Sugerencia: Oír Even though i´m leaving y What do you do when it´s raining, ambas de Luke Combs
Esos últimos cuatro días habían sido de los más agitados para el cazador. Travis había estado tras un espectro que hacía de las suyas en un pueblo cercano, tardó un poco en ponerle fin a la vida del monstruo pero al menos había salió ileso de esa “cacería.”
Es chistoso.
Para otras personas ir de cacería significaba tomar un rifle de caza e ir tras unos pobres venados y con suerte llevar el cadáver de uno de ellos de regreso a sus cabañas a mitad del bosque. Disecar la cabeza y colgarla como un trofeo en la pared para presumir con sus amigos el “gran” botín del día. Sin embargo había personas como él quienes se tomaban la cacería a otro nivel y arriesgaban sus vidas cada maldito día, combatiendo cosas verdaderamente peligrosas de las que muchos idiotas saldrían huyendo.
Tal vez él debió haber sido uno de esos idiotas y alejarse cuando tuvo la oportunidad.
Le dio otro trago a su vaso con whisky, acabando de una vez con el contenido. Estaba a punto de continuar con su comida cuando su móvil comenzó a vibrar sobre la mesa. Pensando que quizás sería Adora, respondió sin ver siquiera el contacto.
- Dime – Un sollozo del otro lado lo hizo soltar el tenedor - ¿Bryan? – Preguntó alarmado. Se paró con su teléfono aun pegado en su oído derecho y se acercó hasta la única ventana del improvisado comedor. Inspeccionó un poco el exterior y cerró las cortinas para luego concentrarse en el llanto del niño - ¿Estás bien? ¿Y tu madre? -
- Papá… Yo -
- Está bien, ¿puedes ponerme a tu madre? – algunos movimientos se escucharon para que luego la voz de la mujer llamara su atención.
- Lo siento Travis, al parecer tuvo una pesadilla y quiso llamarte – Se excusó - lleva diciendo que siente ruidos extraños en su habitación desde hace unos días – Travis enmudeció – No Travis, no es un fantasma, ni un monstruo, tampoco un demonio o alguna entidad malévola. Lo comprobé todo justo como me enseñaste, no hay EFM, ni rastros de azufre, ni olores extraños o luces parpadeantes. Tal vez por una vez en la vida solo son ratas –
- Mañana a primera hora estaré ahí – Avisó.
- No tienes que hacerlo –
- Sí, tengo que hacerlo. Susan, mañana es su cumpleaños y hasta ahora nunca me he perdido uno. No pienso empezar por el de mañana – Sentenció tomando asiento en el desgastado sofá de la pequeña sala.
- Bien, la fiesta empezará a las tres de la tarde –
-¿Puedes ponerlo al teléfono? – La mujer llamó al niño con voz tranquila. Cuando Travis lo sintió al otro lado decidió hablar – Hey Bryan, todo estará bien ¿de acuerdo? Mañana estaré allí y podremos celebrar juntos tu cumpleaños –
- D-De acuerdo, lamento haberte llamado así de la nada papá – Su voz se oía decaída.
- Hey, está bien. Solo tenías miedo, es normal pero siempre debes saber hacerle frente a eso a lo que tanto le temes. Debes ser valiente por mamá y por ti – Bryan dio un sonido de aprobación.
- Papi, ¿puedes… cantarme antes de irme a dormir? – Pidió en voz baja.
- Por supuesto – lo siguiente que escuchó fueron pasos y el característico rechinar de la cama, lo que le indicaba que su hijo había vuelto entre sus mantas y estaba listo para oírlo cantar. Se aclaró la garganta y comenzó con voz leve pero algo ronca.
- “Daddy I´m afraid, ¿won´t you stay a little while? Keep me safe cause there´s monsters right outside” -
Por la respiración pausada de su hijo al otro lado de la línea supo que se encontraba un poco más calmado y había dejado de llorar.