¿Pa' qué me psicopateai'?

cuatro.

¡Amado martes!
¡Te amo!
¡Sagrado!

Este día me tocaba almuerzo con mi amor imposible.

Aparte era el único día donde todas las tipas de mi curso almorzábamos juntos.

Pese a todo, amaba mi curso.

Iba entrando a la sala, y lo vi.

– ¡Pancho! ¿¡Estai violando a la Sofi!? ¡Se supone que erai fleto!

Ay, ¿lo grité?

– No es la Sofi, ahueoná.

– Tení razón, holi alme. – Saludé.

– Wena.

Me senté y puse mi mochila en la silla de al lado, deje reposar mi cabeza en mis brazos y no desperté hasta que sentí un cuerpo sobre mi.

– ¡MARACAAAAAAAA CULIAAAAAAAA!

– Sofía Espinoza, déjame dormir si no quieres que te parta la cara. – Gruñí.

– Te extrañé y así me tratas.– Se hizo la ofendida.

– Llorona.

– Por ti, beibe'.

Nos pusimos al día y esas cosas, a los minutos llegó Martin.
También se nos unieron los hermanos.

Las horas transcurrieron sin novedad alguna.
Y llegó la hora.

Almuerzo.

Chan-Chan-Chan.

Estábamos todas sentadas en una mesa que esta fuera del casino, así podía ver cuando salía el loco lindo.

– Yulissa, te reto a que le grites mijito rico a mi ap. – Sonreí.

– Ya po.

No se atreve, lalala.

Y lo vi, su perfecto cabello desacomoda..

– ¡MIJITO RICO!

Hueona reacciona.
Cacheta' mental.

– ¡Pero Lisseth! ¡¿Pa que gritai esas cosas?! – Comenzaron a gritar todas las niñas.

No mamen.

:v.

– ¿Qué? – Chillé. – ¡Yo no fui! – Me pare rápido lista para ir a la sala.

– Aquí te lo traigo. – Apareció el Joseto – su beffi –, con mi futuro esposo.

– Ajá, como yo lo conozco tanto. – Me hice la desentendida.

– Ya cómanse. – Rodó los ojos.

– ...

– ...

– ¡Ay conchetumare! ¡Mi cabeza! ¡Culiao! – Retó mi ap a su amigo.

Habían intentado que nos diéramos un beso, pero siempre la buena cuea estaba de mi lado.

Hola sarcasmo, nos volvemos a encontrar.

– Eh, b-bueno, ¿cómo esta el clima? – Reí nerviosa.

– ¿Me vei cara de pronosticador? Mira por la ventana.

Oe calmao'.

– Andai simpático conchetumare.

– Pa ti siempre.

1, 2, 3.

Le pegué un wate.

– Pegai fuerte pendex.