago.

- El efecto – repitió – sólo duraba tres semanas. Ya deberías estarlo olvidando para ahora –

El menor lo miró exaltado.

- ¿Qué mierda estás diciendo? –

- Más respeto... -

- ¿Entonces por qué sigo enamorado? –

- ¿Sigues enamorado? – negó divertido – entonces es cosa tuya. Yo no hice nada -

Sungchan cubrió su boca con ambas manos.

- ¿Estás bien? – preguntó el dios, frunciendo el ceño.

- Fui el hombre más imbécil con él porque pensé que estaba siendo manipulado –

- ¿Qué? –

- Lo traté como mierda porque creí que era una falsa ilusión y... -

- Idiota –

- Sicheng – se puso de pie – necesito buscarlo –

El dios negó y se paró junto a él, sacando su cartera para dejar una generosa cantidad sobre la barra.

- Te llevaré porque te lo debo, pero no me hago responsable de lo que veas ahí –

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