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—Estará bien, solo tiene un resfriado.
Abrí los ojos lentamente, apenas y podía ver algo. Todo seguía borroso y detallaba poco la habitación en la que me encontraba. Entonces escuché la voz de aquel hombre resonar por la habitación.
—Sunie, al fin despiertas —, sonrió suavemente. —¿Cómo te sientes?
Intenté sentarme; en lo que parecía, mi cama con cuidado. —Como si un tren me hubiera pasado por encima.
—No es tan malo —, soltó el pelinegro regalandome otra de sus hermosas sonrisas. —No hagas mucho esfuerzo, ¿quieres? Lo mejor será que tomes reposo por un par de días.
—¡Te dije que regresaras antes de que anocheciera! Mira lo que el frío de la noche te causó —no faltaban los regaños de mi madre.
Y ahí fue cuando recordé todo. Recordé que estaba caminando muy rápido, el frío se intensificaba, sentía mis manos congelarse y mis mejillas acalorarse. Mi nariz me picaba y de pronto no recuerdo nada más. La vista borrosa y... ¿Me desmayé?
Me desmayé.
—Hm, te desmayaste en plena acera de Seúl. El desmayo fue a causa de que tu cuerpo ya no lo pudo soportar y colapsaste —él y sus estúpidos términos de doctor. —Pero no es nada grave. Si tomas todo lo que te receté y guardas reposo; estarás como nueva.
Mierda, solo tuve que girarme hacia el espejo que se encontraba a mi lado para avergonzarme. Las malditas bolsas bajo mis ojos resaltaban, mi rostro se veía demacrado... más de lo habitual. Estar así frente a Jin no es nada placentero.
Oh, ahí está Jungkook.
No había notado su presencia. Está en un rincón de mi habitación con los brazos cruzados y la mirada pérdida en cualquier cosa.
—Que alivio es tener a un doctor como vecino, gracias por todo, Seokjin —ah, los alagos de mamá.
El hombre asintió al momento en que recogía los artefactos médicos y los metía en su bolso.
—Debo volver al consultorio ahora, pero pasaré mañana por la mañana para ver como sigues, Su —, hizo sus caracterizadas reverencias a lo que yo solo puse una mueca. Iba a salir, pero antes se giró hacia Jungkook, quien ahora lo miraba expectante. —Que fuerte eres, Sujan no es nada liviana.
Oh, ¿pero qué mierda...?
¿Jungkook fue quien me trajo? Me trajo... ¿a cuestas?
—Buenas noches —, y sin más, salió de la habitación.
Silencio.
Incómodo silencio reinaba por todo el lugar.
—Iré a preparar chocolate caliente para que ambos recuperen el calor —, avisó antes de salir y dejarnos a solas.
