Capítulo Veinticinco.
Harry no durmió en toda la noche, o al menos no durmió lo suficiente, después de todo ¿Qué persona podría dormir al darse cuenta de que le gustaba Draco Malfoy? Pero ¿era cierto que le gustaba?
Ahí va de nuevo, toda la noche, estuvo enredado entre sus cobijas, sin poder pegar un ojo, tenía preguntas, preguntas a las cuales no hallaba respuesta.
«¿Desde cuando? ¿En qué momento? ¿Era muy obvio?»
Hermione dijo que ella se había dado cuenta de la inevitable atracción que supuestamente sentía desde hace mucho tiempo.
Entonces ¿si ella se había dado cuenta? ¿Alguien más se había enterado?
Bueno... Ron también se había dado cuenta de lo que pasaba, y eso ya era mucho decir, era igual de distraído que él mismo.
Lo que significaba... ¿Qué Draco se había enterado de lo que sentía por él?
Sintió un espasmo deslizarse por su columna. Harry no podía estar menos preocupado por la atención que recibía, las miradas de sus compañeros de casa eran irrelevantes en ese momento, no le importaba si le prestaban más atención a él que a su respectivo desayuno.
«Me estoy volviendo loco» pensó. Frustrado apoyó su frente sobre la mesa del gran comedor y buscó entre sus brazos un refugio que le evitará pasar vergüenza.
Hermione y Ron, acostumbrados a las crisis que atravesaba su amigo, le dieron su espacio y siguieron desayunando.
Mientras que Harry se debatía entre dos preguntas: ¿le gustaba? ¿O sólo le agradaba? No, era imposible que sintiera algo así por Draco, ¿verdad?
De una cosa estaba seguro; se veía patético, se hundió más entre sus brazos y escondió su cabeza entre ellas.
«No puedes esconderte para siempre» se recordó a sí mismo. Decidió que si al menos ese tema le llegaría a atormentar, sería después del desayuno, nada le impediría desayunar, ni siquiera aquellos líos de adolescentes.
Supuso que su decisión por desayunar fue clara en su rostro. Hermione le ofreció unas tostadas que aceptó enseguida y Ron le pasó mermelada.
Y en lo que Harry decidía con que jugo acompañaría su desayuno, se detuvo apenas vio unas manzanas verdes no muy lejos de él, resaltando entre todas las demás frutas que reposaba en la extensa mesa, era imposible no verlas.
A Draco le gustan las manzanas verdes.
Harry se reprendió mentalmente, frustrado de no poder dejar de lado aquello, llegó a pensar que los elfos domésticos sabían que las manzanas verdes inevitablemente le recordarían a aquella persona, por eso las exhibían tan cerca de él.
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El Divorcio De Los Malfoy
FanfictionLucius y Narcissa, atraviesan el divorcio más dramático que el mundo mágico haya visto. Draco esperaba llevar aquella situación con mucha calma y madurez. No se imaginaba que las cosas se llegarían a complicar por la repentina aparición de una repor...