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— ¿por qué accediste a venir?
Hacía media hora que estábamos esperando a que el doctor de Jungkook se desocupara para su cita de hoy. La señora Ha Neul había ido al baño y nos pidió que nos quedáramos aquí a seguir esperando. Había estado notando las miradas de enojo del adverso, como queriendo reprocharme por haber aceptado venir con ellos, y yo no entendía el por qué.
— Perdona por querer venir a escuchar en persona qué mierda es lo que te dicen en ese consultorio —, respondí de mala gana, subiendo ambos brazos hasta mi pecho.
A Jungkook pareció enojarle mi respuesta, puesto que me dio la espalda y no contestó más.
No entendía por qué se ponía a la defensiva, él sabe que yo conozco toda la historia de arriba hacia abajo y que puedo fingir perfectamente. Aunque si su inquietud es porque piensa que diré algo fuera de lugar en frente de su tía, lo entendería.
He querido decirle a la señora Ha Neul un millón de veces lo que sucede con el niño, pero la verdad es que me lo he guardado porque él no me deja soltar la verdad. Odio que se ponga así, modo Jungkook misterioso.
— Jeon Jung Kook, el doctor Hwa ya puede recibirlo —, se escuchó decir a una enfermera justo detrás de nosotros, con una sonrisa de dientes perfectos.
Él se dio vuelta, poniéndose de pie, al mismo tiempo en que asentía en dirección a la chica. Me levanté de inmediato para seguirle el paso, pensando en si debía esperar a la señora Ha Neul o no.
Pero finalmente decidimos entrar sin ella, ya vendría después para presenciar la farsa.
— Buenos días, tomen asiento —, dijo el doctor, adoptando una expresión algo confusa al verme. — Veo que su prima lo ha traído en lugar de su tía.
No pude evitar esbozar una sonrisa, casi apunto de reírme. Jungkook volteó a verme con el ceño fruncido una vez que lo escuchó decir aquello, y yo simplemente me limité a susurrar un "te explico luego."
Después de un rato de solo decir cosas como "bueno, aún no logro ver avances." Y esto y lo otro, el doctor me pidió que abandonara la habitación porque debían iniciar con la sesión, a lo que yo me negué pero aún así tuve que salir.
Solté un bufido, sentándome nuevamente en la banca metálica del corredor, y mi vista automáticamente fue a parar en la persona sentada a mi lado, quien resultó ser la señora Ha Neul, que se veía con cara de pocos amigos.
— Han entrado sin mí —, la oí decir, con algo de molestia en su voz. — ¿qué te dijo el doctor?, ¿ya ha progresado algo?
