Dos palabras, un sentimiento.
Alarma culia. Odio.
Lo primero que hice fue revisar el celular, el brillo me cegó brigido, abrí y cerré los ojos un par de veces hasta acostumbrarme a la luz.
Dos llamadas perdidas a las cinco de la mañana.
¿¡qUiÉN CHUCHA LLAMA A ESA HORA!?
El número desconocido que ayer me habló, entera picá' devolví el llamado para que me mandara a buzón de voz.
– ¡Liss! ¿Vas a ir a clases o no? Para llamar a tu abuela y se quede contigo. – Apareció mi mamá en la puerta.
– No – di un bostezo –, ya me levanto.
Lo que sea por mi amor platónico.
Con cuea me levanté, corriendo fui al baño pa' hacer lo típico pues.
Una vez lista, fui a la cocina donde mi mamá estaba vuelta loca buscando mi lonchera.
– Lisseth, ¿dónde dejaste tú lonchera? todos los días lo mismo, siempre buscando a última hora, no tienes compasión con tú madre. ¿Crees que soy tú nana? ni eso, las nanas tampoco deben hacerse cargo de niñas irresponsables.
Inhala, exhala.
– Mami, tienes la lonchera en la mano. – Sonreí tomando mi pancito.
– Sigue comiendo, que hoy te voy a dejar yo y vamos tarde.
Asentí para comer a lo flash y atragantarme una cinco veces, pero no importa.
Una vez en el auto con mi mami, comenzamos a hablar de cosas triviales, pero llegamos a un punto donde me preguntó "¿por qué te va tan mal en matemáticas?".
– Chao, mami. Gracias por traerme. – Salí huyendo del auto.
Con toda la paja del mundo caminé a la sala, tiré mi mochila en mi puesto y me fui a la sala del b, allá eran mas tela.
– ¡Jaci! ¡Mi love! – Me tiré encima de ella.
– Ay, mi potito. – Se quejó.
– Te extrañé.
– Yo igual. – Me sonrió mientras me abrazaba.
Esta culia es lo más tierno del mundo.
Conversamos un rato, hasta que mi profe jefe llegó a mi sala y me tuve que despedir de mi pana. Cuando entré a mi sala saludé a mi maraca y a mi maraco.– Oe, ¿qué tenemos a primera hora? – Pregunté.
– Mate.
Lloré internamente, hasta que tocaron la puerta e hicieron pasar a mi ap y un compañero suyo.
– Wena, ¿quién tiene calculadora científica?
Oh, wachito rico. Me preñé.
mE MIRÓ.
Mood:
– La Liss tiene calculadora.
Sofía culia.
– Yo igual tengo. – Se metió en la conversación la Annely, con su voz de pito.
– Quién. – Dije
– ¿Ah?
– Quién te preguntó.
Y todos nos reímos, fuimos felices, hasta que comenzó a llorar.
Siempre es lo mismo con esa hueona.
La tocan y llora.Mi ap se estaba acercando.
aaaaaaah
aaaaaaah
te amo– Liss, ¿me prestai calculadora?
– No.
– ¿Por qué? – Hizo puchero.
– No hagai eso, parecí pato. – Hice una mueca de asco.
Rodó los ojos y sonrió.
Ah, una margarita.
Me preñé x2.– Anoche te llamé. – Se rascó la nuca.
– ¿Tu fuiste el hueon sin vida que me llamó a las cinco de la mañana? – Pregunté con ganas de matarlo.
– Sí, es que el Pancho me dio tú número y bueno...
Aw, estaba nervioso.
– Ya, no importa. No te presto calculadora porque tengo mate a primera hora, y me va como la pichula.
– Yo te podría ayudar, si quieres, claro. – Se ofreció.
Mientras yo colapsaba la Sofi estaba grabando todo, pediré el video para ponerlo en nuestro matrimonio.
– ¿La dura? ¿Podi hoy?
Pasado tenía prueba y lo único que sabía era que pasado mañana tenía prueba.
– Eh, sí. ¿En tú casa? – Sonrió.
Tocó el timbre y se tuvo que ir, así que no alcancé a contestarle, solo susurré un te amo.
:(Llegó el profe de mate, lo saludamos, pasamos materia, me dormí, me anotaron, seguí durmiendo.
Era hora de recreo y mi wachon, bueno, no mío, algún día, me esperaba afuera.
– Nos juntamos en el paradero para ir nos juntos, ¿ya? – Sonreí mientras se me caían los calzones.
Asintió para ir a jugar a la pelota.
– Liss, ¿podemos hablar? – Se me acercó el Martin.
– Sí, revisé tú historial, lo admito. – Levanté los hombros.
– Es que – hizo una pausa –, me gusta una mina – me miró fijo. ¿tengo un moco? – ¿ayúdame a conquistarla?
Por alguna extraña razón, algo se rompió en mi corazoncito.
•••
0 imaginación, sorry:(
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¿Pa' qué me psicopateai'?
Teen Fiction«Esta bien que me quieras, ¡pero deja de acosarme pendeja culia!» Donde la Lisseth esta enamorá' de un hueon pero este cree que lo acosa.