diecisiete.

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Abrí y cerré mi boca alrededor de dos veces antes de soltar lo primero que se me vino a la mente.

- No.

- ¿No?

- No. - Respondí cruzada de brazos.

Me lo planteé cinco segundos en mi mente, ¿de verdad quería hablar con él? Y de cualquier forma la respuesta era un rotundo no. Cada vez que me hablaba era para decirme algo como "deja de ser cabra chica" o sobre algo que no hice, y si soy honesta, soy una cabra chica y no estoy ni ahí con aguantar que me vengan a reclamar cosas que no he hecho.

- ¿Qué esperas? No voy a cambiar de opinión. – Le señalé la puerta a ver si cachaba la indirecta: "te invito a irte".

- ¿Por favor? Es algo cortito, más que nada una pregunta.

- Rápido, pero no aquí. – Me levanté de mi puesto con el celular en mano y con la otra tomé su muñeca para salir de la sala, no sin antes ver quienes habían visto nuestra interacción, la Maca tenía cara de confundida y la Annely tenía cara de puras ganas de pegarme un wate.

- ¿A dónde vamos? Porque, si te soy honesto tampoco tengo muchas ganas que nos vean juntos. – Paro de caminar haciendo que dejara de tirar de su muñeca. Lo miré incrédula.

- ¿Me estai webiando, cierto? Tú fuiste el aweonao que quiso hablar conmigo después que te dije que no quería. ¡Dos veces! Así que cagaste, porque me preguntai la wea, aquí y ahora. A ver si dejo de ver tu cara por el resto del día, la vista no es muy linda. – Casi grito. ¿En qué momento pensé que este aweonao era un buen ap?

- Pero no te tomi todo tan a la defensiva, campanita, si son tallas no más. – Se rió mientras te alejaba un poco.

- ¿Campanita? Me llamo Lisseth, imbécil. Solo di la wea, va a tocar y no he comido mi colación. – También tenía que cambiarme la toallita pero esa información no era tan necesaria. Aparte era una de las razones, por la que hoy andaba tan chispita y sensible.

- Ya, colorienta. ¿Qué le dijiste al Joseto el otro día en la enfermería? No quiero que te metai con mis amigos, aparte no sé si cachai que...

Literalmente me fui, ¿qué wea le pasa? De verdad mi mente no procesa tanta estupidez. Antes de seguir avanzando me giré para encontrarme con su cara de confundido y le grité: No te debe importar ni una wea de lo que haga, aweonao, y cerré con una levanta del dedo de al medio para que el mensaje quedara claro. Mientras volvía a la sala le mandaba audios contándole a la Sofi que había pasado para que cuando despertara me dijera que pensaba y que haríamos al respecto, y sí, haríamos, porque somos una. También pasé al baño y tuve la grata sorpresa de encontrarme con la Annely.

- ¿Tan desesperada estás por su atención? ¿No superas que se coma conmigo? ¿Tanto te... - Antes que siguiera preguntando levanté mi mano en su cara en señal que se callara.

- Uno - comencé a enumerar con mis dedos -, él fue a la sala a buscarme, él. – remarqué para que le quedara claro. – Dos, no estoy ni ahí con él. Y tres – me acerqué sonriendo – yo no estaría tan segura que eres con la única que se come.

Mientras había tenido la pequeña pelea con la Annely había tocado el timbre así que iba rezando tres padres nuestros para que la profe de física no haya llegado. Aparte era la peor clase, me encantaba física, me cargaba que mezclaran los cursos, porque solo tenía al Seba que ahora se sentaba con el Joseto. Como siempre la suerte no estaba de mi lado, la profe ya había llegado, pero como alta perkin que soy de los profes a veces me dejó pasar igual.

- Como sabrán, son dos notas por semestre. Este semestre comenzaremos con un trabajo y después una prueba, y el próximo será al revés. Este trabajo será en pareja, – Muchos comenzaron a celebrar y a juntarse hasta que la profe volvió a hablar. – parejas que elegiré yo.

El cabezazo que me pegué contra la mesa va a dejar un cototo. Volví a rezar un padre nuestro y un ave maría para que me tocara con alguien que realmente trabajara y yo no tuviera que hacer toda la pega.

- Díaz con Casanueva – comenzó- ... Cárdenas – levanté mi cabeza-, con Zapata.

¿Quién chucha es Zapata? Parece que el compa tampoco sabía quién era yo, porque la profe tuvo que apuntar el puesto que estaba al lado mío para que supiera quien era.

- Wena. – Saludó.

Solo moví la cabeza para saludarlo, porque, que perso. Escuchamos las instrucciones y que debíamos hacer, después de eso nos dieron tiempo para elegir un tema y organizarnos.

- ¿Qué tema queri? – lo miré por primera vez desde que se sentó conmigo.

Dios griego, ¿dónde estuviste toda mi vida?

- Me da lo mismo, me gusta el tema tres igual, según yo va a ser fácil, porque es una maqueta igual, entonces representarlo no va a ser tan complicado.

- Tení razón, ya elijamos el tres, los materiales los vemos ahora o como.

- Dame tu insta y hablamos por ahí po. – sonrió.

Ah, un vio. Le sonreí y pedí su celular pa buscarme. Antes que tocara el timbre para el cambio de hora le dije: Pero me hablai sipu, por el bien del trabajo digo.

- Me teni que responder igual, por el trabajo y porque quiero que hablemos. – Se fue dejándome shockeada.

El Martín antes de entrar a la sala lo saludó y se sentó al lado mío. - ¿Lo conoces? – interrogué.

- Juega fútbol a veces. – respondió.

Estuvimos hablando toda la hora, a veces copiábamos a la pizarra, pero después nos aburríamos y seguíamos hablando. Era la última hora y después nos podíamos ir a la casa, yo me iba a llevar al Martín con o sin su permiso a la casa, teníamos pensado ir a ver a la Sofi pero solo un ratito, porque la weona enferma duerme veintitrés horas de veinticuatro.

- Apurate po conchetumare. – me apuró el Tin.

- Recién tocó impaciente.

Nos fuimos rajados a tomar micro, no tardamos más de quince minutos en llegar donde la Sofi, el Martín culiao tierno le compró un chocolate. Regaloneamos un rato entre los tres hasta que la Sofi nos echó porque no nos quería contagiar.

- Te amo wawa, cuídate mucho, en la noche hacemos videollamada sin el Martin por ser un pesao culiao. – Sentí un wate. – No me peguí aweonao. – Le devolví el wate.

- Martín no le peguí a la wawa, la dejai más tontita. – La miré feo. – Son bromas mi reina, sabe que es la más inteligente. En la noche hacemos videollamada y me contai más sobre lo que pasó con el aweonao del Lucas, cuando vuelva al colegio puro que le hago una zancadilla.

- ¿Qué pasó con el Lucas? – preguntó todo perdido el Martín. – De ahí te cuento. – Le respondí.

En el camino a mi casa le conté todo lo que había pasado y le dije que él nunca cachaba nada porque su vida se basaba en jugar a la pelota, pero que igual lo quería. Cuando íbamos llegando vi al que parecía ser al Nacho, pero no iba solo, iba con una pelirroja, para ser más exactos, con la Maca.

- ¡Liss!

Ignoré completamente su grito. – Oye imbécil te están hablando. – me dijo el Martín.

- Sí sé gil. – Lo miré mal, me giré para ver a la Maca más cerca y le sonreí incómoda, y parece que no era la única, porque el Nacho ni me miraba.

- ¿Tú eres la que vive por aquí o el Martín? – preguntó la Maca, cuando mencionó al Martín el Nacho recién se dignó a verme.

- ¿Y tú quien eri? – se dirigió al Martín.

- ¿Ese es el Nacho? – me susurró al oído, yo solo asentí.

- Yo vivo por aquí, pero vamos apurados, nos vemos mañana. – y con eso nos fuimos.

- ¿Los conocías? Son mis compañeros. – preguntó la Maca al Nacho. Él solo negó con la cabeza y le tomó la mano.


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¿yo? ¿actualizando? ¡regalo de navidad! 

¿Pa' qué me psicopateai'?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora