08

682 102 130
                                    

Una vez las puertas de esa enorme galería de arte cerraban, el encargado de la limpieza comenzaba su trabajo. Desde hace tres noches una elegante exhibición de arte estaba siendo la atracción principal de tan famoso local. Varios coleccionistas y personas adineradas se reunían y gastaban grandes cantidades de dinero en esas pinturas tan exóticas.

El conserje realmente ya estaba un poco cansado. A pesar de ser personas de clase alta las que visitaban la galería, aun así siempre dejaban un desastre por todo el lugar, desastre el cual él debía limpiar. Tardó un par de horas en dejar todo reluciente, justo como a su jefa le gustaba. Echó un último vistazo a su labor y se dispuso a apagar las luces pero antes de siquiera llegar al interruptor, estas dejaron de funcionar por sí solas para luego prenderse nuevamente. El trabajador ni se inmutó, solo siguió su camino y comprobó que las instalaciones eléctricas no tuvieran ningún problema. La temperatura descendió drásticamente y su piel se erizó. El vaho de su aliento se hizo visible ante sus ojos y su cuerpo se estremeció lentamente. 

Un pequeño murmullo adolorido lo paralizó. Sin darle siquiera la orden a su cuerpo, este se giró lentamente y sus pies retrocedieron unos pasos. Al final del  pasillo, una silueta pequeña hizo acto de presencia por unos segundos antes de esfumarse. El conserje pestañeó varias veces y negó, obligando a su cuerpo a desentumecerse y avanzar hacia la puerta. Pasos ligeros se acercaron a él y nuevamente ese escalofrío recorrió su columna vertebral. Una diminuta mano sostuvo la suya, se sentía helada al tacto. Su respiración se entrecortó ante la voz infantil y tétrica a sus espaldas.

- ¿Juegas conmigo? – Temblando se dio la vuelta tan lentamente que solo tres escasos segundos, para él se sintieron como una eternidad. Sus palabras murieron en su garganta antes de siquiera ser pronunciadas. Ante él, estaba la figura de lo que aparentemente era un niño pequeño de, al parecer, no más de seis años, sonriendo de forma aterradora, sus ropas sucias y rasgadas, piel de un extraño color grisáceo y su rostro mostraba pequeños surcos de lágrimas ya secas.

- ¿D-De donde saliste? – Esa fue la única pregunta medianamente coherente que pudo soltar. El niño pestañeó y apretó su agarre sobre la mano que sostenía.

- Juega conmigo – Repitió.

- N-No deberías estar aquí. ¿Dónde están tus padres? -  Intentó soltarse pero el agarre era más fuerte de lo normal, más para un niño tan pequeño.

- ¿Mis padres? No tengo padres – Su sonrisa desapareció y junto con ella, su propia figura. Ahora sí, esa fue la señal para salir de esa galería de mierda, renunciaría en la mañana y jamás volvería a ese maldito lugar. Hizo el intento por correr hacia la puerta pero nuevamente fue detenido por ese niño tan espeluznante.

- Dije que jugaras conmigo – Su voz sonó distorsionada y aguda a la vez. El siguiente chillido que escapó de los pálidos y cuarteados labios de esa criatura con apariencia de infante, hizo que el hombre frente a él cerrara con fuerza los ojos. Cayó al suelo de rodillas mientras tapaba sus oídos que comenzaban a sangrar. Miró una de sus manos empapadas de su propia sangre y su cara mostró horror puro. Vio al niño mover sus labios pero no oyó nada, al parecer había perdido uno de sus sentidos por completo.

La figura delante de él inclinó la cabeza ligeramente hacia un costado con una sonrisa retorcida en sus labios y luego extendió su diminuta mano hasta la frente de su víctima. Al tocarla el cuerpo del hombre se prendió instantáneamente. Los gritos desesperados de aquel cuarentón mientras su cuerpo era consumido vivo por las llamas, eran desgarradores.

Rodó por el suelo sin dejar de soltar alaridos de desesperación antes de que estos se detuvieran y sus movimientos cesaran, con él en la muerte. La llama se extinguió una vez su labor fue concluida. El espíritu desapareció solo unos segundos después de comprobar que de aquel señor solo quedaba un cuerpo rostizado sin vida.

The Path I have chosen  ||Catradora Supernatural AU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora